/ lunes 26 de diciembre de 2022

Democracia y debate | Feliz Navidad

Nuevamente lo hicimos, nuevamente llegamos a esta época del año, que no debemos olvidar tiene su origen en la fe católica, es la Navidad el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, que marca el calendario y marca un profundo cisma en el judaísmo, pero que también ha marcado a la humanidad durante miles de años, más de 2 mil.

Así la Navidad se ha vuelto de todos y para todos los que han querido abrazarla, desde diferentes ópticas y tradiciones, desde Asia, hasta Europa, con nuevas ideas en el Reino Unido, donde por respeto a otras religiones al parecer van a matizar el tema, más será imposible matizar la celebración.

La Navidad ha trascendido al catolicismo, también ha trascendido al consumismo, ya la Navidad no es sólo de una religión, tampoco es de una marca o de una tienda, no es el desfile, no es muchas cosas que se compran. La Navidad es de muchas cosas se sienten.

Canciones, literatura, películas, cuentos, historias, toda la carga emocional sobre la Navidad que tenemos incrustado en el cerebro desde hace varias generaciones, logra por unos momentos, por unas horas, por un instante sacar en millones de personas un momento amable, una sonrisa, un breve suspiro de felicidad, de solidaridad, de acompañamiento. Reconozco que también en sentido contrario, reconozco también el gran negocio que se hace año con año. Sin embargo, sería injusto, sería mentira, sería absurdo no reconocer en la cara de mis hijos unos momentos de profunda fe, alegría, felicidad, esperanza e ilusión.

Es la Navidad muchas cosas, pero en la cara y en la sonrisa de mis hijos se vuelve muchas cosas más y todas buenas, todas positivas, es la más pura y gratificante inocencia y ternura. También sé que miles, millones de niños no tienen esa suerte, pero es en este pequeño espacio de tiempo donde enseñamos a ser solidarios, a compartir, a pensar en los demás.

“Feliz Navidad a Todos”, así termina uno de mis cuentos favoritos, “Un Cuento de Navidad”, de Dickens.

Así que, simplemente, con la gracia y gratitud de contar con dos pequeños que me recuerdan la inocencia y la bondad, a todos les deseo una muy Feliz Navidad.

Nuevamente lo hicimos, nuevamente llegamos a esta época del año, que no debemos olvidar tiene su origen en la fe católica, es la Navidad el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios, que marca el calendario y marca un profundo cisma en el judaísmo, pero que también ha marcado a la humanidad durante miles de años, más de 2 mil.

Así la Navidad se ha vuelto de todos y para todos los que han querido abrazarla, desde diferentes ópticas y tradiciones, desde Asia, hasta Europa, con nuevas ideas en el Reino Unido, donde por respeto a otras religiones al parecer van a matizar el tema, más será imposible matizar la celebración.

La Navidad ha trascendido al catolicismo, también ha trascendido al consumismo, ya la Navidad no es sólo de una religión, tampoco es de una marca o de una tienda, no es el desfile, no es muchas cosas que se compran. La Navidad es de muchas cosas se sienten.

Canciones, literatura, películas, cuentos, historias, toda la carga emocional sobre la Navidad que tenemos incrustado en el cerebro desde hace varias generaciones, logra por unos momentos, por unas horas, por un instante sacar en millones de personas un momento amable, una sonrisa, un breve suspiro de felicidad, de solidaridad, de acompañamiento. Reconozco que también en sentido contrario, reconozco también el gran negocio que se hace año con año. Sin embargo, sería injusto, sería mentira, sería absurdo no reconocer en la cara de mis hijos unos momentos de profunda fe, alegría, felicidad, esperanza e ilusión.

Es la Navidad muchas cosas, pero en la cara y en la sonrisa de mis hijos se vuelve muchas cosas más y todas buenas, todas positivas, es la más pura y gratificante inocencia y ternura. También sé que miles, millones de niños no tienen esa suerte, pero es en este pequeño espacio de tiempo donde enseñamos a ser solidarios, a compartir, a pensar en los demás.

“Feliz Navidad a Todos”, así termina uno de mis cuentos favoritos, “Un Cuento de Navidad”, de Dickens.

Así que, simplemente, con la gracia y gratitud de contar con dos pequeños que me recuerdan la inocencia y la bondad, a todos les deseo una muy Feliz Navidad.