En el colmo del descaro, ante la crisis que viven miles de venezolanos, ante las protestas en las calles, ante los reclamos al dictador Maduro, por el fraude electoral, a este heredero del régimen de Chávez, lo mejor que se le ocurre es retar a golpes a Elon Musk, el hombre más rico del mundo, empresario, científico, republicano y posiblemente uno de los más claros símbolos del éxito en el capitalismo norteamericano.
El reto fue lanzado, una pelea entre ambos, el que pierda paga la apuesta que consiste en un viaje a Marte para el ganador y el abandono de Venezuela para el perdedor.
Lo anterior suena a película chafa, de esas que comienzan con una pelea, de esas que retan a los gladiadores para que los ejércitos no entren en combate y todo se resuelva entre dos personas. Ejemplo hay varios en el cine, Aquiles, El rey Arturo, entre otras.
Resulta que estos dos personajes han atraído la atención internacional por el cuento de su pelea, dándole una oportunidad a Maduro de distraer la atención de la crisis de su dictadura y llevarnos al mundo del espectáculo.
Evidentemente la pelea no se llevará acabo, sería el ejemplo claro de una crisis internacional de resolución de conflictos por otras vías más profesionales, sería una muestra de la crisis de varios estados al no contar con los dirigentes lo suficientemente profesionales para atender y por lo menos intentar resolver un conflicto internacional y no es que, lo que tenemos a lo largo y ancho del mundo sea el mejor de los ejemplos, que realmente no es de presumir, las guerras entre Rusos y Ucrania, los enfrentamientos entre Israel y Palestina, son apenas unos ejemplos de los fracasos de las negociaciones internacionales, sin embargo resolver la crisis venezolana a golpes sería volver a algo parecido al circo romano o a una película de Hollywood.
No podemos dejar de darnos cuenta que hoy los venezolanos tienen una pequeña oportunidad de expulsar al dictador Maduro, si contaran con el apoyo internacional y con su ciudadanía unida contra el régimen dictatorial, en décadas es la segunda ocasión que la libertad asoma en Venezuela, depende de los liderazgos internacionales y de la capacidad de sus propios ciudadanos que con valor enfrentan al chivo venezolano.
Más que golpes entre dos personas, podría ser el momento de ofrecer alternativas para liberar a un país que ha sufrido por décadas un régimen que los ha empobrecido, sometido, castigado y expulsado.
La fórmula sería Maduro Vs. La Democracia, en esta pelea no hay forma de que gané este dictador.
