/ miércoles 26 de febrero de 2020

Lo digo como es | Y detrás de ellas ¿Qué?

¿Y si detrás de ellas conciencia?

¿Y si detrás de ellas hartazgo?

¿Y si detrás de ellas historia?

¿Y si detrás de ellas capacidad de indignación?

¿Y si detrás de ellas intolerancia a la indiferencia?

Entre otras, esas posibles respuestas pueden aportarse ante la frecuente pregunta ¿Quién estará detrás de ellas? ¿Cuál es la mano que mece la cuna?

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Esto en relación al movimiento de mujeres y en especial a la manifestación del pasado domingo en Hermosillo cuando un grupo de féminas realizó una marcha desde las escalinatas del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, hasta la sede del Supremo Tribunal de Justicia del Estado donde además de lanzar consignas algunas se abalanzaron hacia el edificio, derribaron la reja, destrozaron vidrios y destruyeron papeles.

Habrían posteriormente explicado que su reacción fue en respuesta a que los guardias del edificio habrían apagado las luces del mismo mientras estaba la manifestación.

Lo deseable sin duda es que las manifestaciones no tengan estos desenlaces pero tampoco podemos cegarnos ante un evidente hartazgo durante muchas generaciones acumulado, que está explotando de esa manera. Probablemente no se justifica; hay sin duda razones para entenderlo.

Estoy segura que no somos pocas las personas a las que si nos ponen a escoger, nos inclinamos por la manifestación pacífica que ayuden a las siguientes generaciones en su formación cívica y no dejen imágenes de violencia.

En general tenemos una formación alejada de lo preventivo en muchos sentidos, de no reaccionar hasta que tenemos el problema encima; más que evitarlo, actuamos ya que se incendia la pradera.

Las manifestaciones como la del domingo, el tema de la mujer mexicana, las desigualdades laborales y la violencia por razón de género, entre otras cosas, son asuntos muy complejos.

Y no me niego a la posibilidad de que como ocurre en todos o casi todos los movimientos sociales, haya intereses políticos que propician su nacimiento o se insertan en el curso de su desarrollo. Pero algo que no podemos negar es que hay una realidad, hay una historia, hay frustración e impotencia acumulada... y está expresándose... quizá no de la forma deseada o deseable, pero no hay explosiones que dejen el panorama igual a como estaba antes de ocurrir; las explosiones suelen dejar pérdidas pero siembran también la semilla para —en el mejor de los casos— un mejor renacer en el orden de las cosas; que así sea para México y las y los mexicanos, es lo deseable.

www.soledaddurazo.com

@SoledadDurazo

¿Y si detrás de ellas conciencia?

¿Y si detrás de ellas hartazgo?

¿Y si detrás de ellas historia?

¿Y si detrás de ellas capacidad de indignación?

¿Y si detrás de ellas intolerancia a la indiferencia?

Entre otras, esas posibles respuestas pueden aportarse ante la frecuente pregunta ¿Quién estará detrás de ellas? ¿Cuál es la mano que mece la cuna?

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Esto en relación al movimiento de mujeres y en especial a la manifestación del pasado domingo en Hermosillo cuando un grupo de féminas realizó una marcha desde las escalinatas del Museo y Biblioteca de la Universidad de Sonora, hasta la sede del Supremo Tribunal de Justicia del Estado donde además de lanzar consignas algunas se abalanzaron hacia el edificio, derribaron la reja, destrozaron vidrios y destruyeron papeles.

Habrían posteriormente explicado que su reacción fue en respuesta a que los guardias del edificio habrían apagado las luces del mismo mientras estaba la manifestación.

Lo deseable sin duda es que las manifestaciones no tengan estos desenlaces pero tampoco podemos cegarnos ante un evidente hartazgo durante muchas generaciones acumulado, que está explotando de esa manera. Probablemente no se justifica; hay sin duda razones para entenderlo.

Estoy segura que no somos pocas las personas a las que si nos ponen a escoger, nos inclinamos por la manifestación pacífica que ayuden a las siguientes generaciones en su formación cívica y no dejen imágenes de violencia.

En general tenemos una formación alejada de lo preventivo en muchos sentidos, de no reaccionar hasta que tenemos el problema encima; más que evitarlo, actuamos ya que se incendia la pradera.

Las manifestaciones como la del domingo, el tema de la mujer mexicana, las desigualdades laborales y la violencia por razón de género, entre otras cosas, son asuntos muy complejos.

Y no me niego a la posibilidad de que como ocurre en todos o casi todos los movimientos sociales, haya intereses políticos que propician su nacimiento o se insertan en el curso de su desarrollo. Pero algo que no podemos negar es que hay una realidad, hay una historia, hay frustración e impotencia acumulada... y está expresándose... quizá no de la forma deseada o deseable, pero no hay explosiones que dejen el panorama igual a como estaba antes de ocurrir; las explosiones suelen dejar pérdidas pero siembran también la semilla para —en el mejor de los casos— un mejor renacer en el orden de las cosas; que así sea para México y las y los mexicanos, es lo deseable.

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