/ jueves 10 de septiembre de 2020

Corren rumores | El delegado siciliano

Los de adelante corren mucho… Ahora sí, sálvense quien pueda, porque ya estamos en el proceso electoral y viviendo el fenómeno de siempre, los de adelante corren mucho y muchos la quieren porque piensan que ganar es fácil.

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En la elección pasada recordarán que Morena batalló para completar candidatos por lo que puso en marcha operación pepena y apenas, pues muchos pensaban que era imposible ganar. Pero ahora las cosas cambiaron y creen lo contrario, que con esta marca cualquiera gana, como en su tiempo le pasó al PAN en Hermosillo, cuando sus candidatos ganaban sin hacer campaña. Y al igual que al PRI en sus viejos tiempos, la bronca no es ganar la elección constitucional sino las internas. Por eso en este momento Morena trae unas divisiones que ni en un juego de Yaquis contra Naranjeros.

La sentada es lo difícil… En alguna ocasión nos platicaba el exalcalde de Puerto Peñasco, Ramón Martínez, que en su tiempo el PRI hizo un ejercicio democrático para elegir candidato a alcalde y abrió la puerta a todos los que sentían ganas. La bronca, dijo, no fue elegir al bueno, sino sentar a los que quedaron fuera, porque todos se sentían con derechos y nadie quedó contento. Pues, más o menos es la experiencia que puede vivir Morena en estas elecciones. Muchísimos creen que la van a ganar fácil. Es más, algunos piensan realmente que la ganaron por sus bonitas caras y sus gran carisma, cuando todos saben que ganaron porque se subieran a papuchi del presidente López Obrador. Lo peor, que algunos, aunque tengan pésimos resultados, quieren reelegirse. Las tribus quieren sus cuotas. Algunos alcaldes buscarán si no son ellos, imponer candidatos. Y esto, está formando una buena tormenta política, porque como dijo Manuel Espino de los panistas sonorenses, se está alborotando el ganado.

Delegado siciliano… Ante esta situación de inestabilidad política de Morena, que puede desembocar en una guerra de tribus y divisiones, que le pegaría directo a la candidatura de Alfonso Durazo, se optó por una sabia decisión. Mandar traer un delegado nacional siciliano para poner orden. Sentar a los que hay que sentar. Imponer candidatos y apretar liderazgos. Para ello trajeron a la loma de los sustos a Jesús Valencia Guzmán como delegado nacional. Es gente cien por ciento comprometido con la 4T y de Alfonso Durazo, aunque un principio haya iniciado bajo órdenes de Marcelo Ebrard a quien le operó asuntos interesantes, como negociar la renuncia del famoso “Juanito” Rafael Acosta de la delegación de Iztapalapa. También crear y operar las células de la organización Equidad y Progreso de Ebrard. Y bueno, experiencia en el terreno lo tiene y al parecer también es de mano dura.

Herencia priista… Esto de traer delegados para que pongan orden y tomen decisiones difíciles no es cosa de Morena. De hecho era una especialidad del PRI que luego instrumentó el PAN. Recuerden la figura de Manuel Espino, cuando llegó a purgar militantes panistas para descarrilar la candidatura de Adalberto Rosas y poner candidato a modo para que ganara Armando López Nogales. Ahora, la misión de Valencia Guzmán es calmar las ansias novilleras de muchos que se creen con derecho a hueso, sin que tengan que ensuciarse las manos Jacobo Mendoza y menos el próximo dirigente Adolfo Salazar Razo, que queda como vocero. Menos, que Alfonso Durazo tenga que meterse a calmar ánimos y pleitos.

Leída de cartilla… De acuerdo al librito de jugadas, lo primero que deberá hacer este delegado es entrevistas personales para leer cartillas y calmar a los acelerados. Limpiar lo que se tenga que limpiar del comité estatal y comités municipales. Dejar en claro que la lista de candidatos va a ser palomeada por el jefe en turno y otras lo serán en la capital del país. Ubicar a los disidentes que se están pasando de boca. Algunos se van a ir con la finta y van a querer quedar bien con el delegado siciliano como si fuera quien fuera a palomear las listas. Eso lo creían los priistas y los delegados se servían a sus anchas. Pero no, su trabajo está bien definido. Además, seguramente viene ya con madurez y experiencia para no meterse en las mismas broncas que vivió cuando fue delegado de Iztapalapa. Además, no olvidar que es del merito Guachinton, por lo que debe ser una chucha cuerera.

El que parte… Y reparte, ya saben. Bueno pues este martes se presentó el proyecto de presupuesto para 2021, en donde destacan enormes gastos para los caprichos presidenciales. A los estados les mandaron una sinfonía de violines. Nomás para darnos un queme, al Tren Maya le aumentaron el presupuesto en 1,295% y al aeropuerto de Santa Lucía un nada despreciable aumento del 296%. A Sonora sólo le tocó una mugre obra, pero que lleva fines políticos pues se trata de calmar a la familia LeBarón, al autorizar la carretera Bavispe-Agua Prieta. Se aventaron una vacilada que sólo se la tragan los que son supermegarchichairos. Resulta que Turismo pasó de tener 5,207 millones del año pasado a 38,613 millones. Guauuu. Pero la vacilada es que de ese dinero 36,288 son para el Tren Maya. En términos reales le bajaron la mitad. Y bueno, pero el mejor chiste fue el anuncio de que el próximo año creceremos en un 4.6% del PIB.

Los mariachis callaron… Ahora la bola está en la cancha de los diputados sonorenses, donde la mayoría son de Morena. Se van a ver malitos si no logran bajar recursos para obras claves, como es el caso del Hospital de Especialidades. Para evitar que cierren cinco Cobach a los que el propio presidente López Obrador ofreció recursos federales. La desaladora de Guaymas que está detenida por exigencias del Ayuntamiento de Empalme. Los recursos para los ayuntamientos de Morena de Hermosillo y Ciudad Obregón a los que les ofrecieron 500 millones de pesos per cráneo. Pero más que todo para evitar recortes en salud, educación y seguridad. La gobernadora Claudia Pavlovich ya levantó la voz ante este recorte del 6.7% de los recursos federales a Sonora. Ahora esperemos que los legisladores sonorenses se comporten como sonorenses.

En fin, ya es jueves y por lo mismo no olviden lo que decía el Tifoidea Armenta, ojos que no ven, seguramente es ampáyer. Sale.



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Los de adelante corren mucho… Ahora sí, sálvense quien pueda, porque ya estamos en el proceso electoral y viviendo el fenómeno de siempre, los de adelante corren mucho y muchos la quieren porque piensan que ganar es fácil.

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En la elección pasada recordarán que Morena batalló para completar candidatos por lo que puso en marcha operación pepena y apenas, pues muchos pensaban que era imposible ganar. Pero ahora las cosas cambiaron y creen lo contrario, que con esta marca cualquiera gana, como en su tiempo le pasó al PAN en Hermosillo, cuando sus candidatos ganaban sin hacer campaña. Y al igual que al PRI en sus viejos tiempos, la bronca no es ganar la elección constitucional sino las internas. Por eso en este momento Morena trae unas divisiones que ni en un juego de Yaquis contra Naranjeros.

La sentada es lo difícil… En alguna ocasión nos platicaba el exalcalde de Puerto Peñasco, Ramón Martínez, que en su tiempo el PRI hizo un ejercicio democrático para elegir candidato a alcalde y abrió la puerta a todos los que sentían ganas. La bronca, dijo, no fue elegir al bueno, sino sentar a los que quedaron fuera, porque todos se sentían con derechos y nadie quedó contento. Pues, más o menos es la experiencia que puede vivir Morena en estas elecciones. Muchísimos creen que la van a ganar fácil. Es más, algunos piensan realmente que la ganaron por sus bonitas caras y sus gran carisma, cuando todos saben que ganaron porque se subieran a papuchi del presidente López Obrador. Lo peor, que algunos, aunque tengan pésimos resultados, quieren reelegirse. Las tribus quieren sus cuotas. Algunos alcaldes buscarán si no son ellos, imponer candidatos. Y esto, está formando una buena tormenta política, porque como dijo Manuel Espino de los panistas sonorenses, se está alborotando el ganado.

Delegado siciliano… Ante esta situación de inestabilidad política de Morena, que puede desembocar en una guerra de tribus y divisiones, que le pegaría directo a la candidatura de Alfonso Durazo, se optó por una sabia decisión. Mandar traer un delegado nacional siciliano para poner orden. Sentar a los que hay que sentar. Imponer candidatos y apretar liderazgos. Para ello trajeron a la loma de los sustos a Jesús Valencia Guzmán como delegado nacional. Es gente cien por ciento comprometido con la 4T y de Alfonso Durazo, aunque un principio haya iniciado bajo órdenes de Marcelo Ebrard a quien le operó asuntos interesantes, como negociar la renuncia del famoso “Juanito” Rafael Acosta de la delegación de Iztapalapa. También crear y operar las células de la organización Equidad y Progreso de Ebrard. Y bueno, experiencia en el terreno lo tiene y al parecer también es de mano dura.

Herencia priista… Esto de traer delegados para que pongan orden y tomen decisiones difíciles no es cosa de Morena. De hecho era una especialidad del PRI que luego instrumentó el PAN. Recuerden la figura de Manuel Espino, cuando llegó a purgar militantes panistas para descarrilar la candidatura de Adalberto Rosas y poner candidato a modo para que ganara Armando López Nogales. Ahora, la misión de Valencia Guzmán es calmar las ansias novilleras de muchos que se creen con derecho a hueso, sin que tengan que ensuciarse las manos Jacobo Mendoza y menos el próximo dirigente Adolfo Salazar Razo, que queda como vocero. Menos, que Alfonso Durazo tenga que meterse a calmar ánimos y pleitos.

Leída de cartilla… De acuerdo al librito de jugadas, lo primero que deberá hacer este delegado es entrevistas personales para leer cartillas y calmar a los acelerados. Limpiar lo que se tenga que limpiar del comité estatal y comités municipales. Dejar en claro que la lista de candidatos va a ser palomeada por el jefe en turno y otras lo serán en la capital del país. Ubicar a los disidentes que se están pasando de boca. Algunos se van a ir con la finta y van a querer quedar bien con el delegado siciliano como si fuera quien fuera a palomear las listas. Eso lo creían los priistas y los delegados se servían a sus anchas. Pero no, su trabajo está bien definido. Además, seguramente viene ya con madurez y experiencia para no meterse en las mismas broncas que vivió cuando fue delegado de Iztapalapa. Además, no olvidar que es del merito Guachinton, por lo que debe ser una chucha cuerera.

El que parte… Y reparte, ya saben. Bueno pues este martes se presentó el proyecto de presupuesto para 2021, en donde destacan enormes gastos para los caprichos presidenciales. A los estados les mandaron una sinfonía de violines. Nomás para darnos un queme, al Tren Maya le aumentaron el presupuesto en 1,295% y al aeropuerto de Santa Lucía un nada despreciable aumento del 296%. A Sonora sólo le tocó una mugre obra, pero que lleva fines políticos pues se trata de calmar a la familia LeBarón, al autorizar la carretera Bavispe-Agua Prieta. Se aventaron una vacilada que sólo se la tragan los que son supermegarchichairos. Resulta que Turismo pasó de tener 5,207 millones del año pasado a 38,613 millones. Guauuu. Pero la vacilada es que de ese dinero 36,288 son para el Tren Maya. En términos reales le bajaron la mitad. Y bueno, pero el mejor chiste fue el anuncio de que el próximo año creceremos en un 4.6% del PIB.

Los mariachis callaron… Ahora la bola está en la cancha de los diputados sonorenses, donde la mayoría son de Morena. Se van a ver malitos si no logran bajar recursos para obras claves, como es el caso del Hospital de Especialidades. Para evitar que cierren cinco Cobach a los que el propio presidente López Obrador ofreció recursos federales. La desaladora de Guaymas que está detenida por exigencias del Ayuntamiento de Empalme. Los recursos para los ayuntamientos de Morena de Hermosillo y Ciudad Obregón a los que les ofrecieron 500 millones de pesos per cráneo. Pero más que todo para evitar recortes en salud, educación y seguridad. La gobernadora Claudia Pavlovich ya levantó la voz ante este recorte del 6.7% de los recursos federales a Sonora. Ahora esperemos que los legisladores sonorenses se comporten como sonorenses.

En fin, ya es jueves y por lo mismo no olviden lo que decía el Tifoidea Armenta, ojos que no ven, seguramente es ampáyer. Sale.



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