/ jueves 29 de noviembre de 2018

Cruzando líneas | La bofetada de Peña Nieto

Enrique Peña Nieto nunca ha sido un santo de devoción de los paisanos. Millones que viven hoy indocumentados en Estados Unidos salieron huyendo del PRI; otros fueron expulsados por el PAN.

Los mexicanos en las sombras en el extranjero dejaron su patria por un hartazgo político provocado por el hambre, el miedo, la corrupción y la eterna mala distribución de la riqueza; ahora, desde lejos, sienten lástima y repulsión por los que los obligaron a irse, incluyendo a este presidente y otros tantos que le precedieron.

Los migrantes mexicanos no le tienen fe a su gobierno. Son hijos del odio a la cultura del dedazo y los compadrazgos, de los aplausos para pocos y del circo para el pueblo. Por eso no les sorprendió el anuncio de que a unos días de dejar el poder, el Presidente informara que le entregaría el codiciado galardón de la Orden Mexicana del Águila Azteca nada más y nada menos que al yerno de Trump: Jared Kushner. Es como la última puñalada antes de dejar el poder; para los paisanos representa el beso de judas.

Para los expatriados, Enrique Peña Nieto terminó de venderse con este gesto; se puso de rodillas y rindió sacrificio al verdugo que siempre lo ha despreciado. Con la honra y el orgullo de los mexicanos pisoteada termina una era en donde era permitido y justificable el complejo de la sumisión política frente al gigante. Se va Peña causando pena. Para los paisanos, él nunca fue su presidente y esto fue solo una disfrazada lucha de copetes.

Pero, ¿qué hay detrás de esta condecoración, la más alta que le ofrece México a un extranjero? Intereses, muchos y de mucho peso, más bien dólares. Kushner se ha desempeñado como asesor de la Casa Blanca durante las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Ha sido uno de los múltiples diplomáticos que juegan al estira y afloja para poder llegar a un acuerdo; no ha sido el único ni el más importante, pero –quizá– sí el más cercano al presidente Trump.

¿Qué méritos tiene el yerno de Trump que se puedan comparar con las obras de Gabriel García Márquez, la genialidad de Bill Gates, la diplomacia del rey Felipe VI de España? Tal vez uno de los más importantes sea su estrecha relación con el canciller Luis Videgaray, quizá. Aunque dudo que esa “amistad” sea suficiente para que el esposo de Ivanka Trump sea digno para esta distinción que busca “reconocer los servicios prominentes prestados a la Nación Mexicana o a la Humanidad”. Además, la nueva versión del tratado ni siquiera ha sido firmada y del plato a la boca se cae la sopa. Compararlo con Walt Disney o con Nelson Mandela, otros que han recibido el mismo honor, es una bofetada.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFelix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com


Enrique Peña Nieto nunca ha sido un santo de devoción de los paisanos. Millones que viven hoy indocumentados en Estados Unidos salieron huyendo del PRI; otros fueron expulsados por el PAN.

Los mexicanos en las sombras en el extranjero dejaron su patria por un hartazgo político provocado por el hambre, el miedo, la corrupción y la eterna mala distribución de la riqueza; ahora, desde lejos, sienten lástima y repulsión por los que los obligaron a irse, incluyendo a este presidente y otros tantos que le precedieron.

Los migrantes mexicanos no le tienen fe a su gobierno. Son hijos del odio a la cultura del dedazo y los compadrazgos, de los aplausos para pocos y del circo para el pueblo. Por eso no les sorprendió el anuncio de que a unos días de dejar el poder, el Presidente informara que le entregaría el codiciado galardón de la Orden Mexicana del Águila Azteca nada más y nada menos que al yerno de Trump: Jared Kushner. Es como la última puñalada antes de dejar el poder; para los paisanos representa el beso de judas.

Para los expatriados, Enrique Peña Nieto terminó de venderse con este gesto; se puso de rodillas y rindió sacrificio al verdugo que siempre lo ha despreciado. Con la honra y el orgullo de los mexicanos pisoteada termina una era en donde era permitido y justificable el complejo de la sumisión política frente al gigante. Se va Peña causando pena. Para los paisanos, él nunca fue su presidente y esto fue solo una disfrazada lucha de copetes.

Pero, ¿qué hay detrás de esta condecoración, la más alta que le ofrece México a un extranjero? Intereses, muchos y de mucho peso, más bien dólares. Kushner se ha desempeñado como asesor de la Casa Blanca durante las renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica. Ha sido uno de los múltiples diplomáticos que juegan al estira y afloja para poder llegar a un acuerdo; no ha sido el único ni el más importante, pero –quizá– sí el más cercano al presidente Trump.

¿Qué méritos tiene el yerno de Trump que se puedan comparar con las obras de Gabriel García Márquez, la genialidad de Bill Gates, la diplomacia del rey Felipe VI de España? Tal vez uno de los más importantes sea su estrecha relación con el canciller Luis Videgaray, quizá. Aunque dudo que esa “amistad” sea suficiente para que el esposo de Ivanka Trump sea digno para esta distinción que busca “reconocer los servicios prominentes prestados a la Nación Mexicana o a la Humanidad”. Además, la nueva versión del tratado ni siquiera ha sido firmada y del plato a la boca se cae la sopa. Compararlo con Walt Disney o con Nelson Mandela, otros que han recibido el mismo honor, es una bofetada.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFelix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com