/ miércoles 5 de diciembre de 2018

Cruzando líneas | Los paisanos: El punto medio entre AMLO y Trump

Arizona.- No hay una varita mágica para cambiar al México herido, sangrante y maltratado por la historia y sus protagonistas. No hay un borrón y cuenta nueva.

Andrés Manuel López Obrador no es un superhéroe y su llegada a la Presidencia no es un antídoto para los dolores del pueblo. No. Nada ha logrado que el PaísAzteca cicatrice la corrupción, el abuso y el dolor. Los mexicanos no se lamen las heridas. Lo único que hay es hartazgo y, por primera vez en mucho tiempo, esperanza. AMLO es eso: el anhelo de poder vivir sin hambre, de estar sin miedo… de volver a casa.

Los paisanos que viven en Estados Unidos ven al ahora presidente como un salvavidas en medio de la tormenta. Se estaban ahogando por la añoranza. Los otros, los de antes, los hacían sentir como huérfanos de su patria, como si no fueran ni de aquí ni de allá, como los indeseables del sistema. Solo López Obrador ha logrado despertar su curiosidad política y revivir el sueño mexicano. Por él votaron. Su izquierda se impone al capitalismo estadounidense que los obliga a vivir en las sombras, con ataques de paranoia migratoria y crisis de ansiedad económica. Gracias al cambio, o lo que algunos llaman la cuarta transformación, se imaginan –por primera vez en décadas– cómo sería regresar a casa. Pero no tienen nada seguro; solo fantasean.

Los mexicanos que viven fuera de su tierra o los que nacieron lejos de ella se empiezan a sentir –por fin– parte de la historia; la están viviendo. Fueron testigos de cómo los dos polos más extremos de la política llegaron al poder. Por un lado, Donald Trump; por el otro, López Obrador. Derecha e izquierda. Conservador y progresista. Elitista y populacho. Diferentes por todos los ángulos. Impredecibles. Unidos por la frontera. Separados por el muro y los discursos. Diplomáticos por obligación. Ambos sus presidentes.

Indocumentados o con papeles, los paisanos se han convertido en el punto medio entre esos extremos. Son muchos cómo para ser ignorados, pero no tantos para lograr un cambio. No son decisivos en ningún lado, pero sí son indispensables. Son a los que Trump usa y a los que López Obrador necesita. Son los que tienen las raíces en México y la familia en Estados Unidos. Son los que se multiplican. Son los que hoy llevan en equilibrio: Por un lado, las oportunidades; por el otro, los sueños. ¿Qué les pesa más, el bolsillo o el corazón?

Al nuevo presidente le han dado el voto de confianza que nunca pudieron otorgarle a Trump, pero ya no se entregan ciegamente. Son cautelosos y tienen memoria a conveniencia. Por eso, no habrá un éxodo masivo a México, pero comenzarán a pavimentar un camino de regreso. Quieren un México nuevo, pero no podrían asegurar que López Obrador se los dará. Son hijos de la generación de la desconfianza, aunque tienen muchas ganas de volver y eso los obliga a creer. Si Andrés Manuel López Obrador pudo llegar a Los Pinos, quizá para ellos tampoco sea imposible volver a casa. Lo que quieren es vivir con los suyos, de aquel lado, ese sueño que se trajeron.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFélix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com


Arizona.- No hay una varita mágica para cambiar al México herido, sangrante y maltratado por la historia y sus protagonistas. No hay un borrón y cuenta nueva.

Andrés Manuel López Obrador no es un superhéroe y su llegada a la Presidencia no es un antídoto para los dolores del pueblo. No. Nada ha logrado que el PaísAzteca cicatrice la corrupción, el abuso y el dolor. Los mexicanos no se lamen las heridas. Lo único que hay es hartazgo y, por primera vez en mucho tiempo, esperanza. AMLO es eso: el anhelo de poder vivir sin hambre, de estar sin miedo… de volver a casa.

Los paisanos que viven en Estados Unidos ven al ahora presidente como un salvavidas en medio de la tormenta. Se estaban ahogando por la añoranza. Los otros, los de antes, los hacían sentir como huérfanos de su patria, como si no fueran ni de aquí ni de allá, como los indeseables del sistema. Solo López Obrador ha logrado despertar su curiosidad política y revivir el sueño mexicano. Por él votaron. Su izquierda se impone al capitalismo estadounidense que los obliga a vivir en las sombras, con ataques de paranoia migratoria y crisis de ansiedad económica. Gracias al cambio, o lo que algunos llaman la cuarta transformación, se imaginan –por primera vez en décadas– cómo sería regresar a casa. Pero no tienen nada seguro; solo fantasean.

Los mexicanos que viven fuera de su tierra o los que nacieron lejos de ella se empiezan a sentir –por fin– parte de la historia; la están viviendo. Fueron testigos de cómo los dos polos más extremos de la política llegaron al poder. Por un lado, Donald Trump; por el otro, López Obrador. Derecha e izquierda. Conservador y progresista. Elitista y populacho. Diferentes por todos los ángulos. Impredecibles. Unidos por la frontera. Separados por el muro y los discursos. Diplomáticos por obligación. Ambos sus presidentes.

Indocumentados o con papeles, los paisanos se han convertido en el punto medio entre esos extremos. Son muchos cómo para ser ignorados, pero no tantos para lograr un cambio. No son decisivos en ningún lado, pero sí son indispensables. Son a los que Trump usa y a los que López Obrador necesita. Son los que tienen las raíces en México y la familia en Estados Unidos. Son los que se multiplican. Son los que hoy llevan en equilibrio: Por un lado, las oportunidades; por el otro, los sueños. ¿Qué les pesa más, el bolsillo o el corazón?

Al nuevo presidente le han dado el voto de confianza que nunca pudieron otorgarle a Trump, pero ya no se entregan ciegamente. Son cautelosos y tienen memoria a conveniencia. Por eso, no habrá un éxodo masivo a México, pero comenzarán a pavimentar un camino de regreso. Quieren un México nuevo, pero no podrían asegurar que López Obrador se los dará. Son hijos de la generación de la desconfianza, aunque tienen muchas ganas de volver y eso los obliga a creer. Si Andrés Manuel López Obrador pudo llegar a Los Pinos, quizá para ellos tampoco sea imposible volver a casa. Lo que quieren es vivir con los suyos, de aquel lado, ese sueño que se trajeron.

Maritza L. Félix. Periodista, escritora y amante de las letras.

Twitter: @MaritzaLFélix

Correo: maritzalizethfelix@gmail.com