/ lunes 23 de mayo de 2022

Democracia y debate | Médicos

Una de las profesiones por la que siento más admiración es la medicina. Tengo grandes amigos médicos, tengo familiares que son médicos y he sido testigo desde la preparatoria del gran esfuerzo y dedicación que se requiere para tener una carrera exitosa en la medicina.

Abrazo a los médicos, que tantas horas dedican desde muy jóvenes a estudiar.

Desde que era estudiante de preparatoria pude observar a quienes aspiraban a estudiar medicina cómo eran sometidos a una gran presión. En México son muy deseadas algunas universidades para cursar esta carrera, por lo que estas escuelas son muy estrictas con los alumnos que reciben en sus aulas. Así inicia una vida de desvelos, estudio y lucha por el espacio.

Repito desde la preparatoria pude verlos, estudiando entre descansos, además de las materias del último año de prepa, estudiar para el propedéutico que algunas universidades exigían a los aspirantes a estudiantes de medicina. Entonces estudiar preparatoria y estudiar para ser estudiante de medicina al mismo tiempo era su nueva realidad. En estos propedéuticos comenzaban las separaciones, no todos eran aceptados, algunos decidían esperar un año entero y hacer de nuevo el propedéutico para intentar ingresar. Los que lo lograban, soy testigo de ello, iniciaron una vida de arduo estudio y entrega a la que es sin duda una de las carreras más exigentes, que además del compromiso profesional, exigen un compromiso humano muy particular.

Los que logran terminar los 5 años de estudio regular, tienen que hacer su servicio, internado y cumplir con una serie de requisitos adicionales para nuevamente someterse a lo que se llama o se llamaba “examen nacional”, donde sólo un determinado número podía acceder a estudiar alguna especialidad y practicarla en algún hospital. Este era otro momento donde se separaban lo que quedaban como médicos generales y los que podían avanzar en sus estudios.

Para los médicos, especialistas y quienes entregan su vida a intentar curarnos, los estudios y el esfuerzo nunca terminan, la competencia por los espacios de práctica tampoco. Algunos logran un gran éxito económico, otros no logran ni siquiera ejercer su profesión. Pero estoy seguro por la cantidad de estudiantes que pude observar que la gran mayoría hace su mayor esfuerzo.

Abrazo con cariño y agradecimiento a los médicos en general, recordando cómo mi padre pudo superar muchos malestares gracias a sus buenas atenciones. Mi padre era amigo de médicos y sólo el verlos entrar a sus habitaciones en los hospitales ya hacía que se sintiera mejor y nosotros con él.

En este tiempo donde son señalados, yo dedico esto con especial aprecio a mi querido amigo Fernando Videgaray, quien fue un gran amigo, un gran médico y una gran persona.


Una de las profesiones por la que siento más admiración es la medicina. Tengo grandes amigos médicos, tengo familiares que son médicos y he sido testigo desde la preparatoria del gran esfuerzo y dedicación que se requiere para tener una carrera exitosa en la medicina.

Abrazo a los médicos, que tantas horas dedican desde muy jóvenes a estudiar.

Desde que era estudiante de preparatoria pude observar a quienes aspiraban a estudiar medicina cómo eran sometidos a una gran presión. En México son muy deseadas algunas universidades para cursar esta carrera, por lo que estas escuelas son muy estrictas con los alumnos que reciben en sus aulas. Así inicia una vida de desvelos, estudio y lucha por el espacio.

Repito desde la preparatoria pude verlos, estudiando entre descansos, además de las materias del último año de prepa, estudiar para el propedéutico que algunas universidades exigían a los aspirantes a estudiantes de medicina. Entonces estudiar preparatoria y estudiar para ser estudiante de medicina al mismo tiempo era su nueva realidad. En estos propedéuticos comenzaban las separaciones, no todos eran aceptados, algunos decidían esperar un año entero y hacer de nuevo el propedéutico para intentar ingresar. Los que lo lograban, soy testigo de ello, iniciaron una vida de arduo estudio y entrega a la que es sin duda una de las carreras más exigentes, que además del compromiso profesional, exigen un compromiso humano muy particular.

Los que logran terminar los 5 años de estudio regular, tienen que hacer su servicio, internado y cumplir con una serie de requisitos adicionales para nuevamente someterse a lo que se llama o se llamaba “examen nacional”, donde sólo un determinado número podía acceder a estudiar alguna especialidad y practicarla en algún hospital. Este era otro momento donde se separaban lo que quedaban como médicos generales y los que podían avanzar en sus estudios.

Para los médicos, especialistas y quienes entregan su vida a intentar curarnos, los estudios y el esfuerzo nunca terminan, la competencia por los espacios de práctica tampoco. Algunos logran un gran éxito económico, otros no logran ni siquiera ejercer su profesión. Pero estoy seguro por la cantidad de estudiantes que pude observar que la gran mayoría hace su mayor esfuerzo.

Abrazo con cariño y agradecimiento a los médicos en general, recordando cómo mi padre pudo superar muchos malestares gracias a sus buenas atenciones. Mi padre era amigo de médicos y sólo el verlos entrar a sus habitaciones en los hospitales ya hacía que se sintiera mejor y nosotros con él.

En este tiempo donde son señalados, yo dedico esto con especial aprecio a mi querido amigo Fernando Videgaray, quien fue un gran amigo, un gran médico y una gran persona.