/ miércoles 20 de enero de 2021

Conversatorios mineros | Vacuna. Tentación en zonas mineras

Una de las principales necesidades de las comunidades mineras en México son los servicios de salud, de hecho es uno de los principales rubros donde las mineras aplican su inversión social. Esto me pone a pensar en el gran reto que representará llevar la vacuna contra el Covid-19 a esos lejanos poblados, así como el factor crítico de la presencia del crimen organizado y el riesgo real de que pudieran controlar el abasto.

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Si se me permite salir del mundo de caramelo, honesto, progresista y sin corrupción que vende la 4T, tendríamos que señalar que muchos sitios del país siguen bajo el control de grupos delictivos, muchos son pueblos mineros, donde existen acuerdos o comunicación con autoridades locales y con empresas mineras para mantener la estabilidad social. Será precisamente en este contexto donde el Sector Salud y el Ejército, que en esta administración no ha brillado por su valor para enfrentar al narco, tendrán que custodiar, llevar y aplicar las vacunas que deberían llegar a todos lados.

Lamentablemente no veo lejana la posibilidad de grupos criminales apoderándose de las vacunas, en primera para su beneficio personal y el de sus familias, y en un segundo término, más triste, para su venta, pues hoy mucha gente pagaría mucho para no esperar y gozar de inmunidad contra el virus.

Recordemos que precisamente las condiciones especiales de la geografía de zonas mineras, hace imposible que el Gobierno federal tenga cuerpos de seguridad públicas desplegados de forma efectiva y eficiente para evitar delitos contra el patrimonio de las empresas extractivas; situación que quedó aceptada por la 4T al ofrecer como respuesta el año pasado, la creación de la Policía Minera, un cuerpo de elementos de seguridad privada, que las mineras contratan a una paraestatal federal, específicamente para cuidar las instalaciones de las unidades mineras, del cerco para adentro o bien sus rutas de traslado de valores e insumos, pero ojo, la Policía Minera no es para la población civil, y tiene una limitadísima presencia en el país, de lo cual hablaremos ampliamente en otra entrega.

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Concluyendo. Sí en algo están fincadas las esperanzas de recuperación, no sólo económica, sino de salud física y emocional del colectivo mexicano, es en la aplicación de una vacuna contra el Covid-19 tan pronto como sea posible, de modo que la autoridad deberá estar preparada para enfrentar el reto logístico de la vacunación universal y gratuita, con todas las complicaciones que ello pudiera traer en todos los rincones de nuestra República.

Una de las principales necesidades de las comunidades mineras en México son los servicios de salud, de hecho es uno de los principales rubros donde las mineras aplican su inversión social. Esto me pone a pensar en el gran reto que representará llevar la vacuna contra el Covid-19 a esos lejanos poblados, así como el factor crítico de la presencia del crimen organizado y el riesgo real de que pudieran controlar el abasto.

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Lamentablemente no veo lejana la posibilidad de grupos criminales apoderándose de las vacunas, en primera para su beneficio personal y el de sus familias, y en un segundo término, más triste, para su venta, pues hoy mucha gente pagaría mucho para no esperar y gozar de inmunidad contra el virus.

Recordemos que precisamente las condiciones especiales de la geografía de zonas mineras, hace imposible que el Gobierno federal tenga cuerpos de seguridad públicas desplegados de forma efectiva y eficiente para evitar delitos contra el patrimonio de las empresas extractivas; situación que quedó aceptada por la 4T al ofrecer como respuesta el año pasado, la creación de la Policía Minera, un cuerpo de elementos de seguridad privada, que las mineras contratan a una paraestatal federal, específicamente para cuidar las instalaciones de las unidades mineras, del cerco para adentro o bien sus rutas de traslado de valores e insumos, pero ojo, la Policía Minera no es para la población civil, y tiene una limitadísima presencia en el país, de lo cual hablaremos ampliamente en otra entrega.

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