/ viernes 17 de junio de 2022

Democracia y debate | La plaza

Señala Maquiavelo que el príncipe que es querido por su pueblo no necesita de castillos o fortalezas para defenderse, que los enemigos que pretendan derrotarlo, serán expulsados tarde o temprano.

Señala Maquiavelo que el príncipe para conservar el amor del pueblo debe de seguir sumando acciones tanto de seducción como de temor, por ejemplo, al exhibir al adversario derrotado en la plaza pública, para que quede claro de lo que es capaz su señor.

Así entonces las fortalezas no son tan indispensables para quien tiene el afecto del pueblo, quien no lo tenga requerirá entonces construirlas, sin embargo no le serán del todo útiles.

Lo que hemos visto en el Estado de México, es a un príncipe (AMLO), tomando su plaza y amado por su pueblo, esto les pone en bandeja a sus herederos, sus tres corcholatas el camino para sucederlo en la silla. La pregunta es ¿quién de estas corcholatas lograra mantener el afecto del pueblo y así sostener la plaza para Morena?

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la plaza también miente, he visto plazas repletas, sangrantes a favor de un candidato o candidata y votar en sentido contrario, entonces ni Marcelo, ni Claudia, ni Adán pueden estar muy tranquilos, por un lado camina el Príncipe y por otro caminan sus herederos y como también dice Maquiavelo, en el cómo asumes el poder, se verá el cómo lo ejerces, por lo pronto estos tres herederos reciben la plaza amorosa, ¿serán capaces de conservarla?

Lo que también vimos en el Estado de México es la vuelta al pasado con la política “matraquera”, de los que llegan previamente entrenados para apoyar a uno, a una u a otro, con consignas ensayadas, con camiones preparados y el más viejo estilo del pasado de la cultura política.

Lo anterior abre una pequeña oportunidad a la oposición, de mostrarse de otra forma que no sea “matraquera”, pero antes tendrían que cambiar sus liderazgos, ya que AMLO actuando maquiavélicamente, está destrozando a los adversarios en la plaza pública.

“Un príncipe, pues, que gobierne una plaza fuerte, y a quien el pueblo no odie, no puede ser atacado…” Nicolás Maquiavelo

Señala Maquiavelo que el príncipe que es querido por su pueblo no necesita de castillos o fortalezas para defenderse, que los enemigos que pretendan derrotarlo, serán expulsados tarde o temprano.

Señala Maquiavelo que el príncipe para conservar el amor del pueblo debe de seguir sumando acciones tanto de seducción como de temor, por ejemplo, al exhibir al adversario derrotado en la plaza pública, para que quede claro de lo que es capaz su señor.

Así entonces las fortalezas no son tan indispensables para quien tiene el afecto del pueblo, quien no lo tenga requerirá entonces construirlas, sin embargo no le serán del todo útiles.

Lo que hemos visto en el Estado de México, es a un príncipe (AMLO), tomando su plaza y amado por su pueblo, esto les pone en bandeja a sus herederos, sus tres corcholatas el camino para sucederlo en la silla. La pregunta es ¿quién de estas corcholatas lograra mantener el afecto del pueblo y así sostener la plaza para Morena?

Sin embargo, es necesario tener en cuenta que la plaza también miente, he visto plazas repletas, sangrantes a favor de un candidato o candidata y votar en sentido contrario, entonces ni Marcelo, ni Claudia, ni Adán pueden estar muy tranquilos, por un lado camina el Príncipe y por otro caminan sus herederos y como también dice Maquiavelo, en el cómo asumes el poder, se verá el cómo lo ejerces, por lo pronto estos tres herederos reciben la plaza amorosa, ¿serán capaces de conservarla?

Lo que también vimos en el Estado de México es la vuelta al pasado con la política “matraquera”, de los que llegan previamente entrenados para apoyar a uno, a una u a otro, con consignas ensayadas, con camiones preparados y el más viejo estilo del pasado de la cultura política.

Lo anterior abre una pequeña oportunidad a la oposición, de mostrarse de otra forma que no sea “matraquera”, pero antes tendrían que cambiar sus liderazgos, ya que AMLO actuando maquiavélicamente, está destrozando a los adversarios en la plaza pública.

“Un príncipe, pues, que gobierne una plaza fuerte, y a quien el pueblo no odie, no puede ser atacado…” Nicolás Maquiavelo