/ viernes 12 de agosto de 2022

Fuera de agenda | Publicaciones tendenciosas

El pasado primero de agosto el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, hizo un anuncio que se adelantó una semana a la declaración del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador sobre el acuerdo que dijo, emitirá para que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Sucedió en la ceremonia de toma de protesta del ex comandante de la 15 Zona Militar en Jalisco, el general de brigada Ernesto Germiniano Jiménez quien asumió desde principios de este mes el puesto de jefe general de Coordinación Policial, que podría decirse es el número dos en el escalafón de la corporación.

El general Rodríguez Bucio dijo que a partir de ese día todos los nuevos nombramientos se harán mediante ceremonial militar tomado del que se utiliza en las Fuerzas Armadas. “Siendo la Guardia una institución que para el cumplimiento de su misiòn utiliza armas, tenemos una estructura similar a la de las Fuerzas Armadas, creemos muy conveniente también que aquí en esta institución se establezca que cada vez que un funcionario de la Guardia tome posesión de un cargo se haga la ceremonia que corresponde”. El mensaje acompañó la toma de protesta y jura de bandera, que normalmente se realiza cuando asumen sus cargos comandantes de corporación o zona militar.

Lo que pudo parecer un anuncio sin mayor trascendencia, en realidad fue un aviso de que la Guardia Nacional es y será —con o sin acuerdo presidencial— una entidad de naturaleza castrense cuya línea de mando responde en la práctica al secretario de la Defensa Nacional.

Más allá de de lo que las leyes dicen y lo que la Constitución señala, la GN será lo que resta del sexenio una corporación que se regirá y funcionará como tercera rama de las Fuerzas Armadas, integrada en su mayoría por personal del Ejército (Policía Militar), y en menor medida por elementos de la Marina Armada de México.

Hay una tendencia que se ha acentuado a últimas fechas en los puestos de mando en la GN, la mayoría de los cargos están siendo ocupados por generales que por edad han pasado a retiro. Con el general Germiniano también tomó posesión Miguel Ángel Huerta Ceballos, un general de brigada que fue comandante de zona en Tabasco y Quintana Roo, agregado militar en Rusia y estuvo en otro momento comisionado en la PGR. Junto con él se unió el general Rogelio Terán Contreras, ex comandante de zona militar en Sinaloa, quien fue nombrado titular de Derechos Humanos, Disciplina y Desarrollo Profesional de la GN.

Marginar a los civiles con experiencia policial y de seguridad pública con rango de comisario, ha sido una de las políticas que ha caracterizado la gestión del general Rodríguez Bucio al frente de la GN. Esta decisión no ha redituado en mejores resultados en las operaciones ni en la disminución de la incidencia delictiva. El relevo de las coordinaciones de batallones de seguridad en carreteras, estaciones y aeropuertos podría ser el primer referente. Las cifras de asaltos se han incrementado en todo el país. Y no se trata —como dice uno de los documentos oficiales donde se anuncia la sustitución de civiles por militares— de “publicaciones tendenciosas” motivadas por personal relevado, sino de la realidad del mundo civil que muy pocos militares entienden.


El pasado primero de agosto el general Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional, hizo un anuncio que se adelantó una semana a la declaración del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador sobre el acuerdo que dijo, emitirá para que la Guardia Nacional pase a formar parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Sucedió en la ceremonia de toma de protesta del ex comandante de la 15 Zona Militar en Jalisco, el general de brigada Ernesto Germiniano Jiménez quien asumió desde principios de este mes el puesto de jefe general de Coordinación Policial, que podría decirse es el número dos en el escalafón de la corporación.

El general Rodríguez Bucio dijo que a partir de ese día todos los nuevos nombramientos se harán mediante ceremonial militar tomado del que se utiliza en las Fuerzas Armadas. “Siendo la Guardia una institución que para el cumplimiento de su misiòn utiliza armas, tenemos una estructura similar a la de las Fuerzas Armadas, creemos muy conveniente también que aquí en esta institución se establezca que cada vez que un funcionario de la Guardia tome posesión de un cargo se haga la ceremonia que corresponde”. El mensaje acompañó la toma de protesta y jura de bandera, que normalmente se realiza cuando asumen sus cargos comandantes de corporación o zona militar.

Lo que pudo parecer un anuncio sin mayor trascendencia, en realidad fue un aviso de que la Guardia Nacional es y será —con o sin acuerdo presidencial— una entidad de naturaleza castrense cuya línea de mando responde en la práctica al secretario de la Defensa Nacional.

Más allá de de lo que las leyes dicen y lo que la Constitución señala, la GN será lo que resta del sexenio una corporación que se regirá y funcionará como tercera rama de las Fuerzas Armadas, integrada en su mayoría por personal del Ejército (Policía Militar), y en menor medida por elementos de la Marina Armada de México.

Hay una tendencia que se ha acentuado a últimas fechas en los puestos de mando en la GN, la mayoría de los cargos están siendo ocupados por generales que por edad han pasado a retiro. Con el general Germiniano también tomó posesión Miguel Ángel Huerta Ceballos, un general de brigada que fue comandante de zona en Tabasco y Quintana Roo, agregado militar en Rusia y estuvo en otro momento comisionado en la PGR. Junto con él se unió el general Rogelio Terán Contreras, ex comandante de zona militar en Sinaloa, quien fue nombrado titular de Derechos Humanos, Disciplina y Desarrollo Profesional de la GN.

Marginar a los civiles con experiencia policial y de seguridad pública con rango de comisario, ha sido una de las políticas que ha caracterizado la gestión del general Rodríguez Bucio al frente de la GN. Esta decisión no ha redituado en mejores resultados en las operaciones ni en la disminución de la incidencia delictiva. El relevo de las coordinaciones de batallones de seguridad en carreteras, estaciones y aeropuertos podría ser el primer referente. Las cifras de asaltos se han incrementado en todo el país. Y no se trata —como dice uno de los documentos oficiales donde se anuncia la sustitución de civiles por militares— de “publicaciones tendenciosas” motivadas por personal relevado, sino de la realidad del mundo civil que muy pocos militares entienden.