/ domingo 7 de agosto de 2022

Domingo de reflexión | Domingo 19 del tiempo ordinario

“Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre”
Sabiduría 18,6-9
Hebreos 11,1-2.8-19
Lucas 12,32-48

El tema central de la palabra de Dios en este domingo es acerca de la vigilancia cristiana. Una vigilancia que parte del hecho de que los seres humanos estamos de paso en este mundo y que nuestra patria eterna es el cielo, donde viviremos en la presencia de Dios para siempre. Esto no es un invento nuestro o de la Iglesia; Dios mismo nos lo ha revelado; él nos ha prometido una vida eterna de felicidad.

Ahora bien, para poseer tal promesa divina, el Señor nos ha propuesto un camino, un estilo de vida en el que la fe juega un papel fundamental. Los textos bíblicos de este domingo nos presentan algunos aspectos que debemos considerar, a fin de aprovechar el tiempo presente como preparación del futuro.

El libro de la Sabiduría (primera lectura) nos recuerda cómo Dios intervino, en los tiempos antiguos, para rescatar a los hebreos de la tierra de Egipto. Esa tierra donde permanecieron muchos años, era una tierra provisoria, no era la definitiva. Dios irrumpe en aquella noche de Pascua, y los israelitas que estaban vigilantes en sus casas esperando con fe el paso del Señor, fueron liberados; en cambio, los egipcios fueron exterminados.

El texto de hebreos (segunda lectura) es un hermoso texto en el que se resalta la grandeza de la fe de Abraham. Comienza la lectura con una descripción muy clara de lo que es la fe: “La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven”. Gracias a esa fe Abraham fue obediente al llamado que Dios le hizo; confió y esperó con paciencia el cumplimiento de las promesas que Dios le había hecho. Vivió peregrino en la tierra, ansiando una patria mejor: la ciudad de sólidos cimientos, el cielo.

El evangelio de este domingo comienza con varias exhortaciones de Jesús, que muy bien se pueden resumir en: “acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba”. Y luego el Señor nos invita a la vigilancia: “Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas”, cumpliendo con el deber. La recompensa para los siervos que sin saber a qué hora vendrá su amo, y sin embargo están en vela, atentos, vigilantes, haciendo lo que les corresponde, es una recompensa extraordinaria: “los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá…”, “…los pondrá al frente de todo lo que tiene…”; sencillamente: serán dichosos.

Que siendo hombres y mujeres de fe, vivamos, responsable y amorosamente nuestra vida aquí en la tierra, haciendo extraordinariamente lo que nos corresponde hacer, a fin de preparar nuestra ciudad de sólidos cimientos, la patria eterna, el cielo. Amén.

¡Que tengan un excelente domingo!

“Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre”
Sabiduría 18,6-9
Hebreos 11,1-2.8-19
Lucas 12,32-48

El tema central de la palabra de Dios en este domingo es acerca de la vigilancia cristiana. Una vigilancia que parte del hecho de que los seres humanos estamos de paso en este mundo y que nuestra patria eterna es el cielo, donde viviremos en la presencia de Dios para siempre. Esto no es un invento nuestro o de la Iglesia; Dios mismo nos lo ha revelado; él nos ha prometido una vida eterna de felicidad.

Ahora bien, para poseer tal promesa divina, el Señor nos ha propuesto un camino, un estilo de vida en el que la fe juega un papel fundamental. Los textos bíblicos de este domingo nos presentan algunos aspectos que debemos considerar, a fin de aprovechar el tiempo presente como preparación del futuro.

El libro de la Sabiduría (primera lectura) nos recuerda cómo Dios intervino, en los tiempos antiguos, para rescatar a los hebreos de la tierra de Egipto. Esa tierra donde permanecieron muchos años, era una tierra provisoria, no era la definitiva. Dios irrumpe en aquella noche de Pascua, y los israelitas que estaban vigilantes en sus casas esperando con fe el paso del Señor, fueron liberados; en cambio, los egipcios fueron exterminados.

El texto de hebreos (segunda lectura) es un hermoso texto en el que se resalta la grandeza de la fe de Abraham. Comienza la lectura con una descripción muy clara de lo que es la fe: “La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera y de conocer las realidades que no se ven”. Gracias a esa fe Abraham fue obediente al llamado que Dios le hizo; confió y esperó con paciencia el cumplimiento de las promesas que Dios le había hecho. Vivió peregrino en la tierra, ansiando una patria mejor: la ciudad de sólidos cimientos, el cielo.

El evangelio de este domingo comienza con varias exhortaciones de Jesús, que muy bien se pueden resumir en: “acumulen en el cielo un tesoro que no se acaba”. Y luego el Señor nos invita a la vigilancia: “Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas”, cumpliendo con el deber. La recompensa para los siervos que sin saber a qué hora vendrá su amo, y sin embargo están en vela, atentos, vigilantes, haciendo lo que les corresponde, es una recompensa extraordinaria: “los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá…”, “…los pondrá al frente de todo lo que tiene…”; sencillamente: serán dichosos.

Que siendo hombres y mujeres de fe, vivamos, responsable y amorosamente nuestra vida aquí en la tierra, haciendo extraordinariamente lo que nos corresponde hacer, a fin de preparar nuestra ciudad de sólidos cimientos, la patria eterna, el cielo. Amén.

¡Que tengan un excelente domingo!

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