/ jueves 21 de mayo de 2020

El faro | Lo que tu equipo nunca te dirá

Tienes el título. La experiencia. La autoridad. Pero nadie te sigue. Se supone que tienes influencia, pero -en cambio- te encuentras avanzando con amenazas y regaños para que las cosas sucedan. ¿Por qué es eso?

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¿Por qué otros lideran sin esfuerzo mientras tú batallas? Después de todo, lo has hecho bien. Alcanzado un cierto nivel de éxito. ¿Qué te impide tener un papel más importante en el liderazgo?

Lo más probable es que sigas confiando y apoyándote en aquellos talentos y acciones que te llevaron a donde estás ahora, en lugar de concentrarte en lo que te llevará al siguiente nivel como líder.

No es que el dominio de tu oficio no sea importante, lo es. Es solo que el liderazgo se trata de personas, no de producción. Y no importa cuán experto seas en tu campo, el dominio no es lo mismo que la influencia.

Si bien es cierto que estamos en la era de la especialización y está perfectamente bien que sigas siendo un experto.

Pero para convertirte en un auténtico líder, se requiere un conjunto de habilidades diferente, y aquí es donde muchos de nosotros nos quedamos atrapados antes de resolverlo.

Dominio, escala y control

No se puede escalar exponencialmente solo. Necesitas un equipo (y el pensamiento habitual es que la persona que mejor produce resultados es la mejor persona para liderar el equipo y así producir esos resultados).

El problema es que las personas de tu equipo no eres tú. Sus fortalezas y talentos no sólo son diferentes, sino que su producción es diferente.

Y es aquí donde muchas veces terminamos poniendo restricciones, pequeñas acciones “legislativas” y controles para administrar sus comportamientos e impulsar que la calidad del resultado sea óptimo.

Si eres particularmente bueno en lo que haces, existe la posibilidad de que a menudo realices las tareas de mayor valor tú mismo porque conoces la calidad de tu propio resultado. Delegar se vuelve una apuesta. (Claro, inviertes demasiadas horas, pero preferirías hacerlo bien la primera vez que tener que corregirlo más tarde).

Por supuesto, este proceso es frustrante. Entonces, nuevamente ajustas los controles y las multi-instrucciones que tienes que dar para lograr obtener aquellos resultados deseados, pero sin darte cuenta estás coartando y limitando las fortalezas y destrezas de tu equipo.

El vínculo entre confianza e influencia

Ya conoces el camino de la frustración; el control obsesivo y el manejo de todo, sin embargo, al final del día no es sostenible.

¿Entonces qué opciones quedan? Sabemos que uno es el responsable de los resultados. ¿Se supone que debemos dejar que las cosas se salgan de nuestro control?

A corto plazo... Sí.

Este es el por qué.

Cuando se trata de personas, los controles y las limitaciones son pensados para los resultados y no crean lealtad o seguidores.

No sólo eso, sino que el excesivo control funciona en tu contra porque hace que las personas se sientan como si no fueran de confianza. Lo que significa que no volverán a confiar en ti. Y esa falta de confianza es un gran limitador de tu influencia.

Tienes el potencial de influir en aquellos que confían en ti.

La confianza tiene que darse antes de ser recibida, y no hay influencia sin confianza.

Pero si eso es cierto, ¿por qué tantas organizaciones confían en el control para producir resultados?

En resumen, porque el control es mucho más fácil de lograr que la influencia.

La seducción del control

Este nos proporciona recompensas instantáneas, por lo que a menudo ignoramos que no es una estrategia a largo plazo. Además, el control es una solución rápida cuando se trata de obtener resultados.

Si el control se puede demandar y exigir así, entonces la influencia la podemos describir como aquella llena de obstáculos la cual se necesita tiempo y consistencia para construir. Pero una vez obtenida también tiene más fuerza y poder de permanencia.

Hay mucho más poder en la influencia que en el control.

El control es limitado. Se necesita mucha energía para lograrlo y hay límites. La influencia puede ir más allá de nosotros y tiene un impacto exponencial en los resultados, dentro del equipo y más allá. Pero pasar de un sistema a otro puede ser complicado.

Tú eres el único que puede cambiar tu enfoque de la producción de resultados y la creación de influencia con tu equipo.

El objetivo será el de construir un equipo que pueda producir mejores resultados que tú.

Identifica las fortalezas de otros. Empieza a revelar tus conocimientos y a compartirlos para ayudar a tu equipo.

No se equivoquen, esto tiene un costo. Crear un equipo significa que a menudo pierdes tu lugar como "experto".

Pero la realidad es que controlamos menos de lo que pensamos que hacemos e influimos más de lo que somos conscientes, para bien o para mal.

Si desea ascender en una organización, o liderar un pequeño equipo para hacer grandes cosas, deje el control y concéntrate en la influencia. Tu impacto como líder será exponencial.

“Fundamental para ser influyente es la capacidad de construir relaciones profundas y duraderas basadas en la confianza.” David McNally - Training Magazine

David Martínez. RMR Consultores. david@rmr.mx

Tienes el título. La experiencia. La autoridad. Pero nadie te sigue. Se supone que tienes influencia, pero -en cambio- te encuentras avanzando con amenazas y regaños para que las cosas sucedan. ¿Por qué es eso?

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¿Por qué otros lideran sin esfuerzo mientras tú batallas? Después de todo, lo has hecho bien. Alcanzado un cierto nivel de éxito. ¿Qué te impide tener un papel más importante en el liderazgo?

Lo más probable es que sigas confiando y apoyándote en aquellos talentos y acciones que te llevaron a donde estás ahora, en lugar de concentrarte en lo que te llevará al siguiente nivel como líder.

No es que el dominio de tu oficio no sea importante, lo es. Es solo que el liderazgo se trata de personas, no de producción. Y no importa cuán experto seas en tu campo, el dominio no es lo mismo que la influencia.

Si bien es cierto que estamos en la era de la especialización y está perfectamente bien que sigas siendo un experto.

Pero para convertirte en un auténtico líder, se requiere un conjunto de habilidades diferente, y aquí es donde muchos de nosotros nos quedamos atrapados antes de resolverlo.

Dominio, escala y control

No se puede escalar exponencialmente solo. Necesitas un equipo (y el pensamiento habitual es que la persona que mejor produce resultados es la mejor persona para liderar el equipo y así producir esos resultados).

El problema es que las personas de tu equipo no eres tú. Sus fortalezas y talentos no sólo son diferentes, sino que su producción es diferente.

Y es aquí donde muchas veces terminamos poniendo restricciones, pequeñas acciones “legislativas” y controles para administrar sus comportamientos e impulsar que la calidad del resultado sea óptimo.

Si eres particularmente bueno en lo que haces, existe la posibilidad de que a menudo realices las tareas de mayor valor tú mismo porque conoces la calidad de tu propio resultado. Delegar se vuelve una apuesta. (Claro, inviertes demasiadas horas, pero preferirías hacerlo bien la primera vez que tener que corregirlo más tarde).

Por supuesto, este proceso es frustrante. Entonces, nuevamente ajustas los controles y las multi-instrucciones que tienes que dar para lograr obtener aquellos resultados deseados, pero sin darte cuenta estás coartando y limitando las fortalezas y destrezas de tu equipo.

El vínculo entre confianza e influencia

Ya conoces el camino de la frustración; el control obsesivo y el manejo de todo, sin embargo, al final del día no es sostenible.

¿Entonces qué opciones quedan? Sabemos que uno es el responsable de los resultados. ¿Se supone que debemos dejar que las cosas se salgan de nuestro control?

A corto plazo... Sí.

Este es el por qué.

Cuando se trata de personas, los controles y las limitaciones son pensados para los resultados y no crean lealtad o seguidores.

No sólo eso, sino que el excesivo control funciona en tu contra porque hace que las personas se sientan como si no fueran de confianza. Lo que significa que no volverán a confiar en ti. Y esa falta de confianza es un gran limitador de tu influencia.

Tienes el potencial de influir en aquellos que confían en ti.

La confianza tiene que darse antes de ser recibida, y no hay influencia sin confianza.

Pero si eso es cierto, ¿por qué tantas organizaciones confían en el control para producir resultados?

En resumen, porque el control es mucho más fácil de lograr que la influencia.

La seducción del control

Este nos proporciona recompensas instantáneas, por lo que a menudo ignoramos que no es una estrategia a largo plazo. Además, el control es una solución rápida cuando se trata de obtener resultados.

Si el control se puede demandar y exigir así, entonces la influencia la podemos describir como aquella llena de obstáculos la cual se necesita tiempo y consistencia para construir. Pero una vez obtenida también tiene más fuerza y poder de permanencia.

Hay mucho más poder en la influencia que en el control.

El control es limitado. Se necesita mucha energía para lograrlo y hay límites. La influencia puede ir más allá de nosotros y tiene un impacto exponencial en los resultados, dentro del equipo y más allá. Pero pasar de un sistema a otro puede ser complicado.

Tú eres el único que puede cambiar tu enfoque de la producción de resultados y la creación de influencia con tu equipo.

El objetivo será el de construir un equipo que pueda producir mejores resultados que tú.

Identifica las fortalezas de otros. Empieza a revelar tus conocimientos y a compartirlos para ayudar a tu equipo.

No se equivoquen, esto tiene un costo. Crear un equipo significa que a menudo pierdes tu lugar como "experto".

Pero la realidad es que controlamos menos de lo que pensamos que hacemos e influimos más de lo que somos conscientes, para bien o para mal.

Si desea ascender en una organización, o liderar un pequeño equipo para hacer grandes cosas, deje el control y concéntrate en la influencia. Tu impacto como líder será exponencial.

“Fundamental para ser influyente es la capacidad de construir relaciones profundas y duraderas basadas en la confianza.” David McNally - Training Magazine

David Martínez. RMR Consultores. david@rmr.mx