/ miércoles 24 de noviembre de 2021

Conversatorios mineros | El decretazo o el túnel del tiempo

Han visto el meme donde sale el actor Jeff Goldblum, en una escena de Jurassic Park, el que dice “¡El maldito hijo de perra lo logró!”, pues el maldito lo logró. El presidente López Obrador es en la práctica, un presidente con la libertad de los presidentes del PRI de sus años gloriosos, el ejecutivo abrió un portal a los años 60 y ahí es donde vive ahora el nivel de regulación a su ejercicio de gobierno, en total discrecionalidad.

¡Sí señor! ¡El decretazo es un decretazo!, el desplante de autoritarismo más evidente en lo va de la 4T, el Presidente, por el hecho en sí de ser presidente, ejerce su atribución de decidir que todas las obras que él instruya, serán catalogadas como de Interés Público y Seguridad Nacional, y por ello gozarán de permisos y presupuesto para su ejercicio en menos de cinco días, cualquiera de las obras que López Obrador indique se empezarán a realizar, sin que puedan ser objeto de revisión de ninguna instancia, sin contrapesos, sin instituciones ciudadanizadas de por medio, así como en el PRI de los 60 el que tanto admiraba, el que le causaba tanta excitación de ver cómo era en el ejercicio del poder, ahora López logró viajar a ese momento histórico, o por decirlo de otra forma, nos llevó al pasado, nos hace retroceder décadas como país, en cuanto a transparencia, participación ciudadana y regulación de la administración pública.

Qué impresionante, qué bien manejado, sin mayores observaciones, exactamente como se hacían las viejas jugarretas de la política, hoy más actuales que nunca. En los tiempos de Peña, de Felipe, Zedillo y hasta con Salinas un actuar como este merecía un escándalo al interior del partido en el poder, sin embargo ahora López Obrador construyó su propio partido y le dio de formas diversas, presupuesto, discurso e imagen, él es el responsable del gobierno federal, a nadie le debe sus victorias y llegó el momento de no reportarle a nadie sus acciones.

Parecería que hoy tenemos a la sociedad más despierta y más activa políticamente en la historia de México, la realidad es que no, hoy lo que tenemos es una enorme masa, diría el comediante Carlos Ballarta, de “rebeldes comodinos”, activistas de sillón, mucho #hashtag mucha @roba, pero veo muy distante la época en la que las masas, los jodidos, salían a rebelarse ante el poderoso por ser injusto, hoy esas masas están con el poderoso, justo como en el pasado, la rueda da otra vuelta y tendremos que esperar a que explote la desfachatez de los excesos para que sea válido llamarlo a cuentas y señalarlo.

Han visto el meme donde sale el actor Jeff Goldblum, en una escena de Jurassic Park, el que dice “¡El maldito hijo de perra lo logró!”, pues el maldito lo logró. El presidente López Obrador es en la práctica, un presidente con la libertad de los presidentes del PRI de sus años gloriosos, el ejecutivo abrió un portal a los años 60 y ahí es donde vive ahora el nivel de regulación a su ejercicio de gobierno, en total discrecionalidad.

¡Sí señor! ¡El decretazo es un decretazo!, el desplante de autoritarismo más evidente en lo va de la 4T, el Presidente, por el hecho en sí de ser presidente, ejerce su atribución de decidir que todas las obras que él instruya, serán catalogadas como de Interés Público y Seguridad Nacional, y por ello gozarán de permisos y presupuesto para su ejercicio en menos de cinco días, cualquiera de las obras que López Obrador indique se empezarán a realizar, sin que puedan ser objeto de revisión de ninguna instancia, sin contrapesos, sin instituciones ciudadanizadas de por medio, así como en el PRI de los 60 el que tanto admiraba, el que le causaba tanta excitación de ver cómo era en el ejercicio del poder, ahora López logró viajar a ese momento histórico, o por decirlo de otra forma, nos llevó al pasado, nos hace retroceder décadas como país, en cuanto a transparencia, participación ciudadana y regulación de la administración pública.

Qué impresionante, qué bien manejado, sin mayores observaciones, exactamente como se hacían las viejas jugarretas de la política, hoy más actuales que nunca. En los tiempos de Peña, de Felipe, Zedillo y hasta con Salinas un actuar como este merecía un escándalo al interior del partido en el poder, sin embargo ahora López Obrador construyó su propio partido y le dio de formas diversas, presupuesto, discurso e imagen, él es el responsable del gobierno federal, a nadie le debe sus victorias y llegó el momento de no reportarle a nadie sus acciones.

Parecería que hoy tenemos a la sociedad más despierta y más activa políticamente en la historia de México, la realidad es que no, hoy lo que tenemos es una enorme masa, diría el comediante Carlos Ballarta, de “rebeldes comodinos”, activistas de sillón, mucho #hashtag mucha @roba, pero veo muy distante la época en la que las masas, los jodidos, salían a rebelarse ante el poderoso por ser injusto, hoy esas masas están con el poderoso, justo como en el pasado, la rueda da otra vuelta y tendremos que esperar a que explote la desfachatez de los excesos para que sea válido llamarlo a cuentas y señalarlo.