/ miércoles 24 de junio de 2020

Lo digo como es | El guardián

Al igual que muchos de ustedes, he escuchado al Presidente de la República ofrecerse como el guardián de las elecciones para el próximo proceso.

No quiero sonar irrespetuosa ni nada que se le parezca sino todo lo contrario, con todo respeto podría el señor Presidente colocarse de forma tal que le acomode aquel refrán que reza: “el acomedido muchas veces queda mal”.

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Bástenos recordar un poco de historia, señor Presidente, porque la historia es una de sus pasiones (perdone usted tanta osadía).

Los organismos electorales, bajo el esquema que hoy los conocemos, son autónomos. Su nacimiento se remonta a finales de los 80 porque es en 1990 cuando ya se instaura como tal, y por 24 años, el Instituto Federal Electoral, que a partir de la reforma de 2014 se constituyó como Instituto Nacional Electoral.

El carácter de autónomo no fue una concesión graciosa del gobierno neoliberal de Carlos Salinas de Gortari sino que fue la necesidad de una adecuación a los tiempos que registraban mayor participación ciudadana, un electorado mejor informado y una presión social por sacar al Gobierno del manejo de las elecciones. Sí usted, señor Presidente, desde la oposición fue una de las tantas voces que empujaron la ciudadanización de los organismos electorales, su autonomía e independencia, por consecuencia, del Poder Ejecutivo, no venga ahora a pretender retroceder en la historia porque lo que usted haría sería calificar la elección, pero lo haría desde la política, lo cual sería un retroceso porque precisamente los procesos electorales en México empezaron a ganar credibilidad cuando se alejaron de la política para acercarse a lo jurídico, ya que es la norma lo que avala la democracia, y en la democracia alguien gana y alguien pierde.

Deje las elecciones en manos autónomas, Presidente, deje que el INE las organice, así como organizó las de 2018 donde usted ganó. Deje que miles de ciudadanos cuiden las urnas, así como las cuidaron hace dos años. No se meta, señor Presidente, con la autonomía de esos organismos porque sí, sin embargo, sí necesitamos que sea el guardián de nuestra seguridad, que sea el guardián de nuestras fuentes de empleos, que sea el guardián de nuestra educación, que sea el guardián de nuestro futuro, señor Presidente.

www.soledaddurazo.com

@SoledadDurazo


Al igual que muchos de ustedes, he escuchado al Presidente de la República ofrecerse como el guardián de las elecciones para el próximo proceso.

No quiero sonar irrespetuosa ni nada que se le parezca sino todo lo contrario, con todo respeto podría el señor Presidente colocarse de forma tal que le acomode aquel refrán que reza: “el acomedido muchas veces queda mal”.

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Bástenos recordar un poco de historia, señor Presidente, porque la historia es una de sus pasiones (perdone usted tanta osadía).

Los organismos electorales, bajo el esquema que hoy los conocemos, son autónomos. Su nacimiento se remonta a finales de los 80 porque es en 1990 cuando ya se instaura como tal, y por 24 años, el Instituto Federal Electoral, que a partir de la reforma de 2014 se constituyó como Instituto Nacional Electoral.

El carácter de autónomo no fue una concesión graciosa del gobierno neoliberal de Carlos Salinas de Gortari sino que fue la necesidad de una adecuación a los tiempos que registraban mayor participación ciudadana, un electorado mejor informado y una presión social por sacar al Gobierno del manejo de las elecciones. Sí usted, señor Presidente, desde la oposición fue una de las tantas voces que empujaron la ciudadanización de los organismos electorales, su autonomía e independencia, por consecuencia, del Poder Ejecutivo, no venga ahora a pretender retroceder en la historia porque lo que usted haría sería calificar la elección, pero lo haría desde la política, lo cual sería un retroceso porque precisamente los procesos electorales en México empezaron a ganar credibilidad cuando se alejaron de la política para acercarse a lo jurídico, ya que es la norma lo que avala la democracia, y en la democracia alguien gana y alguien pierde.

Deje las elecciones en manos autónomas, Presidente, deje que el INE las organice, así como organizó las de 2018 donde usted ganó. Deje que miles de ciudadanos cuiden las urnas, así como las cuidaron hace dos años. No se meta, señor Presidente, con la autonomía de esos organismos porque sí, sin embargo, sí necesitamos que sea el guardián de nuestra seguridad, que sea el guardián de nuestras fuentes de empleos, que sea el guardián de nuestra educación, que sea el guardián de nuestro futuro, señor Presidente.

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