/ sábado 20 de julio de 2019

Mi gusto es… (O la otra mirada) |

En cosas de semántica, en los recientes años, algunas cosas han cambiado.

Anoche, por ejemplo, un vecino me tocó a la puerta para pedirme que saliera porque afuera, junto al canal que está al terminar la banqueta junto a mi casa, estaba un encobijado.

De inmediato se me vino a mi mente la imagen de alguien ya sin vida y que ahí lo habían ido a tirar.

Mi vecino, sin embargo, con lenguaje retro y literal, se refería a una persona que, sin morada, optó por pernoctar en eso que improvisó como su cama y se enrolló en esa cobija raída y sucia que sabrá Dios dónde la pudo conseguir.

A su lado estaban unos botines que parecían tener lepra, un galoncito que no contenía precisamente leche y desechos de basura que ahí suelen acumularse. Este encobijado pues, era un encobijado de los de antes, esos que recibían socorro del dueño de la casa cuando lo veía tirado en la banqueta y le ofrecía un taco, un vaso de agua, una muda con que cubrirse el frio.

Pero las cosas han cambiado y de algún modo la cuestión semántica también. El saber que por ahí encontraron un encobijado, hoy puede referirse quizá a uno como el de anoche, pero más probablemente se refieran a uno que después de ser ejecutado, lo envolvieron en una cobija y por ahí lo fueron a tirar.

Estas nuevas acepciones es lo que nos ha traído el narco México de hoy. Tristemente así es.

Otro ejemplo y concluyo con mis divagaciones: antes, al escuchar que estaban rodando cabezas y que ya han liquidado a varios, damos por hecho, que, por motivo que ustedes quieran, estaban despidiendo gente en alguna distinguida planta laboral.

Hoy, oírlo decir, no es siempre una expresión en sentido figurado, más bien la expresión puede ser tal cual, cruentamente literal, sin más remedio, sin más a qué apostarle, más que a la esperanza de que un día todo esto pase como pasan las horas en una noche cuando pernoctas en la vera de un canal.

Contacto: avilesdivan@hotmail.com

Facebook como Miguel Ángel Avilés Castro

En cosas de semántica, en los recientes años, algunas cosas han cambiado.

Anoche, por ejemplo, un vecino me tocó a la puerta para pedirme que saliera porque afuera, junto al canal que está al terminar la banqueta junto a mi casa, estaba un encobijado.

De inmediato se me vino a mi mente la imagen de alguien ya sin vida y que ahí lo habían ido a tirar.

Mi vecino, sin embargo, con lenguaje retro y literal, se refería a una persona que, sin morada, optó por pernoctar en eso que improvisó como su cama y se enrolló en esa cobija raída y sucia que sabrá Dios dónde la pudo conseguir.

A su lado estaban unos botines que parecían tener lepra, un galoncito que no contenía precisamente leche y desechos de basura que ahí suelen acumularse. Este encobijado pues, era un encobijado de los de antes, esos que recibían socorro del dueño de la casa cuando lo veía tirado en la banqueta y le ofrecía un taco, un vaso de agua, una muda con que cubrirse el frio.

Pero las cosas han cambiado y de algún modo la cuestión semántica también. El saber que por ahí encontraron un encobijado, hoy puede referirse quizá a uno como el de anoche, pero más probablemente se refieran a uno que después de ser ejecutado, lo envolvieron en una cobija y por ahí lo fueron a tirar.

Estas nuevas acepciones es lo que nos ha traído el narco México de hoy. Tristemente así es.

Otro ejemplo y concluyo con mis divagaciones: antes, al escuchar que estaban rodando cabezas y que ya han liquidado a varios, damos por hecho, que, por motivo que ustedes quieran, estaban despidiendo gente en alguna distinguida planta laboral.

Hoy, oírlo decir, no es siempre una expresión en sentido figurado, más bien la expresión puede ser tal cual, cruentamente literal, sin más remedio, sin más a qué apostarle, más que a la esperanza de que un día todo esto pase como pasan las horas en una noche cuando pernoctas en la vera de un canal.

Contacto: avilesdivan@hotmail.com

Facebook como Miguel Ángel Avilés Castro

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