/ martes 2 de junio de 2020

Corren rumores | ¡Esto está horrible!

Nos gana la pandemia… Las estadísticas oficiales, en ocasiones bajo interpretaciones color de rosa, del doctor Hugo López Gatell, se están estrellando con la realidad de lo que está viviendo el personal médico en hospitales públicos y privados en todo el país, pero sobre todo en la Ciudad de México.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Un médico amigo de un sonorense le describió en tres palabras lo que pasa en estos momentos con los contagios y cómo está la estructura hospitalaria rebasada al decirle enfáticamente por mensajes de WhatsApp, ¡Esto está horrible! Y lo más grave además de las afectaciones a la población civil, es al personal médico en todos sus rubros. Cada día caen enfermos doctores, enfermeras, administrativos, de intendencia, y como si fuera una guerra, el frente se está quedando sin efectivos. Equipos y medicinas también tienden a agotarse por la forma exponencial en que se presentan los casos. En pocas palabras, esto realmente sí está horrible y a los mexicanos nos vale.

Verdaderos héroes… Así, mientras muchos salen a la calle sin ningún cuidado, en los hospitales los doctores y doctoras, enfermeros y enfermeras, camilleros, afanadores, personal administrativo y hasta de seguridad se preparan cada día para una jornada ininterrumpida de ocho horas que se pueden volver doce. En el área de preparación se colocan el incómodo equipo de protección personal que inicia con un sofocante pijama quirúrgico, dos pares de guantes totalmente herméticos y apretados, una bata desechable, googles herméticos, cubreboca N95 totalmente hermética, gorra y calzado quirúrgico. Luego, una preparación mental para aguantar 8 horas sin alimentos y sin poder hidratarse. Sin poder tocarse la cara o tocar a alguien más que a un paciente. Y durante la jornada, estar pendiente de las alarmas de nuevos casos o alguien que entra en crisis. Esto es todos los días. Y lo único que piden es equipo para trabajar, material médico y que la gente se quede en casa. En ocasiones, no tienen ninguna de las tres cosas y así hacen su labor heroica. Y todavía hay estúpidos que los insultan y agreden.

Mucha movilidad… La Secretaría de Salud en Sonora dio a conocer que a pesar de estas advertencias la gente no se quiere quedar en casa y además salen sin tomar medidas de precaución. No respetan la distancia mínima, no usan cubrebocas en lugares públicos y hasta se burlan de las medidas. En los municipios aumentan los casos por la alta movilidad. Tan sólo Ciudad Obregón cerró mayo con una movilidad del 70% y con hospitales saturados. Navojoa en cambio ha logrado bajar a un 38% de movilidad, pero sigue siendo alto. Caborca, aflojó y de tener un 36% abril, cerró mayo con un 43%. Hermosillo iba bien en abril, pero se perdió el control y la disciplina y cerró con un 63% el pasado 29 de mayo, y seguramente ayer lunes debió aumentar con el regreso a laborar y con fin del confinamiento. Porque el día de ayer las calles se vieron saturadas como si nada pasara.

Hospitales llenos… ¿ Qué es lo que no entiende la gente cuando se habla de hospitales llenos? Al rato estaremos como en México, en donde se ven a familias ir de un hospital a otro buscando espacio para que atiendan a sus enfermos y no lo encuentra. Y luego, culpan de ello a los médicos o a las autoridades, cuando lo pudieron evitar simplemente con quedarse en casa o bien, tomando todas las precauciones que día y noche se están mostrando en todos los medios y redes sociales. Y nada. En Hermosillo deben saberlo ya casi están al tope. El Hospital Chávez ya se llenó en el área para Covid, sólo tienen para atender sospechosos. En el IMSS están llegando a su nivel lo mismo que el Hospital General. En los hospitales privados ya están llenos el Licona y Clínica del Noroeste. El CIMA apenas se da a abasto. Si no volvemos a tomar medidas y regresar al confinamiento, esto va a quedar totalmente rebasado y materialmente no habrá capacidad para atender a tanto contagiado.


No es juego… Me dice un médico amigo, si quieren realmente saber lo que es el terror del coronavirus, no veas sólo las series de Netflix, y ya que te arriesgas y no tienes cuidado, pues date una vuelta por los hospitales. Entra en las áreas de urgencia. Checa la cara de médicos y enfermeras. De familiares de enfermos. Ve el sufrimiento de los contagiados. Si no tienen miedo de andar en la calle sin cuidado, pues que tengan el valor de ir a enfrentar la epidemia en donde se vive la realidad. No haciendo colas estúpidas en los Oxxos para comprar cerveza. O en reuniones caseras donde todos son chistes idiotas acerca de la enfermedad. Si realmente se sienten tan valientes y tan importamadristas, pues ya es momento en que vivan y vean la realidad. Veremos si después de eso siguen con sus tonterías y frivolidades. Ahí está el reto, quién se anima.


Arizona arde… El vecino Estado de Arizona literalmente está que arde. Tan sólo en Tucson reportan más de 2,300 casos de coronavirus. Y para tener una idea de la gravedad, son los contagios reportados en todo Sonora. A eso, ahora hay que sumar las protestas violentas por la muerte de George Floyd en Minnesota. El fin de semana se vio lleno de actos tumultuosos, con saqueos, quema de vehículos y destrozos en centros comerciales. Por eso el gobernador Doug Ducey ordenó toque de queda toda la semana. De manera tajante la orden prohíbe a las personas desde las 20:00 a 5:00 horas: usar, sentarse, pararse, sentarse, viajar o estar presentes en cualquier calle pública o en cualquier lugar público, incluso con el propósito de viajar. Y por lugar público se identifica cualquier lugar, ya sea en propiedad privada o pública, accesible al público en general. Eso incluye específicamente calles públicas, callejones, autopistas, entradas de vehículos, aceras, parques, terrenos baldíos y cualquier “propiedad sin supervisión”. Ahora están contra la espada y la pared, porque o aprietan o aquello se sale de control. Qué duro.


Vaya semana que nos espera, pero como dijo el Tijeras Rodríguez, si así lo quieres, pues para que te hartes. Sale.

Nos gana la pandemia… Las estadísticas oficiales, en ocasiones bajo interpretaciones color de rosa, del doctor Hugo López Gatell, se están estrellando con la realidad de lo que está viviendo el personal médico en hospitales públicos y privados en todo el país, pero sobre todo en la Ciudad de México.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Un médico amigo de un sonorense le describió en tres palabras lo que pasa en estos momentos con los contagios y cómo está la estructura hospitalaria rebasada al decirle enfáticamente por mensajes de WhatsApp, ¡Esto está horrible! Y lo más grave además de las afectaciones a la población civil, es al personal médico en todos sus rubros. Cada día caen enfermos doctores, enfermeras, administrativos, de intendencia, y como si fuera una guerra, el frente se está quedando sin efectivos. Equipos y medicinas también tienden a agotarse por la forma exponencial en que se presentan los casos. En pocas palabras, esto realmente sí está horrible y a los mexicanos nos vale.

Verdaderos héroes… Así, mientras muchos salen a la calle sin ningún cuidado, en los hospitales los doctores y doctoras, enfermeros y enfermeras, camilleros, afanadores, personal administrativo y hasta de seguridad se preparan cada día para una jornada ininterrumpida de ocho horas que se pueden volver doce. En el área de preparación se colocan el incómodo equipo de protección personal que inicia con un sofocante pijama quirúrgico, dos pares de guantes totalmente herméticos y apretados, una bata desechable, googles herméticos, cubreboca N95 totalmente hermética, gorra y calzado quirúrgico. Luego, una preparación mental para aguantar 8 horas sin alimentos y sin poder hidratarse. Sin poder tocarse la cara o tocar a alguien más que a un paciente. Y durante la jornada, estar pendiente de las alarmas de nuevos casos o alguien que entra en crisis. Esto es todos los días. Y lo único que piden es equipo para trabajar, material médico y que la gente se quede en casa. En ocasiones, no tienen ninguna de las tres cosas y así hacen su labor heroica. Y todavía hay estúpidos que los insultan y agreden.

Mucha movilidad… La Secretaría de Salud en Sonora dio a conocer que a pesar de estas advertencias la gente no se quiere quedar en casa y además salen sin tomar medidas de precaución. No respetan la distancia mínima, no usan cubrebocas en lugares públicos y hasta se burlan de las medidas. En los municipios aumentan los casos por la alta movilidad. Tan sólo Ciudad Obregón cerró mayo con una movilidad del 70% y con hospitales saturados. Navojoa en cambio ha logrado bajar a un 38% de movilidad, pero sigue siendo alto. Caborca, aflojó y de tener un 36% abril, cerró mayo con un 43%. Hermosillo iba bien en abril, pero se perdió el control y la disciplina y cerró con un 63% el pasado 29 de mayo, y seguramente ayer lunes debió aumentar con el regreso a laborar y con fin del confinamiento. Porque el día de ayer las calles se vieron saturadas como si nada pasara.

Hospitales llenos… ¿ Qué es lo que no entiende la gente cuando se habla de hospitales llenos? Al rato estaremos como en México, en donde se ven a familias ir de un hospital a otro buscando espacio para que atiendan a sus enfermos y no lo encuentra. Y luego, culpan de ello a los médicos o a las autoridades, cuando lo pudieron evitar simplemente con quedarse en casa o bien, tomando todas las precauciones que día y noche se están mostrando en todos los medios y redes sociales. Y nada. En Hermosillo deben saberlo ya casi están al tope. El Hospital Chávez ya se llenó en el área para Covid, sólo tienen para atender sospechosos. En el IMSS están llegando a su nivel lo mismo que el Hospital General. En los hospitales privados ya están llenos el Licona y Clínica del Noroeste. El CIMA apenas se da a abasto. Si no volvemos a tomar medidas y regresar al confinamiento, esto va a quedar totalmente rebasado y materialmente no habrá capacidad para atender a tanto contagiado.


No es juego… Me dice un médico amigo, si quieren realmente saber lo que es el terror del coronavirus, no veas sólo las series de Netflix, y ya que te arriesgas y no tienes cuidado, pues date una vuelta por los hospitales. Entra en las áreas de urgencia. Checa la cara de médicos y enfermeras. De familiares de enfermos. Ve el sufrimiento de los contagiados. Si no tienen miedo de andar en la calle sin cuidado, pues que tengan el valor de ir a enfrentar la epidemia en donde se vive la realidad. No haciendo colas estúpidas en los Oxxos para comprar cerveza. O en reuniones caseras donde todos son chistes idiotas acerca de la enfermedad. Si realmente se sienten tan valientes y tan importamadristas, pues ya es momento en que vivan y vean la realidad. Veremos si después de eso siguen con sus tonterías y frivolidades. Ahí está el reto, quién se anima.


Arizona arde… El vecino Estado de Arizona literalmente está que arde. Tan sólo en Tucson reportan más de 2,300 casos de coronavirus. Y para tener una idea de la gravedad, son los contagios reportados en todo Sonora. A eso, ahora hay que sumar las protestas violentas por la muerte de George Floyd en Minnesota. El fin de semana se vio lleno de actos tumultuosos, con saqueos, quema de vehículos y destrozos en centros comerciales. Por eso el gobernador Doug Ducey ordenó toque de queda toda la semana. De manera tajante la orden prohíbe a las personas desde las 20:00 a 5:00 horas: usar, sentarse, pararse, sentarse, viajar o estar presentes en cualquier calle pública o en cualquier lugar público, incluso con el propósito de viajar. Y por lugar público se identifica cualquier lugar, ya sea en propiedad privada o pública, accesible al público en general. Eso incluye específicamente calles públicas, callejones, autopistas, entradas de vehículos, aceras, parques, terrenos baldíos y cualquier “propiedad sin supervisión”. Ahora están contra la espada y la pared, porque o aprietan o aquello se sale de control. Qué duro.


Vaya semana que nos espera, pero como dijo el Tijeras Rodríguez, si así lo quieres, pues para que te hartes. Sale.