/ sábado 19 de febrero de 2022

El columnario | Mi amiga Yessdy Estrada

Entre ajetreos y menesteres propios de mi agenda, así como de mi quehacer artístico, recibo una invitación para salir del estado, lo anterior para pasar una estancia de por lo menos un mes y medio en casa de unas amistades por demás muy entrañables; se me ofrece además de permanecer ese tiempo, alojamiento en un espacio por demás propicio para la creación, así como paseos por esa ciudad, entre un sinfín de atractivos turísticos de ese bello lugar.

Sin embargo, no estoy seguro de aceptar dicha invitación debido a los múltiples compromisos de índole tanto laboral como familiar, además de la situación que se está viviendo en la actualidad; por lo que deberé de agradecer tal gesto que se ha tenido a mi persona, debiendo postergar la misma hacia un futuro no muy lejano.

Lo anterior se lo atribuyo al profundo respeto y admiración que me han profesado a lo largo de los años; considerando además del tiempo que llevamos de conocernos, ya que considero valores muy importantes, tales como la verdadera amistad, la sinceridad, pero sobre todo la lealtad (algo que por cierto ya no se destila en la actualidad).

Sin embargo; cabe señalar, dicha amistad se ha fortalecido conforme ha pasado el tiempo que, aunque hemos estado un tanto distantes debido a la cuestión geográfica, no ha impedido que mantengamos una relación muy estrecha actualmente, pese a que esta sea por medio de algunos mensajes de WhatsApp o ya sea vía correo electrónico, así como por medio de una que otra carta física, las cuales atesoro celosamente.

Reconozco que lo anterior en algún momento fue motivo de cierto enfado para mi esposa Jannette, por lo que tuve que aclarar inmediatamente de que sólo se trataba de una amiga muy especial para mí, a lo que tuve explicar de manera un tanto a detalle el asunto (para evitar un momento incómodo). Al parecer logró comprender la situación en cuestión y ahora ellas llevan incluso una excelente relación como amigas.

De hecho, considero oportuno mencionar que a las dos (a Jannette y a Yessdy), las conozco en igualdad de tiempo, condiciones y circunstancias, y de las cuales, por cierto, ya las he mencionado en anteriores columnarios, (“Las amigas incondicionales de Rosales” (El Sol de Hermosillo) - Cultura - jueves 25 de noviembre de 2021 / Columnario, Mtro. Benjamín Rosales), por lo que me reservaré los detalles, así como sus generales, para así evitar cualquier sospecha por parte de gente que gusta de entrometerse en asuntos personales, ya que estos suelen husmear y meter sus narices en donde no les llaman.

Cabe señalar que mi amiga es hija del doctor Estrada, quien es un prestigiado cardiólogo, por cierto, ya retirado de sus labores propias como médico y profesional de su área, la medicina.

Recuerdo que siempre que acudía a reuniones con su familia pedía a los ahí reunidos guardaran el respectivo silencio para que yo narrara una que otra anécdota de las experiencias y situaciones en las que de alguna u otra manera he sido el protagonista de dichas hazañas.

De hecho, casi siempre, al concluir una anécdota el doctor servía otra copa y brindaba por ella, pidiendo continuar con una nueva narración anecdótica, (lo que en cierta forma iba aumentando cada vez más), hasta que una de sus hijas pedía tuviese cierta consideración con mi persona, (motivo que yo agradecía infinitamente), ya que debo reconocer era un tanto agotador.

Debo confesar que dicha práctica provocó que mis capacidades como orador mejoraran en gran medida, por lo que agradezco al galeno, que de alguna manera provocara en mí desarrollar habilidades que incluso desconocía de mi persona. De hecho, cabe mencionar, la familia ha ido adquiriendo una parte muy importante de mi trabajo como artista plástico, entre los que se encuentran varios grabados, dibujos y tintas-acuarelas, sólo por mencionar uno de ellos.

Por otra parte, su esposa quien gusta de la práctica fotográfica, me llevó a tomar varias sesiones fotográficas trabajando en el estudio improvisado que tuve un tiempo en esa bella ciudad, donde el clima es casi único. Cabe mencionar que dichas fotografías se encuentran tanto en color, como en blanco y negro, y las cuales llegué a utilizar para un material personal, donde obviamente se mencionaron los respectivos créditos fotográficos y autorales. Por lo que agradezco la amistad, así como la natural relación que he sostenido a lo largo de los años, dejando de lado cualquier conveniencia o interés por ambas partes, lo que por naturaleza misma consolida dicha amistad. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…

Entre ajetreos y menesteres propios de mi agenda, así como de mi quehacer artístico, recibo una invitación para salir del estado, lo anterior para pasar una estancia de por lo menos un mes y medio en casa de unas amistades por demás muy entrañables; se me ofrece además de permanecer ese tiempo, alojamiento en un espacio por demás propicio para la creación, así como paseos por esa ciudad, entre un sinfín de atractivos turísticos de ese bello lugar.

Sin embargo, no estoy seguro de aceptar dicha invitación debido a los múltiples compromisos de índole tanto laboral como familiar, además de la situación que se está viviendo en la actualidad; por lo que deberé de agradecer tal gesto que se ha tenido a mi persona, debiendo postergar la misma hacia un futuro no muy lejano.

Lo anterior se lo atribuyo al profundo respeto y admiración que me han profesado a lo largo de los años; considerando además del tiempo que llevamos de conocernos, ya que considero valores muy importantes, tales como la verdadera amistad, la sinceridad, pero sobre todo la lealtad (algo que por cierto ya no se destila en la actualidad).

Sin embargo; cabe señalar, dicha amistad se ha fortalecido conforme ha pasado el tiempo que, aunque hemos estado un tanto distantes debido a la cuestión geográfica, no ha impedido que mantengamos una relación muy estrecha actualmente, pese a que esta sea por medio de algunos mensajes de WhatsApp o ya sea vía correo electrónico, así como por medio de una que otra carta física, las cuales atesoro celosamente.

Reconozco que lo anterior en algún momento fue motivo de cierto enfado para mi esposa Jannette, por lo que tuve que aclarar inmediatamente de que sólo se trataba de una amiga muy especial para mí, a lo que tuve explicar de manera un tanto a detalle el asunto (para evitar un momento incómodo). Al parecer logró comprender la situación en cuestión y ahora ellas llevan incluso una excelente relación como amigas.

De hecho, considero oportuno mencionar que a las dos (a Jannette y a Yessdy), las conozco en igualdad de tiempo, condiciones y circunstancias, y de las cuales, por cierto, ya las he mencionado en anteriores columnarios, (“Las amigas incondicionales de Rosales” (El Sol de Hermosillo) - Cultura - jueves 25 de noviembre de 2021 / Columnario, Mtro. Benjamín Rosales), por lo que me reservaré los detalles, así como sus generales, para así evitar cualquier sospecha por parte de gente que gusta de entrometerse en asuntos personales, ya que estos suelen husmear y meter sus narices en donde no les llaman.

Cabe señalar que mi amiga es hija del doctor Estrada, quien es un prestigiado cardiólogo, por cierto, ya retirado de sus labores propias como médico y profesional de su área, la medicina.

Recuerdo que siempre que acudía a reuniones con su familia pedía a los ahí reunidos guardaran el respectivo silencio para que yo narrara una que otra anécdota de las experiencias y situaciones en las que de alguna u otra manera he sido el protagonista de dichas hazañas.

De hecho, casi siempre, al concluir una anécdota el doctor servía otra copa y brindaba por ella, pidiendo continuar con una nueva narración anecdótica, (lo que en cierta forma iba aumentando cada vez más), hasta que una de sus hijas pedía tuviese cierta consideración con mi persona, (motivo que yo agradecía infinitamente), ya que debo reconocer era un tanto agotador.

Debo confesar que dicha práctica provocó que mis capacidades como orador mejoraran en gran medida, por lo que agradezco al galeno, que de alguna manera provocara en mí desarrollar habilidades que incluso desconocía de mi persona. De hecho, cabe mencionar, la familia ha ido adquiriendo una parte muy importante de mi trabajo como artista plástico, entre los que se encuentran varios grabados, dibujos y tintas-acuarelas, sólo por mencionar uno de ellos.

Por otra parte, su esposa quien gusta de la práctica fotográfica, me llevó a tomar varias sesiones fotográficas trabajando en el estudio improvisado que tuve un tiempo en esa bella ciudad, donde el clima es casi único. Cabe mencionar que dichas fotografías se encuentran tanto en color, como en blanco y negro, y las cuales llegué a utilizar para un material personal, donde obviamente se mencionaron los respectivos créditos fotográficos y autorales. Por lo que agradezco la amistad, así como la natural relación que he sostenido a lo largo de los años, dejando de lado cualquier conveniencia o interés por ambas partes, lo que por naturaleza misma consolida dicha amistad. Es cuanto. Nos vemos la próxima entrega…