Necesito por hoy saltar el tema minero. El tema es comunicación y Gobierno, nos pega a todos. Históricamente gobiernos represores, dictadores y monarquías han usado estrategias de comunicación y propaganda para manipular a las masas, me resistía a creerlo, pero en pleno 2020 de forma burda, clara, hasta corriente, el grueso de los mexicanos están siendo manipulados y eso afecta nuestro sistema de gobierno y todo lo que conlleva, economía, sistema de salud pública, de educación, nuestro futuro. Dense tiempo de ver el video del sábado 5 de septiembre de AMLO desde Palenque.
Ahí estaba él, sentado, descansando panza pa’ afuera, forrado en su guayabera blanca y con su sombrerito a la rodilla, como el gran terrateniente que es, a los pies de un cedro. Dijo con claridad que el mensaje era para comentar que “Le negaron el registro a Calderón”, al partido que oficialmente encabeza Margarita Zavala, pero todos entendemos cuando se refiere al partido de Calderón. No pretendo psicoanalizar, pero creo que él tampoco trató de ocultar nada.
Dijo que se le había negado el registro porque el INE estuvo consciente de que las redes sociales los iban a criticar si lo aceptaban, dijo que se negó un trámite oficial porque el INE no aguantaría “la fuerza de la opinión pública”, dijo entre líneas que la maquinaria de propaganda y manipulación de las masas, de los pobres, ya le están dando grandes frutos y que ahora por encima de lo que la ley señale, las nuevas instituciones puede tomar decisiones en base a la aceptación de los medios y las redes, sus medios y sus redes. El Presidente estaba feliz a los pies de un cedro.
Me llamó la atención cómo platicó bien sabroso la historia en la que Lucas Alamán, empresario novohispano, controlaba los medios, dice con sorpresa y admiración “no sólo los de la capital, también los de los estados”, “era un intelectual exquisito, muy inteligente”; Para el Presidente, la muerte de Lucas Alamán truncó la carrera de Santa Anna al carecer de manejo de medios.
Hoy todo cambió, hoy dice al final del video, la opinión pública es “muy consciente, muy avispada”, y como siempre se saca una estadística de los huevos: “México tiene uno de los pueblos con menor analfabetismo político”.
Se burla, literalmente de Calderón, se ríe de quien le rete, del Reforma, de López Dóriga, porque Andrés Manuel López Obrador en el México de hoy, en el que cambió, tiene control de la mayoría de los medios, tiene una maquinaria de redes sociales, tiene comprada con dádivas a 7 de cada 10 familias en México, las más pobres, las que están hasta debajo de la pirámide social y son el grueso, con las que probablemente ni tú, ni yo convivimos, por eso creemos que nadie lo quiere, porque no los vemos, pero lo aman, esos a los que quiere mantener muy muy pobres, pero con una mesada que le garantice fidelidad y adoración, mientras opera su equipo de propaganda, que le produce horas de contenido, marcando agenda y haciendo gobierno con su conferencia mañanera, por eso él estaba feliz, a los pies de un cedro.
