/ martes 6 de julio de 2021

Lo digo como es | Las tragedias no llegan solas

Resulta sumamente difícil imaginar los momentos previos a la decisión que tomó un hombre de privar de la vida a tres menores de edad.

Según lo trascendido Juan Nepomuceno habría asesinado a dos de sus hijos, a su hijastro y después se quitó la vida.

Es una verdadera tragedia especialmente para la madre que hoy llora por la vida de sus hijos.

Y el hecho en una comunidad como la nuestra no puede pasar desapercibido. Es más, mal haríamos con ignorarlo porque eso significa que estamos perdiendo la capacidad de asombro.

Como sociedad es lo peor que nos puede pasar, acostumbrarnos y normalizar la violencia, que no nos estrujen estos acontecimientos, que no nos indignen y que no nos lleven a por lo menos hacer un alto y reflexionar.

Nunca sabremos qué pasaba por la cabeza del hombre o qué fue lo que detonó la tragedia, que lo llevó a hacer lo que hizo. No lo sabremos.

Pero lo que sí podemos es desarrollar una actitud más observadora hacia quienes nos rodean y por supuesto hacia nosotros mismos. Informarnos cuáles son los signos de alerta en los comportamientos que presentamos las personas puede ayudar a evitar muchas tragedias; observarnos a nosotros mismos, intentar conocernos más y detectar nuestras emociones y reacciones, puede llevarnos a una mejor convivencia.

¿Estaría presente un problema de drogas? ¿Depresión? ¿Ansiedad? ¿Estrés? Las cuatro personas fallecidas ayer de entrada merecen nuestra compasión, y cuando hay compasión no hay juicio… Finalmente ¿Quiénes somos para juzgar?

¿El hombre era un mal padre? Si así fuere ¿Por qué incluso el hijastro lo visitaba?

Le aseguro que igual que probablemente se encuentre Usted, yo también estoy muy confundida y no alcanzo a contestarme muchas preguntas.

Las indagatorias de la Fiscalía de Justicia señalan que la madre de los menores que se encontraba separada de su expareja, sufría de violencia y no se atrevía a denunciar por temor. Este es otro aspecto qué hay que reforzar, qué hay que alentar, la cultura de la denuncia donde mayormente las mujeres son las víctimas.

No bien hemos digerido las tragedias del fin de semana cuando las lluvias dejaron dos personas fallecidas y ahora esto.

También andamos muy de prisa y eso incrementa el riesgo de cometer alguna imprudencia. ¿Fue un acto imprudente que llevó al hombre a quedar atrapado en el puente a desnivel donde finalmente perdió la vida? ¿Faltan protocolos de las autoridades para actuar con mayor prontitud en lluvias torrenciales que dejan intransitable la ciudad? ¿Y dónde dejamos la irresponsabilidad de los ciudadanos que no nos importa tirar basura en cualquier lado? ¿Es imprudencia o ignorancia o pobreza, lo que lleva a una familia a conectar de forma irregular un cableado que provoca luego la tragedia donde una joven mujer muere electrocutada? Y ¿Dónde dejamos a las autoridades incapaces de dotar a la ciudad de suficientes obras de infraestructura?

Esas son algunas de las preguntas que me surgen. Usted seguramente tiene más.

Resulta sumamente difícil imaginar los momentos previos a la decisión que tomó un hombre de privar de la vida a tres menores de edad.

Según lo trascendido Juan Nepomuceno habría asesinado a dos de sus hijos, a su hijastro y después se quitó la vida.

Es una verdadera tragedia especialmente para la madre que hoy llora por la vida de sus hijos.

Y el hecho en una comunidad como la nuestra no puede pasar desapercibido. Es más, mal haríamos con ignorarlo porque eso significa que estamos perdiendo la capacidad de asombro.

Como sociedad es lo peor que nos puede pasar, acostumbrarnos y normalizar la violencia, que no nos estrujen estos acontecimientos, que no nos indignen y que no nos lleven a por lo menos hacer un alto y reflexionar.

Nunca sabremos qué pasaba por la cabeza del hombre o qué fue lo que detonó la tragedia, que lo llevó a hacer lo que hizo. No lo sabremos.

Pero lo que sí podemos es desarrollar una actitud más observadora hacia quienes nos rodean y por supuesto hacia nosotros mismos. Informarnos cuáles son los signos de alerta en los comportamientos que presentamos las personas puede ayudar a evitar muchas tragedias; observarnos a nosotros mismos, intentar conocernos más y detectar nuestras emociones y reacciones, puede llevarnos a una mejor convivencia.

¿Estaría presente un problema de drogas? ¿Depresión? ¿Ansiedad? ¿Estrés? Las cuatro personas fallecidas ayer de entrada merecen nuestra compasión, y cuando hay compasión no hay juicio… Finalmente ¿Quiénes somos para juzgar?

¿El hombre era un mal padre? Si así fuere ¿Por qué incluso el hijastro lo visitaba?

Le aseguro que igual que probablemente se encuentre Usted, yo también estoy muy confundida y no alcanzo a contestarme muchas preguntas.

Las indagatorias de la Fiscalía de Justicia señalan que la madre de los menores que se encontraba separada de su expareja, sufría de violencia y no se atrevía a denunciar por temor. Este es otro aspecto qué hay que reforzar, qué hay que alentar, la cultura de la denuncia donde mayormente las mujeres son las víctimas.

No bien hemos digerido las tragedias del fin de semana cuando las lluvias dejaron dos personas fallecidas y ahora esto.

También andamos muy de prisa y eso incrementa el riesgo de cometer alguna imprudencia. ¿Fue un acto imprudente que llevó al hombre a quedar atrapado en el puente a desnivel donde finalmente perdió la vida? ¿Faltan protocolos de las autoridades para actuar con mayor prontitud en lluvias torrenciales que dejan intransitable la ciudad? ¿Y dónde dejamos la irresponsabilidad de los ciudadanos que no nos importa tirar basura en cualquier lado? ¿Es imprudencia o ignorancia o pobreza, lo que lleva a una familia a conectar de forma irregular un cableado que provoca luego la tragedia donde una joven mujer muere electrocutada? Y ¿Dónde dejamos a las autoridades incapaces de dotar a la ciudad de suficientes obras de infraestructura?

Esas son algunas de las preguntas que me surgen. Usted seguramente tiene más.