/ martes 19 de octubre de 2021

Democracia y debate | PRI energético

Pasadas las elecciones en México, los partidos políticos se están reacomodando, reorganizando y tratando de capitalizar (unos más que otros) sus ganancias, o de administrar sus pérdidas. Cantando victorias y callando derrotas a las que señalan como victorias, también.

Sea como sea, o “haiga sido como haiga sido”, recordando a expresidente Calderón, el Congreso se ha convertido en un escenario donde por fuerza se tiene que negociar, convencer, presionar, en el mejor de los casos dialogar, para aprobar o no lo que un grupo desea que se apruebe.

El gran tema hoy es la reforma energética, con toda la carga histórica, ideológica, económica y hasta criminal que esta viene arrastrando, pero en particular será relevante el papel que el Partido Revolucionario Institucional pretenda jugar en este nuevo momento parlamentario.

¿Hacia dónde quiere ir el PRI?, ¿qué papel quiere jugar?, ¿qué necesita hacer para fortalecer a sus miembros?

Primero que nada, debemos recordar lo básico, los partidos políticos son instrumentos del poder para alcanzar el poder y conservarlo, cargados de ofertas, opciones, publicidad, mercadotecnia, ideas, ideologías, ofertas para la sociedad en general y en particular para un determinado grupo que por una u otra razón se siente atraído o identificado con un partido o con otro.

En el caso del PRI, quien ganó el poder y lo mantuvo durante más de 70 años, con un poder que parecía imbatible y en ocasiones sin competidores en los procesos electorales. Así ganaba el PRI todo, con o sin candidato, era la única opción, o cuando hubo más opciones, seguía ganando, de una u otra manera, hasta que perdió. Perdió con una opción que encabezaba Fox y que convenció a millones de mexicanos, el gusto poco lo duraría a Vicente que enfrentó a todos en su contra y durante su periodo presidencial poco pudo hacer, los partidos de oposición no le dieron tregua ni cuartel, con la fuerza que llegó, pudo apenas y por casi nada, pasarle la presidencia a Calderón, quien enfrentó como pocos el odio, el escarnio y la burla permanente de la oposición, poniendo en riesgo la estabilidad del país desde el mismo momento de su toma de protesta como titular del Ejecutivo, con el Congreso tomado y envuelto en la violencia. Como todo llega a su fin y los partidos que no tenían el poder hicieron lo propio, nuevamente el PRI con un candidato sumamente carismático gana de nuevo la titularidad del Ejecutivo, y logra sumar voluntades para aprobar sus reformas, las cuales fueron enfrentadas de forma permanente por quienes ahora gobiernan y buscan que sea el PRI quien las apoye (las suyas, las de ahora).

Finalmente, llega Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia y se sentencia “Ni una coma quedará de las reformas…”, dicho por Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena y así está el partido del Presidente cambiando, reformando y legislando con una visión distinta.

Hoy que se presenta de nuevo la reforma, contrarreforma o reforma de la reforma, es Morena, la que requiere del PRI y es donde los que pertenecen a este partido, los que votaron por quienes votaran a favor o en contra de la misma tendrían algo que decir, ¿por qué?, porque están definiendo lo que puede ser su partido, dejar de ser o parecer. Ser un partido que sume, que reste, que importe, que luche por el poder o que se sume al mismo.

No es poca cosa, son 70 años de historia, de muchos mexicanos, pero no olvidemos que es el poder el que todo lo tiene, todo lo gana y todo lo puede, salvo que el contra poder le ponga cara.

Pasadas las elecciones en México, los partidos políticos se están reacomodando, reorganizando y tratando de capitalizar (unos más que otros) sus ganancias, o de administrar sus pérdidas. Cantando victorias y callando derrotas a las que señalan como victorias, también.

Sea como sea, o “haiga sido como haiga sido”, recordando a expresidente Calderón, el Congreso se ha convertido en un escenario donde por fuerza se tiene que negociar, convencer, presionar, en el mejor de los casos dialogar, para aprobar o no lo que un grupo desea que se apruebe.

El gran tema hoy es la reforma energética, con toda la carga histórica, ideológica, económica y hasta criminal que esta viene arrastrando, pero en particular será relevante el papel que el Partido Revolucionario Institucional pretenda jugar en este nuevo momento parlamentario.

¿Hacia dónde quiere ir el PRI?, ¿qué papel quiere jugar?, ¿qué necesita hacer para fortalecer a sus miembros?

Primero que nada, debemos recordar lo básico, los partidos políticos son instrumentos del poder para alcanzar el poder y conservarlo, cargados de ofertas, opciones, publicidad, mercadotecnia, ideas, ideologías, ofertas para la sociedad en general y en particular para un determinado grupo que por una u otra razón se siente atraído o identificado con un partido o con otro.

En el caso del PRI, quien ganó el poder y lo mantuvo durante más de 70 años, con un poder que parecía imbatible y en ocasiones sin competidores en los procesos electorales. Así ganaba el PRI todo, con o sin candidato, era la única opción, o cuando hubo más opciones, seguía ganando, de una u otra manera, hasta que perdió. Perdió con una opción que encabezaba Fox y que convenció a millones de mexicanos, el gusto poco lo duraría a Vicente que enfrentó a todos en su contra y durante su periodo presidencial poco pudo hacer, los partidos de oposición no le dieron tregua ni cuartel, con la fuerza que llegó, pudo apenas y por casi nada, pasarle la presidencia a Calderón, quien enfrentó como pocos el odio, el escarnio y la burla permanente de la oposición, poniendo en riesgo la estabilidad del país desde el mismo momento de su toma de protesta como titular del Ejecutivo, con el Congreso tomado y envuelto en la violencia. Como todo llega a su fin y los partidos que no tenían el poder hicieron lo propio, nuevamente el PRI con un candidato sumamente carismático gana de nuevo la titularidad del Ejecutivo, y logra sumar voluntades para aprobar sus reformas, las cuales fueron enfrentadas de forma permanente por quienes ahora gobiernan y buscan que sea el PRI quien las apoye (las suyas, las de ahora).

Finalmente, llega Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia y se sentencia “Ni una coma quedará de las reformas…”, dicho por Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena y así está el partido del Presidente cambiando, reformando y legislando con una visión distinta.

Hoy que se presenta de nuevo la reforma, contrarreforma o reforma de la reforma, es Morena, la que requiere del PRI y es donde los que pertenecen a este partido, los que votaron por quienes votaran a favor o en contra de la misma tendrían algo que decir, ¿por qué?, porque están definiendo lo que puede ser su partido, dejar de ser o parecer. Ser un partido que sume, que reste, que importe, que luche por el poder o que se sume al mismo.

No es poca cosa, son 70 años de historia, de muchos mexicanos, pero no olvidemos que es el poder el que todo lo tiene, todo lo gana y todo lo puede, salvo que el contra poder le ponga cara.