/ viernes 30 de octubre de 2020

Colección privada | ¿El rating de las campañas negras?

El clima electoral inicia su carrera a la cúspide y los votantes quieren ver espectáculo. Son los modernos juegos romanos donde la comunidad espontáneamente se ríe, festeja y alaba al triunfador, reconociéndole entrega y valor.

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La guerra sucia que todos condenan y todos practican, es el deporte en el cual cada participante intenta derrotar a su rival con llaves y proyecciones utilizando sólo el lado sensible del contrincante —el lado flaco, lo inexplorable, lo delicado, lo judiciable—. El objetivo de la “guerra sucia” consiste en ganar el combate haciendo caer al adversario al suelo y manteniendo ahí con sus escasos argumentos endebles pero mediáticos, tan pocos creíbles pero alucinantes.

Prestigio fijo sobre el pavimento y reputación en la lona, los objetivos primeros. El árbitro llevará la puntuación sin investigar —sólo pondrá multas absurdas y simbólicas— que incitarán el juego rudo y más diversión.

En ese momento está prohibido el uso activo de las acusaciones que destapen intereses generales, así como atacar padrinos y mentores, que podrán jugar de un lado y del otro —porque ellos nunca pierden y nunca se pelean, solo manipulan—.

La guerra sucia dentro de la pelea político-electoral tiene sus variantes; está el fuego amigo —eficaz por la información vertida, aunque éstas batallas pueden ser a muerte y destruir a todo un partido político—. otra forma muy usada es la “la cortina de humo”, elemento por tradición esencial dentro de la comunicación social del candidato, es la favorita para distraer con un asunto menor, algo verdaderamente esencial y decisivo.

Las denominadas luchas olímpicas ya están presentes en la arena política, irán por varios carriles y se mostrarán en distintas etapas que medirán la intensidad de la contienda. En la lucha electoral que ya empezó, veremos mucha noticia falsa —sobre todo en redes sociales, tan ágiles y tan torpes, hacen su daño en un solo twitter. Por lo pronto el público sabedor de que así se lleven y después no pasa nada porque todos son iguales, querrá jugar su parte de espectador exigente y responsable; pero aburrido y preocupado por los precios que suben todos los días en Soriana y Walmart finalmente se sumará al penoso espectáculo.

Luego entonces, las campañas negras o negativas son armas electorales que llegaron para quedarse. Son estrategias electorales que tienen por objeto atacar al o a los candidatos mejor posicionados en las encuestas para restarles simpatías y, por oposición, beneficiar a sus adversarios. No suelen ser firmadas por sus creadores, sino que son elaboradas por equipos especializados, distintos a los responsables de las campañas convencionales o de propuestas, y deben ser impactantes y mover emociones, al tiempo que difunden información negativa sobre el candidato en la mira.

Claro, los involucrados suelen deslindarse de este tipo de maniobras y las dejan en manos de un tercero. Me parece que este tipo de campañas suelen ser muy efectivas —pero demerita la Realpolitik— precisamente porque despierta el interés del electorado. El público no registra si son buenas o son malas. Y esto ya ocurre estimado lector, vea usted al puntero para el Gobierno del Estado de Sonora y se dará una idea del ABC de todo esto.


Gildardo busca pleitos…


El diputado local y coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Congreso del Estado de Sonora Gildardo Real, prendió las turbinas y encendió los motores de las redes sociales, tirando acusaciones cual papel picado de celebración.

Denunció Gildardo que el aspirante y puntero en todas las encuestas para ganar la elección a gobernador por Sonora Alfonso Durazo, le mandó un emisario para intimidarlo. Se ha filtrado que Gildardo respondió tarde al buen posicionamiento de Alfonzo Durazo y a la exposición de distintas casas encuestadoras serias, donde afirman que de ser hoy las elecciones el de Bavispe ganaría por 10 puntos.

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La estrategia de tirarle al puntero sólo reafirma la ventaja que se dice, tiene Durazo sobre sus contrincantes. Corresponderá al panista poner la denuncia correspondiente ante las autoridades competentes, de no hacerlo, se podría estar en la antesala de una difamación, esto es grave porque podría dañar la reputación, el carácter o la integridad de Alfonso Durazo, todo inmenso en un proceso electoral. Gildardo tiene que saber, que este tipo de declaraciones se les conoce como difamación en la modalidad de calumnia y tiene sus consecuencias en plazos y términos.

Nos vemos la próxima.

Hasta entonces.

El clima electoral inicia su carrera a la cúspide y los votantes quieren ver espectáculo. Son los modernos juegos romanos donde la comunidad espontáneamente se ríe, festeja y alaba al triunfador, reconociéndole entrega y valor.

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La guerra sucia que todos condenan y todos practican, es el deporte en el cual cada participante intenta derrotar a su rival con llaves y proyecciones utilizando sólo el lado sensible del contrincante —el lado flaco, lo inexplorable, lo delicado, lo judiciable—. El objetivo de la “guerra sucia” consiste en ganar el combate haciendo caer al adversario al suelo y manteniendo ahí con sus escasos argumentos endebles pero mediáticos, tan pocos creíbles pero alucinantes.

Prestigio fijo sobre el pavimento y reputación en la lona, los objetivos primeros. El árbitro llevará la puntuación sin investigar —sólo pondrá multas absurdas y simbólicas— que incitarán el juego rudo y más diversión.

En ese momento está prohibido el uso activo de las acusaciones que destapen intereses generales, así como atacar padrinos y mentores, que podrán jugar de un lado y del otro —porque ellos nunca pierden y nunca se pelean, solo manipulan—.

La guerra sucia dentro de la pelea político-electoral tiene sus variantes; está el fuego amigo —eficaz por la información vertida, aunque éstas batallas pueden ser a muerte y destruir a todo un partido político—. otra forma muy usada es la “la cortina de humo”, elemento por tradición esencial dentro de la comunicación social del candidato, es la favorita para distraer con un asunto menor, algo verdaderamente esencial y decisivo.

Las denominadas luchas olímpicas ya están presentes en la arena política, irán por varios carriles y se mostrarán en distintas etapas que medirán la intensidad de la contienda. En la lucha electoral que ya empezó, veremos mucha noticia falsa —sobre todo en redes sociales, tan ágiles y tan torpes, hacen su daño en un solo twitter. Por lo pronto el público sabedor de que así se lleven y después no pasa nada porque todos son iguales, querrá jugar su parte de espectador exigente y responsable; pero aburrido y preocupado por los precios que suben todos los días en Soriana y Walmart finalmente se sumará al penoso espectáculo.

Luego entonces, las campañas negras o negativas son armas electorales que llegaron para quedarse. Son estrategias electorales que tienen por objeto atacar al o a los candidatos mejor posicionados en las encuestas para restarles simpatías y, por oposición, beneficiar a sus adversarios. No suelen ser firmadas por sus creadores, sino que son elaboradas por equipos especializados, distintos a los responsables de las campañas convencionales o de propuestas, y deben ser impactantes y mover emociones, al tiempo que difunden información negativa sobre el candidato en la mira.

Claro, los involucrados suelen deslindarse de este tipo de maniobras y las dejan en manos de un tercero. Me parece que este tipo de campañas suelen ser muy efectivas —pero demerita la Realpolitik— precisamente porque despierta el interés del electorado. El público no registra si son buenas o son malas. Y esto ya ocurre estimado lector, vea usted al puntero para el Gobierno del Estado de Sonora y se dará una idea del ABC de todo esto.


Gildardo busca pleitos…


El diputado local y coordinador del grupo parlamentario del PAN en el Congreso del Estado de Sonora Gildardo Real, prendió las turbinas y encendió los motores de las redes sociales, tirando acusaciones cual papel picado de celebración.

Denunció Gildardo que el aspirante y puntero en todas las encuestas para ganar la elección a gobernador por Sonora Alfonso Durazo, le mandó un emisario para intimidarlo. Se ha filtrado que Gildardo respondió tarde al buen posicionamiento de Alfonzo Durazo y a la exposición de distintas casas encuestadoras serias, donde afirman que de ser hoy las elecciones el de Bavispe ganaría por 10 puntos.

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La estrategia de tirarle al puntero sólo reafirma la ventaja que se dice, tiene Durazo sobre sus contrincantes. Corresponderá al panista poner la denuncia correspondiente ante las autoridades competentes, de no hacerlo, se podría estar en la antesala de una difamación, esto es grave porque podría dañar la reputación, el carácter o la integridad de Alfonso Durazo, todo inmenso en un proceso electoral. Gildardo tiene que saber, que este tipo de declaraciones se les conoce como difamación en la modalidad de calumnia y tiene sus consecuencias en plazos y términos.

Nos vemos la próxima.

Hasta entonces.

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