/ lunes 22 de junio de 2020

Reto lector sonorense | El Concurso del Libro Sonorense y los desiertos

La semana pasada salió la convocatoria del Libro Sonorense, el certamen anual con el cual el Instituto Sonorense de Cultura apoya en la edición de nuevos libros de autores locales. De este certamen han salido autoras y autores que ahora son ya destacadas plumas nacionales, entre ellas se puede nombrar a Eve Gil, Cristina Rascón, Imanol Caneyada, Carlos René Padilla, Carlos Sánchez, por nombrar solamente algunas de ellos.

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Tener entre nuestros autores a voces narrativas, ensayísticas, poéticas y dramáticas tan distinguidas tiene parte de su mérito en este certamen que ha llevado la creación literaria a sus primeros lectores. De aquí la importancia de que cada año salgan seleccionados nuevos libros en cada una de las categorías del certamen literario, porque con la publicación de estos títulos crece el acervo literario de Sonora.

Comentó la importancia de la publicación de los libros porque el año pasado la categoría de poesía fue declarada desierta, y por lo mismo, se dejó sin oportunidad a los lectores sonorense de tener en sus manos un poemario que ellos mismos podrán juzgar si les gusta o no. No quiero cuestionar los criterios del jurado porque quienes entran a un concurso de este tipo lo deben hacer sabiendo que estas decisiones, al final de cuentas subjetivas, son inapelables. Sin embargo, la observación realizada por Michell Giovanni Parra en un artículo que publicó en octubre del 2019 en Crónica Sonora, es muy clara cuando señala como el número de jueces para el Concurso del Libro Sonorense ha reducido notablemente del 2015 al 2019. Esta reducción afecta en el soporte de la deliberación que debe hacerse para declarar las obras ganadoras.

Tomando en cuenta esta y otras críticas fue que la dirección del ISC respondió los cuestionamientos que se hicieron al jurado que declaró desierto el Concurso del Libro Sonorense 2019 en la categoría de poesía, asegurando que se revisaría las bases de la convocatoria en el apartado que permite la posibilidad de declarar desierto el certamen, así como también hicieron el compromiso de mejorar las condiciones de los jurados para el concurso.

En la convocatoria de este año, nuevamente aparece la posibilidad de que el concurso pueda declararse desierto. Esto prende los focos de alerta para las voces críticas que en su momento cuestionaron la existencia de esta cláusula porque al final de cuenta solamente niega la posibilidad de que se pueda hacer un libro con dinero público, algo que no debe suceder cuando lo que necesitamos es tener más libros y lectores sonorenses.

Ejemplos de grandes libros rechazados varias veces por las editoriales existen por montones en la historia de la literatura, por eso mismo es absurdo que el dinero público destinado para la edición de libros se pierda por la decisión subjetiva de un jurado. Evitar la posibilidad de la declaración desértica obliga a que la deliberación de los jueces tome en cuenta que su objetivo es seleccionar el mejor trabajo, permitiendo que al final los lectores sonorenses decidan qué libros valen la pena o no.

Estamos en un momento en donde la literatura sonorense está a punto de dar saltos importantes para que sus autores lleguen a más lectores y se conviertan en plumas cada vez son más reconocidas, y el Concurso del Libro Sonorense juega un papel central en este crecimiento. Por esto es que ahora son más los autores y concursantes que no solamente participan, sino también observan que este certamen cumpla con las expectativas tanto en calidad como en la publicación anual de libros en cada uno de los géneros. Esperemos que este año el concurso recupere el número de jueces necesarios para cubrir cada una de las categorías, pero sobre todo que no se prive a los lectores sonorenses de tener un libro de un autor local.


La semana pasada salió la convocatoria del Libro Sonorense, el certamen anual con el cual el Instituto Sonorense de Cultura apoya en la edición de nuevos libros de autores locales. De este certamen han salido autoras y autores que ahora son ya destacadas plumas nacionales, entre ellas se puede nombrar a Eve Gil, Cristina Rascón, Imanol Caneyada, Carlos René Padilla, Carlos Sánchez, por nombrar solamente algunas de ellos.

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Tener entre nuestros autores a voces narrativas, ensayísticas, poéticas y dramáticas tan distinguidas tiene parte de su mérito en este certamen que ha llevado la creación literaria a sus primeros lectores. De aquí la importancia de que cada año salgan seleccionados nuevos libros en cada una de las categorías del certamen literario, porque con la publicación de estos títulos crece el acervo literario de Sonora.

Comentó la importancia de la publicación de los libros porque el año pasado la categoría de poesía fue declarada desierta, y por lo mismo, se dejó sin oportunidad a los lectores sonorense de tener en sus manos un poemario que ellos mismos podrán juzgar si les gusta o no. No quiero cuestionar los criterios del jurado porque quienes entran a un concurso de este tipo lo deben hacer sabiendo que estas decisiones, al final de cuentas subjetivas, son inapelables. Sin embargo, la observación realizada por Michell Giovanni Parra en un artículo que publicó en octubre del 2019 en Crónica Sonora, es muy clara cuando señala como el número de jueces para el Concurso del Libro Sonorense ha reducido notablemente del 2015 al 2019. Esta reducción afecta en el soporte de la deliberación que debe hacerse para declarar las obras ganadoras.

Tomando en cuenta esta y otras críticas fue que la dirección del ISC respondió los cuestionamientos que se hicieron al jurado que declaró desierto el Concurso del Libro Sonorense 2019 en la categoría de poesía, asegurando que se revisaría las bases de la convocatoria en el apartado que permite la posibilidad de declarar desierto el certamen, así como también hicieron el compromiso de mejorar las condiciones de los jurados para el concurso.

En la convocatoria de este año, nuevamente aparece la posibilidad de que el concurso pueda declararse desierto. Esto prende los focos de alerta para las voces críticas que en su momento cuestionaron la existencia de esta cláusula porque al final de cuenta solamente niega la posibilidad de que se pueda hacer un libro con dinero público, algo que no debe suceder cuando lo que necesitamos es tener más libros y lectores sonorenses.

Ejemplos de grandes libros rechazados varias veces por las editoriales existen por montones en la historia de la literatura, por eso mismo es absurdo que el dinero público destinado para la edición de libros se pierda por la decisión subjetiva de un jurado. Evitar la posibilidad de la declaración desértica obliga a que la deliberación de los jueces tome en cuenta que su objetivo es seleccionar el mejor trabajo, permitiendo que al final los lectores sonorenses decidan qué libros valen la pena o no.

Estamos en un momento en donde la literatura sonorense está a punto de dar saltos importantes para que sus autores lleguen a más lectores y se conviertan en plumas cada vez son más reconocidas, y el Concurso del Libro Sonorense juega un papel central en este crecimiento. Por esto es que ahora son más los autores y concursantes que no solamente participan, sino también observan que este certamen cumpla con las expectativas tanto en calidad como en la publicación anual de libros en cada uno de los géneros. Esperemos que este año el concurso recupere el número de jueces necesarios para cubrir cada una de las categorías, pero sobre todo que no se prive a los lectores sonorenses de tener un libro de un autor local.