/ miércoles 8 de julio de 2020

Lo digo como es | Vivir...

Muchos seguramente identificamos el juego de las escondidas y por supuesto que hasta lo hemos jugado.

Alguien de cara a la pared cuenta hasta determinado número para dar oportunidad de que los otros participantes hagan la parte que le toca.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Dice la escritora Rosa Montero en su libro “La ridícula idea de no volver a verte” que la muerte es como el juego de las escondidas, donde nos ponemos de cara a la pared y nos pasamos la vida como el chico que está contando “...entretenidos o aturdidos, sin pensar que nuestra existencia tiene un fin. Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí está la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros. Y así, cada vez que nos despistamos y nos ocupamos de otras cosas, la Muerte aprovecha para dar un salto y aproximarse. Hasta que llega el momento que sin advertirlo, hemos agotado todo nuestro tiempo; y sentimos el aliento frío de la Muerte en el cogote y, un instante después, sin siquiera darnos ocasión de mirar de nuevo para atrás, su zarpa toca nuestra pared y entonces somos suyos...” Uno sabe que está jugando a las escondidas contando contra la pared, distraído o aburrido, cuando se le muere alguien cercano que no debería haber muerto, afirma la escritora...

Por nuestra formación, nuestras experiencias y nuestras creencias, todos tenemos un concepto de la vida.

Y no es raro que el mismo se vaya modificando o fortaleciendo de acuerdo a las circunstancias que atravesamos.

Quienes ahora coincidimos en el planeta y tenemos cierto grado de la madurez que dan los años, seguramente estamos viendo la actual pandemia del Covid como una oportunidad.

Una oportunidad para hacer un alto en el camino y revisar lo que hemos hecho pero lo que no hemos hecho también.

Para replantearnos tras qué vamos.

Para valorar lo que tenemos y escoger nuestras luchas.

Probablemente usted también como yo, se ha preguntado ¿Cuál es la lección de todo esto? Le ha asaltado la incertidumbre sobre ¿Hasta cuándo vamos a seguir así y si vamos a aguantar? Ha experimentado el temor de que usted o uno de los suyos deje de existir y pase a formar parte de la estadística de víctimas… quizá ya lo ha experimentado y carga ahora con el dolor de haber perdido a un ser querido así de repente, o vive la angustia de saberle hospitalizado, intubado… quizá ya vivió el gozo de salir del estado crítico, de recibir el esperado negativo en la prueba o de volver a ver a sus seres queridos al salir usted o cuando ellos han dejado el hospital.

Hay muchos abrazos esperando… para transmitir compañía, afecto, amor... hay muchos brazos que necesitan rodear otros cuerpos porque ahora las circunstancias no lo permiten… y en todo esto cada quien escribe su historia, cada quien vive su proceso, cada quien interpreta y canaliza… hay muchos abrazos pendientes de dar y recibir… porque por más eficiente que sea la tecnología y podamos vernos en la distancia, y hacer oración de forma comunitaria, mandar y recibir buenas vibras, es la cercanía física lo que añoramos y necesitamos...

No nos clavemos entonces contando contra la pared cerrando los ojos y dando la espalda a ese tiempo que no se detiene porque minuto a minuto puede ser aprovechado o perdido.

¿Seguimos coincidiendo? \

Www.SoledadDurazo.com

Twitter: @SoledadDurazo

Facebook: SoledadDurazo

Instagram: soledaddurazo

YouTube: Soledad Durazo


Muchos seguramente identificamos el juego de las escondidas y por supuesto que hasta lo hemos jugado.

Alguien de cara a la pared cuenta hasta determinado número para dar oportunidad de que los otros participantes hagan la parte que le toca.

ACCEDE A NUESTRA EDICIÓN DIGITAL EN UN SOLO LUGAR Y DESDE CUALQUIER DISPOSITIVO ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!

Dice la escritora Rosa Montero en su libro “La ridícula idea de no volver a verte” que la muerte es como el juego de las escondidas, donde nos ponemos de cara a la pared y nos pasamos la vida como el chico que está contando “...entretenidos o aturdidos, sin pensar que nuestra existencia tiene un fin. Pero de cuando en cuando recordamos que somos mortales y entonces miramos hacia atrás, sobresaltados, y ahí está la Parca, sonriendo, quietecita, muy modosa, como si no se hubiera movido, pero más cerca, un poquito más cerca de nosotros. Y así, cada vez que nos despistamos y nos ocupamos de otras cosas, la Muerte aprovecha para dar un salto y aproximarse. Hasta que llega el momento que sin advertirlo, hemos agotado todo nuestro tiempo; y sentimos el aliento frío de la Muerte en el cogote y, un instante después, sin siquiera darnos ocasión de mirar de nuevo para atrás, su zarpa toca nuestra pared y entonces somos suyos...” Uno sabe que está jugando a las escondidas contando contra la pared, distraído o aburrido, cuando se le muere alguien cercano que no debería haber muerto, afirma la escritora...

Por nuestra formación, nuestras experiencias y nuestras creencias, todos tenemos un concepto de la vida.

Y no es raro que el mismo se vaya modificando o fortaleciendo de acuerdo a las circunstancias que atravesamos.

Quienes ahora coincidimos en el planeta y tenemos cierto grado de la madurez que dan los años, seguramente estamos viendo la actual pandemia del Covid como una oportunidad.

Una oportunidad para hacer un alto en el camino y revisar lo que hemos hecho pero lo que no hemos hecho también.

Para replantearnos tras qué vamos.

Para valorar lo que tenemos y escoger nuestras luchas.

Probablemente usted también como yo, se ha preguntado ¿Cuál es la lección de todo esto? Le ha asaltado la incertidumbre sobre ¿Hasta cuándo vamos a seguir así y si vamos a aguantar? Ha experimentado el temor de que usted o uno de los suyos deje de existir y pase a formar parte de la estadística de víctimas… quizá ya lo ha experimentado y carga ahora con el dolor de haber perdido a un ser querido así de repente, o vive la angustia de saberle hospitalizado, intubado… quizá ya vivió el gozo de salir del estado crítico, de recibir el esperado negativo en la prueba o de volver a ver a sus seres queridos al salir usted o cuando ellos han dejado el hospital.

Hay muchos abrazos esperando… para transmitir compañía, afecto, amor... hay muchos brazos que necesitan rodear otros cuerpos porque ahora las circunstancias no lo permiten… y en todo esto cada quien escribe su historia, cada quien vive su proceso, cada quien interpreta y canaliza… hay muchos abrazos pendientes de dar y recibir… porque por más eficiente que sea la tecnología y podamos vernos en la distancia, y hacer oración de forma comunitaria, mandar y recibir buenas vibras, es la cercanía física lo que añoramos y necesitamos...

No nos clavemos entonces contando contra la pared cerrando los ojos y dando la espalda a ese tiempo que no se detiene porque minuto a minuto puede ser aprovechado o perdido.

¿Seguimos coincidiendo? \

Www.SoledadDurazo.com

Twitter: @SoledadDurazo

Facebook: SoledadDurazo

Instagram: soledaddurazo

YouTube: Soledad Durazo