/ miércoles 11 de mayo de 2022

Conversatorios mineros | Incomunicado por testarudo

Leí que si el gobierno de López Obrador impulsara los proyectos mineros que en este momento buscan instalarse en México, se generarían 350 mil nuevos empleos y 23 mil 500 millones en impuestos anuales, adicionales a los 64 mil millones que ya se pagan; sería bueno que los mineros hablaran de esto con el Presidente, pero veo que no sólo López Obrador no quiere hablar con los mineros, los mineros no quieren hablar con el Presidente, al menos no se ve el esfuerzo y al ser este señor la autoridad, le toca a las empresas procurar puentes de comunicación o en su caso, exigir audiencia.

Números y datos conjuntos de la Confederación de Cámaras Industriales de México y la Cámara Minera Mexicana, detallan los beneficios que estamos perdiendo como país, particularmente en unas 690 comunidades ubicadas en zonas de influencia de proyectos mineros, los datos estoy seguro que son ciertos, pero emitir un boletín y dar una entrevista de cuando en cuando no es una política de comunicación, ni una estrategia de acercamiento para establecer contacto con el ejecutivo federal y su círculo rojo.

En un artículo de El Financiero, Concamin habla de que “es necesario asegurar que existan canales de comunicación y cooperación entre Gobierno y empresas”, claro eso es muy cierto, pero lo que no apuntan es que esos canales los debe construir el sector empresarial, en este caso los mineros porque ellos son los primeros legítimamente interesados en progresar su negocios y porque la autoridad en funciones ya ha manifestado, no sólo que no le interesa impulsar a su sector, sino que lo considera corrupto, ligado a intereses de sus adversarios políticos e ideológicamente opuestos a su visión de una economía de Estado.

Pondré un ejemplo tonto para variar, imaginemos que López Obrador es el campeón actual de los pesos pesados de boxeo y los mineros son un buen boxeador que se la lleva diciendo “el campeón debería pelear conmigo porque soy muy bueno, sí el campeón me buscara para pelear daríamos una gran pelea”, no entiende que es el aspirante al título quien debe buscar la pelea, deben promoverla, venderse y anunciarse hasta que el campeón acepte la justa, esa pelea debería ser un primer acercamiento abierto y franco, una canal de comunicación que en casi cuatro años no han querido construir las empresas mineras, que montadas en su soberbia prefieren pensar que el Presidente sólo durará un sexenio y que en el siguiente periodo sí encontrarán a alguien que mágicamente los quiera apoyar, es decir, están esperando que alguien más le quite el título a López y asumen, así nomás porque sí, que el siguiente campeón morirá de ganas de pelear con ellos. Pienso en el Presidente como un señor ya grande, testarudo y soberbio, y cuando pienso en el sector minero organizado y quienes lo dirigen, pienso exactamente en lo mismo.


Leí que si el gobierno de López Obrador impulsara los proyectos mineros que en este momento buscan instalarse en México, se generarían 350 mil nuevos empleos y 23 mil 500 millones en impuestos anuales, adicionales a los 64 mil millones que ya se pagan; sería bueno que los mineros hablaran de esto con el Presidente, pero veo que no sólo López Obrador no quiere hablar con los mineros, los mineros no quieren hablar con el Presidente, al menos no se ve el esfuerzo y al ser este señor la autoridad, le toca a las empresas procurar puentes de comunicación o en su caso, exigir audiencia.

Números y datos conjuntos de la Confederación de Cámaras Industriales de México y la Cámara Minera Mexicana, detallan los beneficios que estamos perdiendo como país, particularmente en unas 690 comunidades ubicadas en zonas de influencia de proyectos mineros, los datos estoy seguro que son ciertos, pero emitir un boletín y dar una entrevista de cuando en cuando no es una política de comunicación, ni una estrategia de acercamiento para establecer contacto con el ejecutivo federal y su círculo rojo.

En un artículo de El Financiero, Concamin habla de que “es necesario asegurar que existan canales de comunicación y cooperación entre Gobierno y empresas”, claro eso es muy cierto, pero lo que no apuntan es que esos canales los debe construir el sector empresarial, en este caso los mineros porque ellos son los primeros legítimamente interesados en progresar su negocios y porque la autoridad en funciones ya ha manifestado, no sólo que no le interesa impulsar a su sector, sino que lo considera corrupto, ligado a intereses de sus adversarios políticos e ideológicamente opuestos a su visión de una economía de Estado.

Pondré un ejemplo tonto para variar, imaginemos que López Obrador es el campeón actual de los pesos pesados de boxeo y los mineros son un buen boxeador que se la lleva diciendo “el campeón debería pelear conmigo porque soy muy bueno, sí el campeón me buscara para pelear daríamos una gran pelea”, no entiende que es el aspirante al título quien debe buscar la pelea, deben promoverla, venderse y anunciarse hasta que el campeón acepte la justa, esa pelea debería ser un primer acercamiento abierto y franco, una canal de comunicación que en casi cuatro años no han querido construir las empresas mineras, que montadas en su soberbia prefieren pensar que el Presidente sólo durará un sexenio y que en el siguiente periodo sí encontrarán a alguien que mágicamente los quiera apoyar, es decir, están esperando que alguien más le quite el título a López y asumen, así nomás porque sí, que el siguiente campeón morirá de ganas de pelear con ellos. Pienso en el Presidente como un señor ya grande, testarudo y soberbio, y cuando pienso en el sector minero organizado y quienes lo dirigen, pienso exactamente en lo mismo.