/ jueves 2 de junio de 2022

Cóncavo y diverso | “Enredados en las redes”

No le sucede que en cuanto amanece, lo primero que toma es el celular para revisar sus redes sociales, especialmente WhatsApp, incluso con cierto sobresalto imaginando alguna situación laboral o familiar temprana, y al anochecer lo último que soltamos, no es la mano de nuestra pareja, sino el dispositivo que nos conecta con el mundo.

Sin embargo, estamos realmente conectados con los otros, o sólo dentro de una maraña de comunicaciones cortas, impersonales y en muchos casos confusas, y dicha confusión tiene mucho que ver con la forma en que nos comunicamos, primero con nosotros mismos y después con los demás.

Antes de continuar por este camino, desempolvemos un poco de historia de las redes sociales, la mayoría creemos que todo inicia con Facebook en 2004, pero no es así, todo comienza en 1997 con la creación de SixDegrees, el primer sitio que se puede denominar red social y que continúa operando bajo la premisa de que cualquier persona se encuentra a sólo seis pasos de la persona más alejada de ellos.

Posteriormente aparecieron sitios como Ryze.com, Linkedln, MySpace, Friendster, esta última es la base de origen de Facebook quien finalmente masifica el concepto de redes sociales.

Podemos observar que los sistemas de redes tienen con nosotros 25 años y dentro de nuestra vida diaria apenas 18 años; para aquellos que piensan que todo el tiempo han existido, en realidad son muy jóvenes, e independientemente de la edad, quienes participamos de ellas en su uso, también.

De lo anterior se desprende en buena medida, la confusión que vivimos en términos de comunicación, nos creemos muy conectados porque diariamente usamos entre tres y cuatro plataformas e incluso cinco, nos movemos en Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp, Linkedln, YouTube, y otras varias más especializadas de acuerdo a nuestros espacios de trabajo.

Qué sucede, lo lógico, en medio tanta red, nos enredamos, estamos convencidos ilusoriamente de que nuestra comunicación es mejor mientras mayor número de redes sociales manejemos y mayor cantidad de tiempo les dediquemos, nada más lejos de la realidad.

Es necesario realizar un trabajo de reflexión interna sobre el papel que jugamos dentro de las redes sociales, que queremos comunicar y cómo queremos hacerlo, la falta de este análisis personal está provocando una enorme cantidad de enredos, malos entendidos y comunicación fallida.

Las redes al igual que el Internet son una herramienta para agilizar y mejorar nuestra vida y no al revés, es decir, no les entreguemos a los sistemas digitales lo más valioso que tenemos, la vida misma.

No le sucede que en cuanto amanece, lo primero que toma es el celular para revisar sus redes sociales, especialmente WhatsApp, incluso con cierto sobresalto imaginando alguna situación laboral o familiar temprana, y al anochecer lo último que soltamos, no es la mano de nuestra pareja, sino el dispositivo que nos conecta con el mundo.

Sin embargo, estamos realmente conectados con los otros, o sólo dentro de una maraña de comunicaciones cortas, impersonales y en muchos casos confusas, y dicha confusión tiene mucho que ver con la forma en que nos comunicamos, primero con nosotros mismos y después con los demás.

Antes de continuar por este camino, desempolvemos un poco de historia de las redes sociales, la mayoría creemos que todo inicia con Facebook en 2004, pero no es así, todo comienza en 1997 con la creación de SixDegrees, el primer sitio que se puede denominar red social y que continúa operando bajo la premisa de que cualquier persona se encuentra a sólo seis pasos de la persona más alejada de ellos.

Posteriormente aparecieron sitios como Ryze.com, Linkedln, MySpace, Friendster, esta última es la base de origen de Facebook quien finalmente masifica el concepto de redes sociales.

Podemos observar que los sistemas de redes tienen con nosotros 25 años y dentro de nuestra vida diaria apenas 18 años; para aquellos que piensan que todo el tiempo han existido, en realidad son muy jóvenes, e independientemente de la edad, quienes participamos de ellas en su uso, también.

De lo anterior se desprende en buena medida, la confusión que vivimos en términos de comunicación, nos creemos muy conectados porque diariamente usamos entre tres y cuatro plataformas e incluso cinco, nos movemos en Instagram, Facebook, Twitter, WhatsApp, Linkedln, YouTube, y otras varias más especializadas de acuerdo a nuestros espacios de trabajo.

Qué sucede, lo lógico, en medio tanta red, nos enredamos, estamos convencidos ilusoriamente de que nuestra comunicación es mejor mientras mayor número de redes sociales manejemos y mayor cantidad de tiempo les dediquemos, nada más lejos de la realidad.

Es necesario realizar un trabajo de reflexión interna sobre el papel que jugamos dentro de las redes sociales, que queremos comunicar y cómo queremos hacerlo, la falta de este análisis personal está provocando una enorme cantidad de enredos, malos entendidos y comunicación fallida.

Las redes al igual que el Internet son una herramienta para agilizar y mejorar nuestra vida y no al revés, es decir, no les entreguemos a los sistemas digitales lo más valioso que tenemos, la vida misma.