/ miércoles 2 de junio de 2021

Conversatorios mineros | ¿Los 80 al poder?

En menos de una semana confirmaremos, el nivel de manejo electoral de la 4T y el nivel de conciencia de la población. En todo caso sabremos si regresan los 80 al poder, me refiero a ese estilo de gobierno incuestionable, que no busca el bien común, no piensa en la economía del país, en la justicia o en la fragilidad del tejido social, lo que quiere es respeto, veneración y obediencia. Queda en tus manos la boleta electoral.

Me desvío de la línea minera, es por salud mental. Seguramente han escuchado que las modas son cíclicas, en las últimas dos décadas hemos visto cómo la ropa que se usó en los 70 regresaba, luego los colores de los 80, la música de los 90, los tenis retro, series inspiradas en personajes de aquellos tiempos, todo apelando a una dosis de nostalgia de la generación X y de los millennials más viejos, pues bien señoras y señores, todo parece indicar que ahora son los políticos de los 80 y sobre todo el estilo de la política de los 70, 80 y 90 los que regresan, esos años del PRI ahora sin el PRI, se ven regresar.

Cuando era niño debo confesar que me despertaba cierta fascinación ver los informes de gobierno del señor Presidente, así se dirigía todo el mundo al mandatario, nadie les llamaba “Chente”, ni “Borolas”, ni “el Cacas”, me resultaba impresionante ver cómo la sociedad se detenía para seguir por los medios, por todos los medios electrónicos, aquellos protocolarios eventos, era tal el respeto y la formas, que el poder evidentemente hacía a los políticos parte de una élite, como miembro de la realeza, de una realeza fingida, pero en los hechos respetada.

De verdad creo que el presidente López Obrador, con 25 años más que yo, recuerda no sólo con nostalgia aquellos tiempos, los añora y seguro estoy que toda su vida persiguió el poder pretendiendo llegar a esos niveles. De verdad creo que López Obrador era un joven político que en sus veintes, admiró a Luis Echeverría, a José López Portillo, De la Madrid y no se diga, seguramente en silencio también a Carlos Salinas, que es hombre y es bestia, y su número es el 666.

Hoy que las modas regresan, creo que la elección del próximo domingo marcará un paso importantísimo para que el presidente López Obrador acelere o modere su paso rumbo a la política ochentera. Sí gana, contundente, seguro veremos cómo esas mañaneras aprietan el discurso, como el culto a su figura presidencial serán más inducido, invitando a la formalidad, porque si él lo gana todo en su cabeza es el momento de brillar, con “autoridat”, ahora le tocará gozar del respeto, de la admiración, del ejercicio del poder absoluto y unilateral, si gana, seguro estoy que nos espera la política incuestionable de la vieja escuela.

En menos de una semana confirmaremos, el nivel de manejo electoral de la 4T y el nivel de conciencia de la población. En todo caso sabremos si regresan los 80 al poder, me refiero a ese estilo de gobierno incuestionable, que no busca el bien común, no piensa en la economía del país, en la justicia o en la fragilidad del tejido social, lo que quiere es respeto, veneración y obediencia. Queda en tus manos la boleta electoral.

Me desvío de la línea minera, es por salud mental. Seguramente han escuchado que las modas son cíclicas, en las últimas dos décadas hemos visto cómo la ropa que se usó en los 70 regresaba, luego los colores de los 80, la música de los 90, los tenis retro, series inspiradas en personajes de aquellos tiempos, todo apelando a una dosis de nostalgia de la generación X y de los millennials más viejos, pues bien señoras y señores, todo parece indicar que ahora son los políticos de los 80 y sobre todo el estilo de la política de los 70, 80 y 90 los que regresan, esos años del PRI ahora sin el PRI, se ven regresar.

Cuando era niño debo confesar que me despertaba cierta fascinación ver los informes de gobierno del señor Presidente, así se dirigía todo el mundo al mandatario, nadie les llamaba “Chente”, ni “Borolas”, ni “el Cacas”, me resultaba impresionante ver cómo la sociedad se detenía para seguir por los medios, por todos los medios electrónicos, aquellos protocolarios eventos, era tal el respeto y la formas, que el poder evidentemente hacía a los políticos parte de una élite, como miembro de la realeza, de una realeza fingida, pero en los hechos respetada.

De verdad creo que el presidente López Obrador, con 25 años más que yo, recuerda no sólo con nostalgia aquellos tiempos, los añora y seguro estoy que toda su vida persiguió el poder pretendiendo llegar a esos niveles. De verdad creo que López Obrador era un joven político que en sus veintes, admiró a Luis Echeverría, a José López Portillo, De la Madrid y no se diga, seguramente en silencio también a Carlos Salinas, que es hombre y es bestia, y su número es el 666.

Hoy que las modas regresan, creo que la elección del próximo domingo marcará un paso importantísimo para que el presidente López Obrador acelere o modere su paso rumbo a la política ochentera. Sí gana, contundente, seguro veremos cómo esas mañaneras aprietan el discurso, como el culto a su figura presidencial serán más inducido, invitando a la formalidad, porque si él lo gana todo en su cabeza es el momento de brillar, con “autoridat”, ahora le tocará gozar del respeto, de la admiración, del ejercicio del poder absoluto y unilateral, si gana, seguro estoy que nos espera la política incuestionable de la vieja escuela.