/ miércoles 27 de julio de 2022

Democracia y debate | Pádel en Hermosillo

Fue en Acapulco en la década de los 60 cuando gracias al ingenio del mexicano Enrique Corcuera nace el deporte conocido como “pádel”, deporte que se hace rápidamente muy popular en España y Argentina, este deporte cuenta ya con un circuito internacional y su popularidad no para de crecer.

Todas las ideas que tengan que ver con la promoción de deporte son básicamente buenas, es difícil pensar que la promoción deportiva, en este caso de un deporte tan mexicano como el pádel sea una mala idea.

El pádel que ya tiene años practicándose a nivel mundial recientemente en Hermosillo ha tomado gran popularidad, lo cual es realmente bueno, nada como practicar deporte, nada como ganar espacios para la construcción de espacios deportivos, para la masificación del deporte.

Es como sabemos la práctica del deporte uno de los mejores antídotos para alejar a los niños y jóvenes de los malos hábitos. El deporte y su práctica son fundamentales para la reconstrucción de eso que llamamos el tejido social.

Sin embargo, una idea tan extraordinaria como la construcción de canchas de pádel pueden convertirse en una mala idea cuando se quiere poner algo bueno sobre algo bueno.

Si existe un lugar “bonito”, agradable que es un paseo que vale la pena, es el que forma el camellón que se encuentra en el bulevar Hidalgo, arbolado, con juegos infantiles, canchas deportivas, aparatos para hacer ejercicio, bancas para relajarse y para la limpieza del calzado, en fines de semana, grandes eventos y carnes asadas se han celebrado en este bello espacio, cuando se cierra a la circulación se vuelve una especie de circuito familiar donde se puede caminar, andar en bicicleta y convivir en familia, recientemente los restaurantes, las terrazas, bares y lugares de convivencia lo han enriquecido sin lastimar su belleza “californiana”.

Sin embargo, modificar este lugar, posiblemente tirando árboles, poniendo barreras que nos impidan el tránsito, para poner canchas de pádel, parece que no es una buena idea.

Vengan todas las canchas deportivas, que se promueva el deporte, que se construyan cientos de canchas de pádel, donde sea conveniente, donde se sume a las colonias, donde ofrezcan alternativas a los niños y jóvenes, que sea Hermosillo la ciudad con más parques, con más espacios deportivos y pronto tendremos generaciones sanas, donde brillarán destacados deportistas.

Pero sin modificar lo bueno, por algo bueno. Busquemos corregir lo malo con lo bueno.

Fue en Acapulco en la década de los 60 cuando gracias al ingenio del mexicano Enrique Corcuera nace el deporte conocido como “pádel”, deporte que se hace rápidamente muy popular en España y Argentina, este deporte cuenta ya con un circuito internacional y su popularidad no para de crecer.

Todas las ideas que tengan que ver con la promoción de deporte son básicamente buenas, es difícil pensar que la promoción deportiva, en este caso de un deporte tan mexicano como el pádel sea una mala idea.

El pádel que ya tiene años practicándose a nivel mundial recientemente en Hermosillo ha tomado gran popularidad, lo cual es realmente bueno, nada como practicar deporte, nada como ganar espacios para la construcción de espacios deportivos, para la masificación del deporte.

Es como sabemos la práctica del deporte uno de los mejores antídotos para alejar a los niños y jóvenes de los malos hábitos. El deporte y su práctica son fundamentales para la reconstrucción de eso que llamamos el tejido social.

Sin embargo, una idea tan extraordinaria como la construcción de canchas de pádel pueden convertirse en una mala idea cuando se quiere poner algo bueno sobre algo bueno.

Si existe un lugar “bonito”, agradable que es un paseo que vale la pena, es el que forma el camellón que se encuentra en el bulevar Hidalgo, arbolado, con juegos infantiles, canchas deportivas, aparatos para hacer ejercicio, bancas para relajarse y para la limpieza del calzado, en fines de semana, grandes eventos y carnes asadas se han celebrado en este bello espacio, cuando se cierra a la circulación se vuelve una especie de circuito familiar donde se puede caminar, andar en bicicleta y convivir en familia, recientemente los restaurantes, las terrazas, bares y lugares de convivencia lo han enriquecido sin lastimar su belleza “californiana”.

Sin embargo, modificar este lugar, posiblemente tirando árboles, poniendo barreras que nos impidan el tránsito, para poner canchas de pádel, parece que no es una buena idea.

Vengan todas las canchas deportivas, que se promueva el deporte, que se construyan cientos de canchas de pádel, donde sea conveniente, donde se sume a las colonias, donde ofrezcan alternativas a los niños y jóvenes, que sea Hermosillo la ciudad con más parques, con más espacios deportivos y pronto tendremos generaciones sanas, donde brillarán destacados deportistas.

Pero sin modificar lo bueno, por algo bueno. Busquemos corregir lo malo con lo bueno.