/ viernes 27 de noviembre de 2020

El Columnario | Desarrollo del trabajo iconográfico y la línea estética II

Segunda parte

Continuando con este precepto en cuanto a este tema, debo comentar sobre la importancia que radica entre la parte iconográfica, que ciertamente desde el aspecto de la imagen sería uno de los más importantes a considerar.

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Sin embargo, la totalidad del producto artístico en cuanto al área de expresión (me refiero al soporte), no se circunscribe únicamente a lo anterior, ya que también existen aspectos de vital importancia como la disposición y el equilibrio de ciertos elementos visuales, así como la integración de la parte figurativa, por lo que mantener una línea pictórica infiere directamente de una madurez por parte del creador en relación a un estilo y una cualidad muy particular en la manera y la forma de trabajar por parte del artista.

Describo la anterior ya que indudablemente se debe a aspectos inconscientes por parte del autor, aspectos que la mayoría de las ocasiones afloran de manera inmediata en cuanto al “hecho artístico”, por lo que el tema ya no implica preocupación alguna, sino por el contrario, para este caso serían los resultados y expectativas que tenga el artista en torno al resultado en torno a la imagen producida.

Por lo que no es de extrañarse las exigencias iniciales en cuanto a cumplir ciertos parámetros impuestos por uno mismo desde el inicio de una serie.

Obviamente, lo que provee a la obra de una riqueza visual siempre será la expresión conjugada tanto de los personajes, como de la escena misma en su conjunto, desplegando una propiedad muy particular desde la parte iconográfica, tornándola un tanto simbólica hacia aspectos de una línea estética, con características de insólita, sublime e inaudita peculiaridad en cuanto a la distorsión y deformación de la línea dibujística, aspecto que me interesa seguir explorando.

La parte de la atmósfera, no me representa mayor conflicto en cuanto al color, ya que la parte estructural, es decir el dibujo, considero adquiere mayor importancia desde el aspecto gráfico-visual, ciertamente Leonardo Da Vinci llegó a expresar que la parte inteligente de la pintura misma era sin duda alguna el dibujo, ya que sin él no se podría concebir el desarrollo y estructura de la obra, así como la fuerza que esta adquiere por medio del mismo, a diferencia del color.

Sin embargo, desde mi particular visión, considero que estos dos preceptos se relacionan de manera casi natural en el momento en que uno se encuentra desarrollando y ejecutando la pieza artística; sin dejar de mencionar que en cuanto a la parte del color no vamos a irrumpir en una diferencia en cuanto a la gama y la paleta de color en relación a los tonos, lo anterior cabe señalar, desde un punto de vista muy particular en cuanto al proceso y desarrollo del trabajo creativo.

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Reconociendo que para ello no existe un manual que dicte un método o sistema, tanto de procedimiento ni mucho menos en la manera y la forma en la que uno como creador desarrolla y despliega el trabajo creativo en cuanto a la imagen.

Es cuánto. Nos vemos la próxima entrega…

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Continuando con este precepto en cuanto a este tema, debo comentar sobre la importancia que radica entre la parte iconográfica, que ciertamente desde el aspecto de la imagen sería uno de los más importantes a considerar.

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Sin embargo, la totalidad del producto artístico en cuanto al área de expresión (me refiero al soporte), no se circunscribe únicamente a lo anterior, ya que también existen aspectos de vital importancia como la disposición y el equilibrio de ciertos elementos visuales, así como la integración de la parte figurativa, por lo que mantener una línea pictórica infiere directamente de una madurez por parte del creador en relación a un estilo y una cualidad muy particular en la manera y la forma de trabajar por parte del artista.

Describo la anterior ya que indudablemente se debe a aspectos inconscientes por parte del autor, aspectos que la mayoría de las ocasiones afloran de manera inmediata en cuanto al “hecho artístico”, por lo que el tema ya no implica preocupación alguna, sino por el contrario, para este caso serían los resultados y expectativas que tenga el artista en torno al resultado en torno a la imagen producida.

Por lo que no es de extrañarse las exigencias iniciales en cuanto a cumplir ciertos parámetros impuestos por uno mismo desde el inicio de una serie.

Obviamente, lo que provee a la obra de una riqueza visual siempre será la expresión conjugada tanto de los personajes, como de la escena misma en su conjunto, desplegando una propiedad muy particular desde la parte iconográfica, tornándola un tanto simbólica hacia aspectos de una línea estética, con características de insólita, sublime e inaudita peculiaridad en cuanto a la distorsión y deformación de la línea dibujística, aspecto que me interesa seguir explorando.

La parte de la atmósfera, no me representa mayor conflicto en cuanto al color, ya que la parte estructural, es decir el dibujo, considero adquiere mayor importancia desde el aspecto gráfico-visual, ciertamente Leonardo Da Vinci llegó a expresar que la parte inteligente de la pintura misma era sin duda alguna el dibujo, ya que sin él no se podría concebir el desarrollo y estructura de la obra, así como la fuerza que esta adquiere por medio del mismo, a diferencia del color.

Sin embargo, desde mi particular visión, considero que estos dos preceptos se relacionan de manera casi natural en el momento en que uno se encuentra desarrollando y ejecutando la pieza artística; sin dejar de mencionar que en cuanto a la parte del color no vamos a irrumpir en una diferencia en cuanto a la gama y la paleta de color en relación a los tonos, lo anterior cabe señalar, desde un punto de vista muy particular en cuanto al proceso y desarrollo del trabajo creativo.

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