/ martes 11 de enero de 2022

Democracia y debate | Las calles cambian de nombre

Las calles cambian de nombre y también en ocasiones de sentido, como cambia de sentido la política, de dirección las acciones y así llegamos al mismo destino.

Todos, queremos llegar a nuestro destino, para lo cual tenemos que tomar calles, nuestro destino tiene un nombre, y las calles que transitamos también, pero en ocasiones y por múltiples razones nuestro destino cambia de nombre, siendo todavía el mismo y las calles también cambian de nombre siendo todavía las mismas. De esta forma perdemos años, generaciones y parece que andamos en círculos.

El punto es no perdernos en el camino, con los cambios de nombres, tanto de calles como de destino, siendo el mismo destino al que vamos a llegar… ¿qué?

Pues parece que el destino no está claro entonces, y eso es algo que tenemos que reflexionar. Más allá de que las calles tengan nombres de personas, de números, de canciones, etc. Lo que debemos de fijar claro es un rumbo y un destino, que tendrá que estar acompañado de acciones para llegar.

Así de complejo es el tema, por más simple que se quiera ver, por el cambio de nombre de una calle, porque tenemos que pensar con seriedad; ¿A dónde queremos llegar como sociedad, como comunidad, como Estado y como país?, sólo así teniendo claro el destino, podremos entonces trazar la ruta, la cual tendrá que estar bien definida en planos, planes, programas que describirán una serie de acciones y ejercicios necesarios para tomar buen camino, rumbo y llegar a objetivo.

Lo anterior implica una revolución total, un cambio completo de todo un sistema, porque ahora al parecer ya no queremos llegar a donde antes si queríamos llegar, luego entonces tendremos que redefinirnos como sociedad y volver a organizarnos de otra manera, debemos también darnos cuenta que los vehículos que nos transportan y que tienen nombre de partidos políticos deben de cambiar, actualizarse, transformarse ya que el destino es otro y las condiciones van a ser distintas, es posible que los vehículos que funcionaban antes, no funcionen ahora.

Cambiar el nombre de una calle, no tiene ninguna complejidad, sin embargo, son señales y mensajes que debemos tomar para pensar que sistema queremos como nación, qué organización política debemos tener y cuáles son los vehículos que vamos a tomar ahora para transitar en un tiempo que es distinto.

De no tomarnos en serio los cambios, al paso del tiempo nos daremos cuenta que, con un nombre u otro nombre en las calles, hemos estado circulando en círculos y no hemos llegado a ningún lado.


Las calles cambian de nombre y también en ocasiones de sentido, como cambia de sentido la política, de dirección las acciones y así llegamos al mismo destino.

Todos, queremos llegar a nuestro destino, para lo cual tenemos que tomar calles, nuestro destino tiene un nombre, y las calles que transitamos también, pero en ocasiones y por múltiples razones nuestro destino cambia de nombre, siendo todavía el mismo y las calles también cambian de nombre siendo todavía las mismas. De esta forma perdemos años, generaciones y parece que andamos en círculos.

El punto es no perdernos en el camino, con los cambios de nombres, tanto de calles como de destino, siendo el mismo destino al que vamos a llegar… ¿qué?

Pues parece que el destino no está claro entonces, y eso es algo que tenemos que reflexionar. Más allá de que las calles tengan nombres de personas, de números, de canciones, etc. Lo que debemos de fijar claro es un rumbo y un destino, que tendrá que estar acompañado de acciones para llegar.

Así de complejo es el tema, por más simple que se quiera ver, por el cambio de nombre de una calle, porque tenemos que pensar con seriedad; ¿A dónde queremos llegar como sociedad, como comunidad, como Estado y como país?, sólo así teniendo claro el destino, podremos entonces trazar la ruta, la cual tendrá que estar bien definida en planos, planes, programas que describirán una serie de acciones y ejercicios necesarios para tomar buen camino, rumbo y llegar a objetivo.

Lo anterior implica una revolución total, un cambio completo de todo un sistema, porque ahora al parecer ya no queremos llegar a donde antes si queríamos llegar, luego entonces tendremos que redefinirnos como sociedad y volver a organizarnos de otra manera, debemos también darnos cuenta que los vehículos que nos transportan y que tienen nombre de partidos políticos deben de cambiar, actualizarse, transformarse ya que el destino es otro y las condiciones van a ser distintas, es posible que los vehículos que funcionaban antes, no funcionen ahora.

Cambiar el nombre de una calle, no tiene ninguna complejidad, sin embargo, son señales y mensajes que debemos tomar para pensar que sistema queremos como nación, qué organización política debemos tener y cuáles son los vehículos que vamos a tomar ahora para transitar en un tiempo que es distinto.

De no tomarnos en serio los cambios, al paso del tiempo nos daremos cuenta que, con un nombre u otro nombre en las calles, hemos estado circulando en círculos y no hemos llegado a ningún lado.