/ viernes 24 de enero de 2020

Colección privada | El Insabi que nació prematuro...

Antes que nada quiero saludar a mis alumnos de Colegio Vizcaya Guaymas, quienes en su ímpetu, transforman de la manera más noble, el motivo y la esperanza.

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Me molesta que un gobierno quiera acabar todo, para volver a empezar de cero. Normalmente en estos casos sólo están fingiendo interés. Creo en ciertas ideas generales del presidente López Obrador pero en esto del Insabi sólo traerá división y encono.

El tema es el Instituto de Salud para el Bienestar y los gobernadores que no aceptan sumarse a una política pública sin reglas claras de operación. Ellos plantean una propuesta que leyéndola parece más bien una protesta. No aceptan la centralización del servicio médico a través del Gobierno federal como era en el pasado. Con todo, me parece justo y positivo que los gobernadores inconformes platiquen con las autoridades competentes. Hay gravedad en el caso y deben de ponerse de acuerdo. Es razonable que gobernadores no quieran otorgar un cheque en blanco y se inconformen exigiendo alcances y repercusiones.

Todos sabemos que el Seguro Popular —con sus deficiencias— venía funcionando en toda la República y cubría un amplísimo número de padecimientos de muchos millones de mexicanos que no estaban asegurados. Ese Seguro Popular vino ampliándose y mejorando en un lapso de casi veinte años y hasta mereció reconocimientos internacionales.

En contraposición se viene hablando de salidas de dinero que no han sido justificadas y que son a cargo de gobiernos estatales que utilizaron el servicio médico para desviar recursos públicos. Todos queremos que estas prácticas criminales terminen y se logre fijar un precedente de aplicación de la ley y Estado de Derecho. Pero la 4T, no sancionó y no persiguió a responsables. Lo que sí hizo, es eliminar y crear de manera absolutamente improvisada un Instituto para la salud. Me parece que todo esto se empezará a tropezar y dará vida a nuevos grandes problemas donde no serán responsables ni médicos ni enfermeros.

En síntesis, hoy en este tema hay más dolor y angustia. Una decisión precipitada y caprichosa hace a los más pobres más vulnerables.

¿Qué quieren los gobernadores inconformes?

Un convenio de colaboración con la 4T. Buscan colaborar, pero no simplemente adherirse a lo que el Gobierno quiera. Un sistema de salud no sólo gratuito sino de buena calidad en donde ambas instancias sean copartícipes y por último, que se garanticen en recursos humanos y económicos para prestar ese servicio, sin olvidar que la 4T debe transparentar y ubicar los 40 mil mdp que pertenecían al Seguro Popular.

Queda la duda si los gobernadores y AMLO, hubiesen negociado antes o tuvieron que conocer primero si habría realmente una estrategia de gobierno, si había reglas claras de procedimiento o convocatoria del Gobierno para un proyecto terminado y responsable.

El Gobierno federal habla de sabotaje de empresas farmacéuticas que impiden que los medicamentos lleguen a los hospitales y centros de salud... pero no hay investigación ni señalamiento formal. El Estado de Derecho, debería de ser la principal lección. A los gobernadores y a mucha gente le preocupa la concentración de poder en un solo hombre. No quieren que se centralice el manejo de la salud, como eran el pasado.

Y es que el titular de este nuevo organismo no tiene experiencia previa en el Sector Salud, pues trabajó durante varios años en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El Insabi nació con múltiples defectos, sin reglas de operación, sin manuales, sin una planeación detallada de su implantación, sin una fase piloto de prueba y sin mayor presupuesto.

Digo que es positivo que los gobernadores inconformes con esta política pública platiquen con las autoridades competentes para lograr un consenso. ¿Por qué hacemos cosas que nos igualan a un pasado reciente represor? ¿Nostalgia por el absolutismo o sólo es un romanticismo que evoca a una monarquía moderna? Nos vemos la próxima. Hasta entonces.

Antes que nada quiero saludar a mis alumnos de Colegio Vizcaya Guaymas, quienes en su ímpetu, transforman de la manera más noble, el motivo y la esperanza.

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Me molesta que un gobierno quiera acabar todo, para volver a empezar de cero. Normalmente en estos casos sólo están fingiendo interés. Creo en ciertas ideas generales del presidente López Obrador pero en esto del Insabi sólo traerá división y encono.

El tema es el Instituto de Salud para el Bienestar y los gobernadores que no aceptan sumarse a una política pública sin reglas claras de operación. Ellos plantean una propuesta que leyéndola parece más bien una protesta. No aceptan la centralización del servicio médico a través del Gobierno federal como era en el pasado. Con todo, me parece justo y positivo que los gobernadores inconformes platiquen con las autoridades competentes. Hay gravedad en el caso y deben de ponerse de acuerdo. Es razonable que gobernadores no quieran otorgar un cheque en blanco y se inconformen exigiendo alcances y repercusiones.

Todos sabemos que el Seguro Popular —con sus deficiencias— venía funcionando en toda la República y cubría un amplísimo número de padecimientos de muchos millones de mexicanos que no estaban asegurados. Ese Seguro Popular vino ampliándose y mejorando en un lapso de casi veinte años y hasta mereció reconocimientos internacionales.

En contraposición se viene hablando de salidas de dinero que no han sido justificadas y que son a cargo de gobiernos estatales que utilizaron el servicio médico para desviar recursos públicos. Todos queremos que estas prácticas criminales terminen y se logre fijar un precedente de aplicación de la ley y Estado de Derecho. Pero la 4T, no sancionó y no persiguió a responsables. Lo que sí hizo, es eliminar y crear de manera absolutamente improvisada un Instituto para la salud. Me parece que todo esto se empezará a tropezar y dará vida a nuevos grandes problemas donde no serán responsables ni médicos ni enfermeros.

En síntesis, hoy en este tema hay más dolor y angustia. Una decisión precipitada y caprichosa hace a los más pobres más vulnerables.

¿Qué quieren los gobernadores inconformes?

Un convenio de colaboración con la 4T. Buscan colaborar, pero no simplemente adherirse a lo que el Gobierno quiera. Un sistema de salud no sólo gratuito sino de buena calidad en donde ambas instancias sean copartícipes y por último, que se garanticen en recursos humanos y económicos para prestar ese servicio, sin olvidar que la 4T debe transparentar y ubicar los 40 mil mdp que pertenecían al Seguro Popular.

Queda la duda si los gobernadores y AMLO, hubiesen negociado antes o tuvieron que conocer primero si habría realmente una estrategia de gobierno, si había reglas claras de procedimiento o convocatoria del Gobierno para un proyecto terminado y responsable.

El Gobierno federal habla de sabotaje de empresas farmacéuticas que impiden que los medicamentos lleguen a los hospitales y centros de salud... pero no hay investigación ni señalamiento formal. El Estado de Derecho, debería de ser la principal lección. A los gobernadores y a mucha gente le preocupa la concentración de poder en un solo hombre. No quieren que se centralice el manejo de la salud, como eran el pasado.

Y es que el titular de este nuevo organismo no tiene experiencia previa en el Sector Salud, pues trabajó durante varios años en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El Insabi nació con múltiples defectos, sin reglas de operación, sin manuales, sin una planeación detallada de su implantación, sin una fase piloto de prueba y sin mayor presupuesto.

Digo que es positivo que los gobernadores inconformes con esta política pública platiquen con las autoridades competentes para lograr un consenso. ¿Por qué hacemos cosas que nos igualan a un pasado reciente represor? ¿Nostalgia por el absolutismo o sólo es un romanticismo que evoca a una monarquía moderna? Nos vemos la próxima. Hasta entonces.

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