/ domingo 23 de junio de 2019

Reflexión dominical | Domingo XII del tiempo ordinario

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

Los textos bíblicos de este domingo nos presentan la respuesta a la pregunta central de nuestra fe cristiana: ¿Quién es Jesús?

Si queremos responder personalmente a esta pregunta, nuestra gran tentación puede ser recurrir a los catecismos y libros de teología para encontrar en ellos una respuesta precisa, sin margen de error. Sin embargo, en el fondo de la pregunta planteada por el mismo Jesús a sus discípulos, está su intención de escuchar una respuesta, personal, pero no copiada de lo que la gente afirma acerca de su persona. El Señor lo que quiere es que le expresemos quién es él para nosotros; desea una respuesta que brote de nuestra propia experiencia de encuentro con su persona.

Repasemos cada una de las lecturas bíblicas:

El profeta Zacarías en la primera lectura habla misteriosamente de un personaje que en el futuro, siendo el hijo primogénito, experimenta la muerte traspasado con una lanza; habrá duelo y llanto en Jerusalén y sus alrededores; y esta muerte del descendiente de David será la ocasión para que brote salvación para todo el pueblo: “En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purificará de sus pecados e inmundicias”. Leído este texto a la luz del Nuevo Testamento, entendemos que este “hijo primogénito”, este “descendiente de David traspasado por una lanza” es Jesús el Primogénito de Dios (Romanos 8,29; Colosenses 1,15) que muriendo en la cruz se convirtió en causa de salvación para toda la humanidad. ¡Bendito nuestro Dios! Qué manera de salvarnos y demostrarnos su amor…

San Lucas en el evangelio nos narra cómo Jesús, en un contexto de oración “había ido a un lugar solitario para orar”, les pregunta a sus discípulos, primero: “¿quién dice la gente que soy yo?” y, más tarde: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. En realidad es la respuesta a la segunda pregunta la que le interesa a Jesús. Simón Pedro le responde: “Tú eres el Mesías de Dios”. Para nosotros deberá también ser crucial la respuesta a esta pregunta, ya que el Maestro espera una respuesta que nazca de nuestra propia experiencia de comunión con él… Nuestra respuesta será una verdadera profesión de fe.

Ahora bien, el texto del evangelio no concluye con la respuesta de Pedro. En efecto, Jesús inmediatamente después de la profesión de fe de Pedro señala que él morirá y resucitará al tercer día y que, si alguno de nosotros quiere realmente acompañarlo, es decir, estar con él, ser de él y para él, deberá asumir su propia cruz de cada día y seguirlo, recorriendo este mismo camino que, pasando por la muerte, nos conduce a la resurrección y a la vida plena.

Al hacer la profesión de fe en la misa de este domingo, tomemos conciencia de todo lo que expresamos acerca de Jesucristo, Hijo único de Dios. Amén.

¡Que tengan un excelente domingo!

Monseñor Ruy Rendón Leal. Arzobispo de Hermosillo.

Zacarías 12,10-11; 13,1

Gálatas 3,26-29

Lucas 9,18-24

“Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”

Los textos bíblicos de este domingo nos presentan la respuesta a la pregunta central de nuestra fe cristiana: ¿Quién es Jesús?

Si queremos responder personalmente a esta pregunta, nuestra gran tentación puede ser recurrir a los catecismos y libros de teología para encontrar en ellos una respuesta precisa, sin margen de error. Sin embargo, en el fondo de la pregunta planteada por el mismo Jesús a sus discípulos, está su intención de escuchar una respuesta, personal, pero no copiada de lo que la gente afirma acerca de su persona. El Señor lo que quiere es que le expresemos quién es él para nosotros; desea una respuesta que brote de nuestra propia experiencia de encuentro con su persona.

Repasemos cada una de las lecturas bíblicas:

El profeta Zacarías en la primera lectura habla misteriosamente de un personaje que en el futuro, siendo el hijo primogénito, experimenta la muerte traspasado con una lanza; habrá duelo y llanto en Jerusalén y sus alrededores; y esta muerte del descendiente de David será la ocasión para que brote salvación para todo el pueblo: “En aquel día brotará una fuente para la casa de David y los habitantes de Jerusalén, que los purificará de sus pecados e inmundicias”. Leído este texto a la luz del Nuevo Testamento, entendemos que este “hijo primogénito”, este “descendiente de David traspasado por una lanza” es Jesús el Primogénito de Dios (Romanos 8,29; Colosenses 1,15) que muriendo en la cruz se convirtió en causa de salvación para toda la humanidad. ¡Bendito nuestro Dios! Qué manera de salvarnos y demostrarnos su amor…

San Lucas en el evangelio nos narra cómo Jesús, en un contexto de oración “había ido a un lugar solitario para orar”, les pregunta a sus discípulos, primero: “¿quién dice la gente que soy yo?” y, más tarde: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”. En realidad es la respuesta a la segunda pregunta la que le interesa a Jesús. Simón Pedro le responde: “Tú eres el Mesías de Dios”. Para nosotros deberá también ser crucial la respuesta a esta pregunta, ya que el Maestro espera una respuesta que nazca de nuestra propia experiencia de comunión con él… Nuestra respuesta será una verdadera profesión de fe.

Ahora bien, el texto del evangelio no concluye con la respuesta de Pedro. En efecto, Jesús inmediatamente después de la profesión de fe de Pedro señala que él morirá y resucitará al tercer día y que, si alguno de nosotros quiere realmente acompañarlo, es decir, estar con él, ser de él y para él, deberá asumir su propia cruz de cada día y seguirlo, recorriendo este mismo camino que, pasando por la muerte, nos conduce a la resurrección y a la vida plena.

Al hacer la profesión de fe en la misa de este domingo, tomemos conciencia de todo lo que expresamos acerca de Jesucristo, Hijo único de Dios. Amén.

¡Que tengan un excelente domingo!

Monseñor Ruy Rendón Leal. Arzobispo de Hermosillo.

Zacarías 12,10-11; 13,1

Gálatas 3,26-29

Lucas 9,18-24

ÚLTIMASCOLUMNAS