/ miércoles 1 de julio de 2020

Columna invitada | El contexto del T-MEC

El 1° de enero de 1994 entró en vigor el Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Este evento estuvo enmarcado en el auge de las políticas neoliberales, además de la liberalización de los mercados, caracterizadas por el debilitamiento de papel del Estado en la economía y la privatización de miles de empresas que eran de su propiedad, así como por los movimientos antiglobalización como el levantamiento del EZLN en Chiapas.

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En un escenario diferente, mañana entrará en vigor el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Diferente por al menos dos razones. En primer lugar, porque comenzará en un momento de convulsión mundial a causa de la emergencia sanitaria y económica por el COVID19, que ha traído consecuencias graves e inevitables en cuanto a la pérdida de vidas humanas, el cierre de miles de empresas y el crecimiento del desempleo.

En segundo lugar, porque a nivel nacional el T-MEC será puesto en marcha por gobierno de izquierda, cuyo proyecto de nación es distinto al que impulsaronlos gobiernos neoliberales que le antecedieron. La esencia de este proyecto se relacionada con la defensa de los bienes de la nación, la distribución de la riqueza, la justicia social y el combate a la corrupción; para lograrlo, el vehículo ha vuelto a ser el Estado y el apego irrestricto a la ley.

El presidente López Obrador ha sido uno de los críticos más férreos del neoliberalismo y su efectos en el desmantelamiento de las capacidades del Estado, a cuyos promotores les bastaron tres décadas de implementación de las políticas dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para hacer que el país contribuyera al mundo con varios multimillonarios que desde entonces forman parte del ranking de los más ricos de la revista Forbes, aunque la otra cara de la moneda sea la pobreza y la profundización de la desigualdad social.

El TLCAN se caracterizó por una apertura de las fronteras comerciales y de inversiones entre México, Estados Unidos y Canadá, la protección de derechos de proveedores y exportadores, así como de la propiedad intelectual y la definición de criterios para atender las controversias en la materia.

El T-MEC responde a las nuevas realidades globales y de la región, y actualiza el contenido del TLCAN con agregados en materia de derechos laborales y democracia sindical, combate a la corrupción, comercio electrónico, competitividad y participación de pequeñas y medianas empresas, derechos de autor y propiedad intelectual, y medidas trilaterales para el cuidado del medio ambiente.

A pesar de las trabas que la oposición puso durante la sesión de la Comisión Permanente del fin de semana, el lunes pasado el Senado aprobó el paquete de leyes necesarias para el funcionamiento de este tratado comercial, y ayer en la Cámara de Diputados las ratificamos.

El paquete de leyes incluye la expedición de la Ley de Protección a la Innovación Industrial, la Ley de Infraestructura de la Calidad y Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación; así como la reforma y adición a diversas disposiciones de la Ley Aduanera, la Ley Federal de Derechos de Autor y el Código Penal Federal, en ésta última para sancionar la grabación no autorizada de obras audiovisuales.

Durante su mensaje del domingo pasado en redes sociales, el Presidente de la República aseguró que el T-MEC contribuirá a la recuperación económica del país y el bienestar de la población, porque generará más inversiones y nuevos empleos. Para ello, su compromiso es seguir protegiendo el estado de derecho, respetar la autodeterminación de los pueblos y fortalecer los mecanismos para combatir la corrupción en los pasos aduaneros, sancionar la piratería y dar certeza jurídica a inversionistas y creadores.

Por otro lado, hoy celebramos dos años del triunfo electoral del Presidente López Obrador y de quienes formamos parte de este gran movimiento. Celebramos dos años de hacer gobierno desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo. ¡Viva la Cuarta Transformación!

El 1° de enero de 1994 entró en vigor el Tratado del Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Este evento estuvo enmarcado en el auge de las políticas neoliberales, además de la liberalización de los mercados, caracterizadas por el debilitamiento de papel del Estado en la economía y la privatización de miles de empresas que eran de su propiedad, así como por los movimientos antiglobalización como el levantamiento del EZLN en Chiapas.

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En un escenario diferente, mañana entrará en vigor el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Diferente por al menos dos razones. En primer lugar, porque comenzará en un momento de convulsión mundial a causa de la emergencia sanitaria y económica por el COVID19, que ha traído consecuencias graves e inevitables en cuanto a la pérdida de vidas humanas, el cierre de miles de empresas y el crecimiento del desempleo.

En segundo lugar, porque a nivel nacional el T-MEC será puesto en marcha por gobierno de izquierda, cuyo proyecto de nación es distinto al que impulsaronlos gobiernos neoliberales que le antecedieron. La esencia de este proyecto se relacionada con la defensa de los bienes de la nación, la distribución de la riqueza, la justicia social y el combate a la corrupción; para lograrlo, el vehículo ha vuelto a ser el Estado y el apego irrestricto a la ley.

El presidente López Obrador ha sido uno de los críticos más férreos del neoliberalismo y su efectos en el desmantelamiento de las capacidades del Estado, a cuyos promotores les bastaron tres décadas de implementación de las políticas dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, para hacer que el país contribuyera al mundo con varios multimillonarios que desde entonces forman parte del ranking de los más ricos de la revista Forbes, aunque la otra cara de la moneda sea la pobreza y la profundización de la desigualdad social.

El TLCAN se caracterizó por una apertura de las fronteras comerciales y de inversiones entre México, Estados Unidos y Canadá, la protección de derechos de proveedores y exportadores, así como de la propiedad intelectual y la definición de criterios para atender las controversias en la materia.

El T-MEC responde a las nuevas realidades globales y de la región, y actualiza el contenido del TLCAN con agregados en materia de derechos laborales y democracia sindical, combate a la corrupción, comercio electrónico, competitividad y participación de pequeñas y medianas empresas, derechos de autor y propiedad intelectual, y medidas trilaterales para el cuidado del medio ambiente.

A pesar de las trabas que la oposición puso durante la sesión de la Comisión Permanente del fin de semana, el lunes pasado el Senado aprobó el paquete de leyes necesarias para el funcionamiento de este tratado comercial, y ayer en la Cámara de Diputados las ratificamos.

El paquete de leyes incluye la expedición de la Ley de Protección a la Innovación Industrial, la Ley de Infraestructura de la Calidad y Ley de Impuestos Generales de Importación y Exportación; así como la reforma y adición a diversas disposiciones de la Ley Aduanera, la Ley Federal de Derechos de Autor y el Código Penal Federal, en ésta última para sancionar la grabación no autorizada de obras audiovisuales.

Durante su mensaje del domingo pasado en redes sociales, el Presidente de la República aseguró que el T-MEC contribuirá a la recuperación económica del país y el bienestar de la población, porque generará más inversiones y nuevos empleos. Para ello, su compromiso es seguir protegiendo el estado de derecho, respetar la autodeterminación de los pueblos y fortalecer los mecanismos para combatir la corrupción en los pasos aduaneros, sancionar la piratería y dar certeza jurídica a inversionistas y creadores.

Por otro lado, hoy celebramos dos años del triunfo electoral del Presidente López Obrador y de quienes formamos parte de este gran movimiento. Celebramos dos años de hacer gobierno desde el pueblo, con el pueblo y para el pueblo. ¡Viva la Cuarta Transformación!

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