En esa multitudinaria concentración de miles y miles de personas en el corazón de México, donde se reúnen en un mismo espacio sentimiento e historia nacional, el Zócalo capitalino, en ese balcón, en ese palacio símbolo hoy día de austeridad.
Es la ceremonia del grito, sin lugar a dudas un momento en el que sueñan todos aquellos que aspiran a ser titulares del ejecutivo federal. Estar en ese balcón, frente a miles que gritan vivas, tocando la campana de la independencia y ondeando la bandera más bonita del mundo.
Así sale Andrés Manuel al balcón, en su última ocasión, los cadetes impresionantes como siempre portadores de la bandera la entregan con todo rigor al presidente, esté en soledad se asoma al balcón y así se culmina el motor y motivo de muchos, estar solos frente al que consideran su pueblo, su pueblo bueno y sabio.
Grita por última ocasión Andrés Manuel López Obrador: “Mexicanas, mexicanos, viva la independencia, viva Miguel Hidalgo y Costilla, viva Josefa Ortiz de Domínguez, viva Ignacio Allende, viva Leona Vicario, viva José María Morelos y Pavón, viva Vicente Guerrero…” hasta aquí lo tradicional.
Viene en este momento el toque personal al grito: “…vivan las heroínas y los héroes anónimos, viva la libertad, viva la igualdad, viva la justicia, viva la democracia, viva nuestra soberanía, viva la fraternidad universal…”
Continúa la marca ideológica del momento: “…mexicanas, mexicanos que muera la corrupción, muera la avaricia, muera el racismo, muera la discriminación. Que viva el amor, vivan los trabajadores mexicanos que son de los mejores del mundo, vivan nuestros hermanos migrantes, vivan los pueblos indígenas, viva la grandeza cultural de México, vivan todas y todos los mexicanos, viva la cuarta transformación…”
Finalmente, el cierre tradicional del grito: “…viva México, viva México, viva México.”
Ahora, el toque de campana, con fuerza, con empeño, sabedor que es el último, con mucha enjundia, se le veía pensativo y con ganas de disfrutar ese momento, es su último momento, tocando la campana y en ese balcón, apenas sostiene la bandera que, bajo su hombro se movía sin mucho control resultado de la fuerza en que hacía repicar la campana. Deja la campana y ahora si agita la bandera, también con fuerza, con empeño, con disfrute del poder, del momento y la ocasión.
Campanas, gritos, miles de gritos, luces, fuegos artificiales, poder concentrado, todo en un hombre, todo en un balcón, todo en un grito de viva México, el último grito de AMLO.