/ martes 15 de septiembre de 2020

Lo digo como es | Los enredos de la comedia

“Voy a comprar un boleto de la rifa del avión…tengo muchas deudas y el negocio va de mal en peor”, así justifica Maribel su decisión.

La expone ante el grupo de sus amigas, ahí en el chat donde tantas veces se ha criticado la manipulación del tema.

Hoy 15 de septiembre, a las 8 de la noche será el evento que cierra un capítulo más de la serie.

Una de las tantas series que este gobierno protagoniza, alienta, prolonga, coloca en la conversación cotidiana y quita el foco de las otras cosas que también pasan pero que no conviene al proyecto que se noten y mucho menos que se hable de ellas… aunque bueno, si se habla siempre habrá la frase mágica de culpar al pasado, pretender callar las voces y mandar al fuego de las redes sociales a quien ose cuestionar lo más mínimo.

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La venta del avión presidencial es uno de los símbolos que utiliza el actual gobierno para su propaganda. David Marcial Pérez sostiene que la política de gestos tiene un peligro: convertirse en una comedia de enredo.

Qué adecuada expresión para describir en lo que ha quedado, hasta aquí, la serie que se sigue rodando y que hoy cierra temporada.

— Vender el avión que “No lo tiene ni Obama” fue una promesa de campaña.

— Durante 19 meses estuvo en un hangar de la empresa Boeing, en California EU para su mantenimiento que costó 1.2 millones de dólares.

— Como no se ha podido vender, surge “la idea” de rifarlo.

— Se anuncia la rifa del avión, pero no se rifa el avión sino 100 premios de 20 millones de pesos cada uno.

— El dinero de los premios (2000,000,000) se sacará de la venta de 6 millones de cachitos que si se colocan en su totalidad serán 3 mil millones de pesos de venta, pagando los premios quedaría una ganancia de mil millones de pesos, pero no se han vendido tantos; Ernesto Prieto Ortega, director general de la Lotería Nacional, informó a una semana del sorteo que se habían colocado 3 millones 815,200 cachitos que equivalen al 63.58% del total disponible.

— Con lo colocado hasta ese momento (1,907 millones) ya casi sale para pagar los premios, pero nos distinguimos por dejar todo para el último momento así que hay que ser optimistas y pensar que se van a agotar todos los disponibles.

— A las ganancias que queden, hay que restarle los 500 mdp que la FGR “donó” de decomisos al crimen organizado, para comprar mil cachitos y repartirlos en 965 hospitales Covid y si alguno sale ganador, los empleados de ese hospital decidirán en qué se aplica. Demagogia pura en lugar de un plan estructurado.

— No sabemos cuánto significará pagar el favor a los 75 empresarios que se comprometieron a comprar 1,500 millones de pesos en cachitos, aquella noche en que fueron convocados a la cena con el Presidente y éste les promovió la rifa.

Sin duda, las maniobras que hacen teatro son un mal negocio. Aquí el avión estacionado costó más; la rifa no dará mayor ganancia pero, el tema se mantuvo en agenda desde que la campaña, siguió cuando el avión “se fue”, cuando “volvió”, cuando no se vendió y cuando se rifa sin rifarse… en la siguiente temporada seguramente viene lo que se hizo gracias a la rifa del avión… pero hasta aquí ha sido un gran distractor que roba luces a la crisis económica, la de seguridad y la de salud… sirve para mantener la ilusión de gente como Maribel que acaricia la idea de 20 millones de pesos en su cuenta.


“Voy a comprar un boleto de la rifa del avión…tengo muchas deudas y el negocio va de mal en peor”, así justifica Maribel su decisión.

La expone ante el grupo de sus amigas, ahí en el chat donde tantas veces se ha criticado la manipulación del tema.

Hoy 15 de septiembre, a las 8 de la noche será el evento que cierra un capítulo más de la serie.

Una de las tantas series que este gobierno protagoniza, alienta, prolonga, coloca en la conversación cotidiana y quita el foco de las otras cosas que también pasan pero que no conviene al proyecto que se noten y mucho menos que se hable de ellas… aunque bueno, si se habla siempre habrá la frase mágica de culpar al pasado, pretender callar las voces y mandar al fuego de las redes sociales a quien ose cuestionar lo más mínimo.

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La venta del avión presidencial es uno de los símbolos que utiliza el actual gobierno para su propaganda. David Marcial Pérez sostiene que la política de gestos tiene un peligro: convertirse en una comedia de enredo.

Qué adecuada expresión para describir en lo que ha quedado, hasta aquí, la serie que se sigue rodando y que hoy cierra temporada.

— Vender el avión que “No lo tiene ni Obama” fue una promesa de campaña.

— Durante 19 meses estuvo en un hangar de la empresa Boeing, en California EU para su mantenimiento que costó 1.2 millones de dólares.

— Como no se ha podido vender, surge “la idea” de rifarlo.

— Se anuncia la rifa del avión, pero no se rifa el avión sino 100 premios de 20 millones de pesos cada uno.

— El dinero de los premios (2000,000,000) se sacará de la venta de 6 millones de cachitos que si se colocan en su totalidad serán 3 mil millones de pesos de venta, pagando los premios quedaría una ganancia de mil millones de pesos, pero no se han vendido tantos; Ernesto Prieto Ortega, director general de la Lotería Nacional, informó a una semana del sorteo que se habían colocado 3 millones 815,200 cachitos que equivalen al 63.58% del total disponible.

— Con lo colocado hasta ese momento (1,907 millones) ya casi sale para pagar los premios, pero nos distinguimos por dejar todo para el último momento así que hay que ser optimistas y pensar que se van a agotar todos los disponibles.

— A las ganancias que queden, hay que restarle los 500 mdp que la FGR “donó” de decomisos al crimen organizado, para comprar mil cachitos y repartirlos en 965 hospitales Covid y si alguno sale ganador, los empleados de ese hospital decidirán en qué se aplica. Demagogia pura en lugar de un plan estructurado.

— No sabemos cuánto significará pagar el favor a los 75 empresarios que se comprometieron a comprar 1,500 millones de pesos en cachitos, aquella noche en que fueron convocados a la cena con el Presidente y éste les promovió la rifa.

Sin duda, las maniobras que hacen teatro son un mal negocio. Aquí el avión estacionado costó más; la rifa no dará mayor ganancia pero, el tema se mantuvo en agenda desde que la campaña, siguió cuando el avión “se fue”, cuando “volvió”, cuando no se vendió y cuando se rifa sin rifarse… en la siguiente temporada seguramente viene lo que se hizo gracias a la rifa del avión… pero hasta aquí ha sido un gran distractor que roba luces a la crisis económica, la de seguridad y la de salud… sirve para mantener la ilusión de gente como Maribel que acaricia la idea de 20 millones de pesos en su cuenta.