/ viernes 21 de mayo de 2021

La crítica | El baile de los 41

Un pasaje histórico con un tema muy actual en el que debemos poner mucha atención.

El baile de los 41, dirigida por David Pablos, se estrenó en noviembre de 2020 en los cines de México y logró colocarse como una cinta taquillera pese a la pandemia, ahora llega a Netflix para colocarse como una de las cintas con más visualizaciones en la semana que cuenta un drama histórico con temas muy actuales.

La historia presenta a Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera) quien se casa con Amada Díaz (Mabel Cadena), la hija del presidente mexicano Porfirio Díaz (Fernando Becerril). La carrera de Ignacio va en aumento y ser yerno del Presidente lo ayudará a llegar a nuevos puestos políticos. A medida que comienza su matrimonio y su carrera en ascenso, Ignacio conoce el amor, pero en otro hombre, en Evaristo Rivas (Emiliano Zurita) a quien invita a integrarse a un club, con un grupo de hombres que se reúnen regularmente para divertirse, tener sexo y entretenerse. Las cosas se complican cuando Ignacio no puede mantener su doble vida frente a las sospechas de su esposa.

Como sabemos, el baile de los 41 ha sido un tema muy comentado por los medios y la sociedad a lo largo de la historia, algunos dicen que no sucedió realmente y otros avalan las historias que se tejen alrededor del baile. El club de los 42 organiza un último baile y es en ese momento en el que sucede una redada policial para descubrir a hombres divirtiéndose, a caballeros que incluso eran parte de las altas esferas de la sociedad, y al ser descubiertos vestidos de mujer fueron nombrados y avergonzados en público; por supuesto un nombre fue borrado de la lista y solamente se dieron a conocer a 41, quedando a salvo de todo el yerno de Porfirio Díaz.

La historia sucedió hace 120 años, pero su tema es muy actual por la forma en que una gran parte de la sociedad trata y señala a la comunidad LGBTQ +, El baile de los 41 nos habla de personas que tienen que esconderse del mundo para divertirse, convivir y encontrar su verdadera felicidad, viéndose obligadas a formar matrimonios o familias con personas que realmente no aman.

El guión es de Monika Revilla y está muy bien construido al presentarnos cada uno de los personajes y su importancia en la historia, el guión nos lleva de la mano y sin apresurarnos al famoso baile sin desviarse en anécdotas históricas ni de la época. La fotografía de Carolina Costa recrea a la perfección los interiores de edificios emblemáticos de la Ciudad de México, además utiliza muy bien las locaciones de Guadalajara, Jalisco, para presentarnos exteriores de calles y edificios históricos que nos remontan a la época desarrollada en la cinta.

Al final, la importancia de El baile de los 41 va más allá de describir unos hechos históricos de la sociedad mexicana, sino evidenciar la homofobia que aún existe en nuestra población en pleno 2021, por lo que la reflexión sería que debemos ser más respetuosos frente a la diversidad sexual y empáticos ante las necesidades de la comunidad LGBTQ +. Hasta aquí nuestra aventura cinematográfica en “La Crítica” soy Flavio Valencia y los espero en la próxima edición.

Un pasaje histórico con un tema muy actual en el que debemos poner mucha atención.

El baile de los 41, dirigida por David Pablos, se estrenó en noviembre de 2020 en los cines de México y logró colocarse como una cinta taquillera pese a la pandemia, ahora llega a Netflix para colocarse como una de las cintas con más visualizaciones en la semana que cuenta un drama histórico con temas muy actuales.

La historia presenta a Ignacio de la Torre (Alfonso Herrera) quien se casa con Amada Díaz (Mabel Cadena), la hija del presidente mexicano Porfirio Díaz (Fernando Becerril). La carrera de Ignacio va en aumento y ser yerno del Presidente lo ayudará a llegar a nuevos puestos políticos. A medida que comienza su matrimonio y su carrera en ascenso, Ignacio conoce el amor, pero en otro hombre, en Evaristo Rivas (Emiliano Zurita) a quien invita a integrarse a un club, con un grupo de hombres que se reúnen regularmente para divertirse, tener sexo y entretenerse. Las cosas se complican cuando Ignacio no puede mantener su doble vida frente a las sospechas de su esposa.

Como sabemos, el baile de los 41 ha sido un tema muy comentado por los medios y la sociedad a lo largo de la historia, algunos dicen que no sucedió realmente y otros avalan las historias que se tejen alrededor del baile. El club de los 42 organiza un último baile y es en ese momento en el que sucede una redada policial para descubrir a hombres divirtiéndose, a caballeros que incluso eran parte de las altas esferas de la sociedad, y al ser descubiertos vestidos de mujer fueron nombrados y avergonzados en público; por supuesto un nombre fue borrado de la lista y solamente se dieron a conocer a 41, quedando a salvo de todo el yerno de Porfirio Díaz.

La historia sucedió hace 120 años, pero su tema es muy actual por la forma en que una gran parte de la sociedad trata y señala a la comunidad LGBTQ +, El baile de los 41 nos habla de personas que tienen que esconderse del mundo para divertirse, convivir y encontrar su verdadera felicidad, viéndose obligadas a formar matrimonios o familias con personas que realmente no aman.

El guión es de Monika Revilla y está muy bien construido al presentarnos cada uno de los personajes y su importancia en la historia, el guión nos lleva de la mano y sin apresurarnos al famoso baile sin desviarse en anécdotas históricas ni de la época. La fotografía de Carolina Costa recrea a la perfección los interiores de edificios emblemáticos de la Ciudad de México, además utiliza muy bien las locaciones de Guadalajara, Jalisco, para presentarnos exteriores de calles y edificios históricos que nos remontan a la época desarrollada en la cinta.

Al final, la importancia de El baile de los 41 va más allá de describir unos hechos históricos de la sociedad mexicana, sino evidenciar la homofobia que aún existe en nuestra población en pleno 2021, por lo que la reflexión sería que debemos ser más respetuosos frente a la diversidad sexual y empáticos ante las necesidades de la comunidad LGBTQ +. Hasta aquí nuestra aventura cinematográfica en “La Crítica” soy Flavio Valencia y los espero en la próxima edición.