/ jueves 23 de septiembre de 2021

El faro | Interrumpir para simplificar

Para cualquier persona que ha incursionado y emprendido en alguna idea de negocio, saben que no hay un sistema único que garantice el éxito. También es conocido que se estudien aquellos casos y personas que de alguna manera han alcanzado cierto nivel de éxito, pero al final, te habrás dado cuenta que hay innumerables recetas y prometedores consejos para hacer crecer tu negocio.

Para ser justos, no tengo idea de cuáles de esos consejos tienen razón o no, cuáles alcanzan mayor ponderación en utilidad para un crecimiento escalonado y sostenible de un proyecto de negocio, pero tan pronto como termines de leer este escrito, ya tendrás otras sugerencias a considerar, si es que eres uno de los tantos emprendedores y empresarios que aspiran y visionan con una actividad empresarial que trascienda y tenga un verdadero impacto en nuestra comunidad.

Existen varias trampas o bien patrones de conductas que es mejor conocer, identificar y evitar, la mayoría de ellas son relacionadas con algún tipo de complejidad.

Para los emprendedores que recién comienzan, hay muchas formas de generar ingresos. Para los emprendedores experimentados, solo hay una.

No importa si te toca un camino fácil o difícil, si tu carrera es meteórica o de décadas pero esto aplica para todos.

Es extremadamente común (fácil) agregar complejidades a cualquier negocio. De hecho, al principio tiene incluso mucho sentido. Por ejemplo, aquellos casos cuando alguien te pide que le brindes un servicio que no tenías la intención de ofrecer, pero venga, es una venta, es flujo de efectivo, y claro, diversificación y… ¿crecimiento? O bien alguien más te pide que ajustes tus precios, asistas y financies el servicio. Antes de que te des cuenta, tienes una nueva y variada oferta comercial, doce servicios diferentes (ninguno de los cuales tenías contemplados y peor aún, no son ni remotamente rentables), cincuenta estructuras de pago diferentes, entre otras tantas novedades.

Aquí está el problema. Si te sientes abrumado, probablemente hay algo que se deba atender, seguro hubo una mala decisión. Si te encuentras haciendo malabares con un montón de cosas diferentes, si tu equipo se sorprende seguido por los cambios de timón que llevas a cabo, sin duda hay algo que atender. Si no tienes tiempo para hacer nada más que trabajar, has cometido un error. Y estos “errores” la mayoría de las ocasiones son errores de complejidad.

Mantén tu negocio simple.

Será más difícil hacer esto a corto plazo, es cierto, pero increíblemente rentable para el proyecto a largo plazo. Después de todo, es lo que se busca: la rentabilidad y sostenibilidad del modelo de negocio.

Mantenlo simple. Mantente y a tu equipo enfocado y no permitas que la complejidad se apodere de tu negocio como ocurre con muchos otros conceptos comerciales.

El verdadero desafío para dominar esto es la velocidad con la que puedes comenzar a obtener ganancias, y la simplicidad es la antesala de un negocio exitoso. Ese cableado interno y creencias de que el esfuerzo y sacrificio te hará acreedor al éxito es una utopía, no caigamos en la “meritocracia”, no hay relación ni garantía de que por trabajar más y contar con numeroso procesos y sistemas alcanzaras tus metas. Ese dogma mercantil inicial es el mayor obstáculo. Ahí es donde un coach de negocios puede hacer tu vida mucho más fácil. A través de una interrupción súbita, violenta y por qué no, agresiva, se puede evitar el estancamiento, visualizar el futuro y ver la ruta más simple de lograr un crecimiento exponencial. Derrumbar viejas prácticas a través de nuevas disciplinas, jóvenes y ágiles.

Para cualquier persona que ha incursionado y emprendido en alguna idea de negocio, saben que no hay un sistema único que garantice el éxito. También es conocido que se estudien aquellos casos y personas que de alguna manera han alcanzado cierto nivel de éxito, pero al final, te habrás dado cuenta que hay innumerables recetas y prometedores consejos para hacer crecer tu negocio.

Para ser justos, no tengo idea de cuáles de esos consejos tienen razón o no, cuáles alcanzan mayor ponderación en utilidad para un crecimiento escalonado y sostenible de un proyecto de negocio, pero tan pronto como termines de leer este escrito, ya tendrás otras sugerencias a considerar, si es que eres uno de los tantos emprendedores y empresarios que aspiran y visionan con una actividad empresarial que trascienda y tenga un verdadero impacto en nuestra comunidad.

Existen varias trampas o bien patrones de conductas que es mejor conocer, identificar y evitar, la mayoría de ellas son relacionadas con algún tipo de complejidad.

Para los emprendedores que recién comienzan, hay muchas formas de generar ingresos. Para los emprendedores experimentados, solo hay una.

No importa si te toca un camino fácil o difícil, si tu carrera es meteórica o de décadas pero esto aplica para todos.

Es extremadamente común (fácil) agregar complejidades a cualquier negocio. De hecho, al principio tiene incluso mucho sentido. Por ejemplo, aquellos casos cuando alguien te pide que le brindes un servicio que no tenías la intención de ofrecer, pero venga, es una venta, es flujo de efectivo, y claro, diversificación y… ¿crecimiento? O bien alguien más te pide que ajustes tus precios, asistas y financies el servicio. Antes de que te des cuenta, tienes una nueva y variada oferta comercial, doce servicios diferentes (ninguno de los cuales tenías contemplados y peor aún, no son ni remotamente rentables), cincuenta estructuras de pago diferentes, entre otras tantas novedades.

Aquí está el problema. Si te sientes abrumado, probablemente hay algo que se deba atender, seguro hubo una mala decisión. Si te encuentras haciendo malabares con un montón de cosas diferentes, si tu equipo se sorprende seguido por los cambios de timón que llevas a cabo, sin duda hay algo que atender. Si no tienes tiempo para hacer nada más que trabajar, has cometido un error. Y estos “errores” la mayoría de las ocasiones son errores de complejidad.

Mantén tu negocio simple.

Será más difícil hacer esto a corto plazo, es cierto, pero increíblemente rentable para el proyecto a largo plazo. Después de todo, es lo que se busca: la rentabilidad y sostenibilidad del modelo de negocio.

Mantenlo simple. Mantente y a tu equipo enfocado y no permitas que la complejidad se apodere de tu negocio como ocurre con muchos otros conceptos comerciales.

El verdadero desafío para dominar esto es la velocidad con la que puedes comenzar a obtener ganancias, y la simplicidad es la antesala de un negocio exitoso. Ese cableado interno y creencias de que el esfuerzo y sacrificio te hará acreedor al éxito es una utopía, no caigamos en la “meritocracia”, no hay relación ni garantía de que por trabajar más y contar con numeroso procesos y sistemas alcanzaras tus metas. Ese dogma mercantil inicial es el mayor obstáculo. Ahí es donde un coach de negocios puede hacer tu vida mucho más fácil. A través de una interrupción súbita, violenta y por qué no, agresiva, se puede evitar el estancamiento, visualizar el futuro y ver la ruta más simple de lograr un crecimiento exponencial. Derrumbar viejas prácticas a través de nuevas disciplinas, jóvenes y ágiles.