/ martes 26 de mayo de 2020

Columna invitada | Nueva normalidad para nuestras ciudades

En días recientes, tuve la oportunidad de participar virtualmente en el Conversatorio "Retos de género ante la crisis sanitaria", organizado con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y ONU Hábitat, en relación con el confinamiento por Covid-19 y los desafíos de las nuevas normalidades a las que nos enfrentaremos en próximos días, desde las urbes y los territorios, bajo una perspectiva de género.

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Ahí planteamos la necesidad de incidir desde el Legislativo en nuevas dinámicas para los entornos laborales, familiares y de convivencia que reconozcan y hagan valer los cuidados como una parte fundamental, para la mejor armonía de nuestros entornos sociales, equilibrando cargas de trabajo asignadas socialmente y de forma discriminatoria por género.

De igual manera, junto a expertas del panel, planteamos lo imperativo de que las sociedades y ciudades después del confinamiento sean más igualitarias, adaptando las necesidades del territorio a los contextos particulares promoviendo “ciudades en 15 minutos”; como un ejercicio pertinente donde la proximidad de servicios de salud, abastecimiento de alimentos, espacios ecológicos que funcionen como pulmones de las urbes, espacios laborales, entre otros, cumplan con la condición de que la vida cotidiana de las poblaciones se transforme a favor de todos y todas quienes en ellas vivimos.

Con la experiencia de la pandemia, se vuelve sumamente importante potenciar el uso diverso para la movilidad, en el que se priorice al transeúnte por encima del automóvil unipersonal o unifamiliar, y en el que se añadan transportes más eficientes y menos contaminantes, y que nos permitan realizar menos viajes (es urgente dejar de sentir que la vida se nos va en los traslados).

Requerimos llenar de árboles y vegetación, como parte de un equipamiento urbano, y darle mantenimiento; y en general, hay que equipar el espacio público para que se recupere un sentido de comunidad, de estar y sentirnos en casa, reduciendo a su vez los índices de inseguridad a los que tristemente estamos acostumbrados.

La reconstrucción del tejido social para grandes ciudades, como Hermosillo, requiere que impulsemos nuevos pactos sociales y apoyemos a quienes han sido históricamente olvidados. Sabemos lo difícil que resulta, por ejemplo, para las jefas de familia acceder a un crédito para la adquisición de vivienda y para hombres y mujeres encontrar empleos dignos dentro de un primer círculo de proximidad con sus hogares.

Es de reconocer la atención a nuestro municipio del presidente Andrés Manuel López Obrador a través de Sedatu, al considerar a Hermosillo entre los 50 municipios que recibirán 500 millones de pesos para proyectos de mejoramiento de la infraestructura urbana en sectores vulnerables, con el plus de que se reducen las intermediaciones y se asigna de manera puntual el recurso para mejoramiento urbano.

Esto se hace de acuerdo al Programa de Mejoramiento Urbano (PMU), una de las estrategias prioritarias del Gobierno de México, y que entre sus objetivos está el mejorar las condiciones de vida de comunidades de escasos recursos y colonias con alta marginación, rehabilitando los espacios públicos, así como la generación, mejora o sustitución de vivienda para la población vulnerable; además de brindar certeza jurídica en la propiedad de las personas.

De acuerdo a información de Sedatu, con el PMU en 2019 se crearon 55 espacios públicos y 79 equipamientos; entre ellos un Centro Integral de las Mujeres, en Nogales, Sonora, logrando que el espacio público sea accesible también para las mujeres y aumentando su participación como beneficiarias.

Es importante que dotemos de estas acciones con nuestra identidad y valores como hermosillenses, y que sean estos nuevos tiempos los que amplíen nuestra capacidad de cohabitar pacíficamente, con arte y música en las calles, con mayor seguridad pública, con calles transitables y sobre todo con una profunda empatía con nuestros semejantes.

En días recientes, tuve la oportunidad de participar virtualmente en el Conversatorio "Retos de género ante la crisis sanitaria", organizado con la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), y ONU Hábitat, en relación con el confinamiento por Covid-19 y los desafíos de las nuevas normalidades a las que nos enfrentaremos en próximos días, desde las urbes y los territorios, bajo una perspectiva de género.

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Ahí planteamos la necesidad de incidir desde el Legislativo en nuevas dinámicas para los entornos laborales, familiares y de convivencia que reconozcan y hagan valer los cuidados como una parte fundamental, para la mejor armonía de nuestros entornos sociales, equilibrando cargas de trabajo asignadas socialmente y de forma discriminatoria por género.

De igual manera, junto a expertas del panel, planteamos lo imperativo de que las sociedades y ciudades después del confinamiento sean más igualitarias, adaptando las necesidades del territorio a los contextos particulares promoviendo “ciudades en 15 minutos”; como un ejercicio pertinente donde la proximidad de servicios de salud, abastecimiento de alimentos, espacios ecológicos que funcionen como pulmones de las urbes, espacios laborales, entre otros, cumplan con la condición de que la vida cotidiana de las poblaciones se transforme a favor de todos y todas quienes en ellas vivimos.

Con la experiencia de la pandemia, se vuelve sumamente importante potenciar el uso diverso para la movilidad, en el que se priorice al transeúnte por encima del automóvil unipersonal o unifamiliar, y en el que se añadan transportes más eficientes y menos contaminantes, y que nos permitan realizar menos viajes (es urgente dejar de sentir que la vida se nos va en los traslados).

Requerimos llenar de árboles y vegetación, como parte de un equipamiento urbano, y darle mantenimiento; y en general, hay que equipar el espacio público para que se recupere un sentido de comunidad, de estar y sentirnos en casa, reduciendo a su vez los índices de inseguridad a los que tristemente estamos acostumbrados.

La reconstrucción del tejido social para grandes ciudades, como Hermosillo, requiere que impulsemos nuevos pactos sociales y apoyemos a quienes han sido históricamente olvidados. Sabemos lo difícil que resulta, por ejemplo, para las jefas de familia acceder a un crédito para la adquisición de vivienda y para hombres y mujeres encontrar empleos dignos dentro de un primer círculo de proximidad con sus hogares.

Es de reconocer la atención a nuestro municipio del presidente Andrés Manuel López Obrador a través de Sedatu, al considerar a Hermosillo entre los 50 municipios que recibirán 500 millones de pesos para proyectos de mejoramiento de la infraestructura urbana en sectores vulnerables, con el plus de que se reducen las intermediaciones y se asigna de manera puntual el recurso para mejoramiento urbano.

Esto se hace de acuerdo al Programa de Mejoramiento Urbano (PMU), una de las estrategias prioritarias del Gobierno de México, y que entre sus objetivos está el mejorar las condiciones de vida de comunidades de escasos recursos y colonias con alta marginación, rehabilitando los espacios públicos, así como la generación, mejora o sustitución de vivienda para la población vulnerable; además de brindar certeza jurídica en la propiedad de las personas.

De acuerdo a información de Sedatu, con el PMU en 2019 se crearon 55 espacios públicos y 79 equipamientos; entre ellos un Centro Integral de las Mujeres, en Nogales, Sonora, logrando que el espacio público sea accesible también para las mujeres y aumentando su participación como beneficiarias.

Es importante que dotemos de estas acciones con nuestra identidad y valores como hermosillenses, y que sean estos nuevos tiempos los que amplíen nuestra capacidad de cohabitar pacíficamente, con arte y música en las calles, con mayor seguridad pública, con calles transitables y sobre todo con una profunda empatía con nuestros semejantes.

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