/ viernes 4 de enero de 2019

Corren rumores | Publican o cuello

Levantada de faldillas… Este jueves más de un funcionario o aspirante al hueso federal sudaron frío y tragaron gordo cuando oyeron la amenaza de su líder moral Andrés Manuel López Obrador quien les advirtió, y miren que parece va en serio, de que todo aquel funcionario que no haga públicos sus bienes y los de sus familiares deberá separarse del gobierno.

¡Gulp! Dijo muy claro, que es una obligación moral no sólo presentar su declaración patrimonial, que es por ley, sino que debe hacerlos públicos. O sea, que ahora sabremos hasta dónde llegan y cómo llegan los patrimonios personales de la actual clase gobernante. Ohmaigod. Seguramente los que estaban oyendo solamente alcanzaron a decir: Zafo, super zafo y recontra zafo. Andigüey.

Ni para dónde hacerse… Fue más que claro en su conferencia matutina: “Yo mañana, (o sea este viernes) precisamente, voy a dar a conocer mis bienes y todos los servidores públicos tienen que dar a conocer sus bienes y transparentarlos, porque ahora hay la posibilidad de que se puedan mantener en reserva. Por cuestiones de índole moral, todos tenemos que dar a conocer los bienes”. Reconoció que algunos funcionarios quieren mantener en reserva su verdadero patrimonio, el de su familia y gente cercana. Por eso dijo: “Esa práctica no será aceptada”. ¡Chúpale pichón! Y para que no quedara lugar a dudas, el Presidente advirtió: “El que no dé a conocer sus bienes, alegando que la ley no se lo exige, no va a poder desempeñarse en este gobierno”. ¡Ufffas!. Claro, se refiere a funcionarios del Poder Ejecutivo y todo lo que de ahí dependa. Se salvan los del Poder Judicial y los legisladores. Claro, que los diputados, senadores, gobernadores y alcaldes de Morena, deben hacerlo por razones de solidaridad política. ¡Chale, bato!

Deditos golpeados… Seguramente muchos no esperaban este anuncio de parte del presidente López Obrador y es muy posible que los hayan agarrado con los dedos pegados a la puerta. Porque de la noche a la mañana esconder muchos bienes y los de la familia resulta un acto de circo. Claro, que cualquier político que se preste de ser vivillo, lo menos que hace es poner bienes a su nombre. Primero porque le tienen miedo al SAT. Segundo porque ahora es delito no sólo no mostrar el origen legal de los recursos que se reciben, sino que también es delito la corrupción o sea no poder demostrar que lo que se cuenta tiene una procedencia lícita. En estos momentos muchos deben andar buscando cómo esconder las cosas, porque habrá muchos acomedidos que quieran exhibirlos. Uyyyy, qué meyo. La bronca mayor para los que apenas ahora en diciembre les dio por estrenar carrotes del año y casitas en zonas residenciales de lujo.

El ejemplo presiona… Por cierto, que si esta medida ordenada, porque no es sugerencia, es una orden del jefe, seguramente también provocará una onda expansiva a funcionarios y gobernantes de otros partidos, a los que van a presionar para que hagan públicos sus bienes. Hijos mano, qué desparramadero. El propio López Obrador reconoce que en muchos casos la ley permite mantener estos datos en reserva. Por eso la presión de que sus funcionarios tienen que hacerlo público si quieren mantener el hueso. Sin duda que con esto pone agenda, pero no a los de fuera, sino se la pone a su propio equipo que deberán cuidar muy bien cómo hacen negocios y cómo los van a ocultar, porque recuerden que el olor a guayaba y el dinero no se pueden esconder.

Ni que no fueran... La bronca no es que no vayan a robar o morderle al presupuesto. La bronca es que tienen que maliciarla. El problema es que el presidente López Obrador anda enojado porque la organización Transparencia Internacional pone a México en el lugar 135 de la lista de corrupción. Esto nos trae a la mente la anécdota del general Álvaro Obregón, quien llamó a uno de sus compadres para pedirle la renuncia por ratero. Pero, compadre, le dijo, si no me han probado nada. Compadre, te estoy corriendo por rata, no por pendejo. Vivos, pues, y que no los vayan a agarrar en curva, porque según vimos el tono de las declaraciones, nadie los va a defender.

¿Dónde quedó Bernardo?... Luego que nos presumieron la detención de Bernardo Campillo en Durango por falsedad en sus declaraciones patrimoniales, ahora resulta que no aparece por ningún lado. En la Fiscalía Anticorrupción no hay quien atienda el changarro, por lo que no se sabe si sigue detenido, si ya pagó fianza y anda riéndose solo o le están cargando más velas al ataúd. De forma extraoficial se dice que un equipo de elementos de la Fiscalía de Sonora fueron a ese Estado para trasladarlo para estas tierras. Pero no hay más. Por más que vigilamos los sitios por donde se filtran informaciones privilegiadas no aparece nada. De ahí que todos se pregunten ¿Y dónde quedó Bernardo?

Tierra de alacranes… Seguramente algunos se preguntarán ¿Y qué hacía en Durango el ex secretario de Salud? Muy simple, hay que recordar que el padrecismo tenía dos santuarios de seguridad gracias al apoyo que dieron a gobernadores panistas para que ganaran sus elecciones. Uno de ellos es Baja California, donde Kiko Vega ha protegido a muchos ex funcionarios que salen huyendo. El otro es José Rosas Aispuro, quien recibió tremendo respaldo en su primera intentona en el 2010. Recordarán que fue en Durango donde agarraron a una bola de mapaches padrecistas. Obvio, que se tiene que ser agradecido y seguramente en este momento ese estado es un santuario de protección padrecista. Por eso andaba por allá el Berna. Digo.

En fin, lo bueno que hoy, hoy es ¡¡¡viernes!!!, y primero del año. Por lo mismo, agarren aire y piedras, porque esto se pondrá bueno. Sale.

Levantada de faldillas… Este jueves más de un funcionario o aspirante al hueso federal sudaron frío y tragaron gordo cuando oyeron la amenaza de su líder moral Andrés Manuel López Obrador quien les advirtió, y miren que parece va en serio, de que todo aquel funcionario que no haga públicos sus bienes y los de sus familiares deberá separarse del gobierno.

¡Gulp! Dijo muy claro, que es una obligación moral no sólo presentar su declaración patrimonial, que es por ley, sino que debe hacerlos públicos. O sea, que ahora sabremos hasta dónde llegan y cómo llegan los patrimonios personales de la actual clase gobernante. Ohmaigod. Seguramente los que estaban oyendo solamente alcanzaron a decir: Zafo, super zafo y recontra zafo. Andigüey.

Ni para dónde hacerse… Fue más que claro en su conferencia matutina: “Yo mañana, (o sea este viernes) precisamente, voy a dar a conocer mis bienes y todos los servidores públicos tienen que dar a conocer sus bienes y transparentarlos, porque ahora hay la posibilidad de que se puedan mantener en reserva. Por cuestiones de índole moral, todos tenemos que dar a conocer los bienes”. Reconoció que algunos funcionarios quieren mantener en reserva su verdadero patrimonio, el de su familia y gente cercana. Por eso dijo: “Esa práctica no será aceptada”. ¡Chúpale pichón! Y para que no quedara lugar a dudas, el Presidente advirtió: “El que no dé a conocer sus bienes, alegando que la ley no se lo exige, no va a poder desempeñarse en este gobierno”. ¡Ufffas!. Claro, se refiere a funcionarios del Poder Ejecutivo y todo lo que de ahí dependa. Se salvan los del Poder Judicial y los legisladores. Claro, que los diputados, senadores, gobernadores y alcaldes de Morena, deben hacerlo por razones de solidaridad política. ¡Chale, bato!

Deditos golpeados… Seguramente muchos no esperaban este anuncio de parte del presidente López Obrador y es muy posible que los hayan agarrado con los dedos pegados a la puerta. Porque de la noche a la mañana esconder muchos bienes y los de la familia resulta un acto de circo. Claro, que cualquier político que se preste de ser vivillo, lo menos que hace es poner bienes a su nombre. Primero porque le tienen miedo al SAT. Segundo porque ahora es delito no sólo no mostrar el origen legal de los recursos que se reciben, sino que también es delito la corrupción o sea no poder demostrar que lo que se cuenta tiene una procedencia lícita. En estos momentos muchos deben andar buscando cómo esconder las cosas, porque habrá muchos acomedidos que quieran exhibirlos. Uyyyy, qué meyo. La bronca mayor para los que apenas ahora en diciembre les dio por estrenar carrotes del año y casitas en zonas residenciales de lujo.

El ejemplo presiona… Por cierto, que si esta medida ordenada, porque no es sugerencia, es una orden del jefe, seguramente también provocará una onda expansiva a funcionarios y gobernantes de otros partidos, a los que van a presionar para que hagan públicos sus bienes. Hijos mano, qué desparramadero. El propio López Obrador reconoce que en muchos casos la ley permite mantener estos datos en reserva. Por eso la presión de que sus funcionarios tienen que hacerlo público si quieren mantener el hueso. Sin duda que con esto pone agenda, pero no a los de fuera, sino se la pone a su propio equipo que deberán cuidar muy bien cómo hacen negocios y cómo los van a ocultar, porque recuerden que el olor a guayaba y el dinero no se pueden esconder.

Ni que no fueran... La bronca no es que no vayan a robar o morderle al presupuesto. La bronca es que tienen que maliciarla. El problema es que el presidente López Obrador anda enojado porque la organización Transparencia Internacional pone a México en el lugar 135 de la lista de corrupción. Esto nos trae a la mente la anécdota del general Álvaro Obregón, quien llamó a uno de sus compadres para pedirle la renuncia por ratero. Pero, compadre, le dijo, si no me han probado nada. Compadre, te estoy corriendo por rata, no por pendejo. Vivos, pues, y que no los vayan a agarrar en curva, porque según vimos el tono de las declaraciones, nadie los va a defender.

¿Dónde quedó Bernardo?... Luego que nos presumieron la detención de Bernardo Campillo en Durango por falsedad en sus declaraciones patrimoniales, ahora resulta que no aparece por ningún lado. En la Fiscalía Anticorrupción no hay quien atienda el changarro, por lo que no se sabe si sigue detenido, si ya pagó fianza y anda riéndose solo o le están cargando más velas al ataúd. De forma extraoficial se dice que un equipo de elementos de la Fiscalía de Sonora fueron a ese Estado para trasladarlo para estas tierras. Pero no hay más. Por más que vigilamos los sitios por donde se filtran informaciones privilegiadas no aparece nada. De ahí que todos se pregunten ¿Y dónde quedó Bernardo?

Tierra de alacranes… Seguramente algunos se preguntarán ¿Y qué hacía en Durango el ex secretario de Salud? Muy simple, hay que recordar que el padrecismo tenía dos santuarios de seguridad gracias al apoyo que dieron a gobernadores panistas para que ganaran sus elecciones. Uno de ellos es Baja California, donde Kiko Vega ha protegido a muchos ex funcionarios que salen huyendo. El otro es José Rosas Aispuro, quien recibió tremendo respaldo en su primera intentona en el 2010. Recordarán que fue en Durango donde agarraron a una bola de mapaches padrecistas. Obvio, que se tiene que ser agradecido y seguramente en este momento ese estado es un santuario de protección padrecista. Por eso andaba por allá el Berna. Digo.

En fin, lo bueno que hoy, hoy es ¡¡¡viernes!!!, y primero del año. Por lo mismo, agarren aire y piedras, porque esto se pondrá bueno. Sale.