/ martes 11 de agosto de 2020

Reto lector sonorense | Las instituciones culturales adaptándose a la nueva normalidad

La semana pasada dos instituciones de cultura sacaron convocatorias con recursos extraordinarios para apoyar a artistas, promotores culturales y profesionales de la cultura que han visto menguada sus actividades económicas como efecto de la pandemia.

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El Instituto Municipal de Cultura y Artes (IMCA) presentó el Fondo Extraordinario de Apoyo Municipal para la Cultura y las Artes por Contingencia de Covid-19 que cuenta con un presupuesto único que asciende a un monto neto de un millón de pesos.

Por su parte el ISC sacó 29 convocatorias dirigidas a las diferentes disciplinas artísticas, algunas adecuadas al nuevo escenario de la pandemia y que corresponden a festivales o programas que anualmente tenían en estas fechas como lo es: FotoSonora, la Muestra Estatal de Teatro, la Muestra Estatal de Danza, entre otras. A lo anterior también se sumó una segunda edición de Cultura Sonora Digital, así como otras convocatorias enfocadas al fomento a la lectura y la participación con artículos de crítica o periodismo cultural para el Blog del ISC. El monto integrado por aportaciones del Gobierno federal y estatal de todas las convocatorias alcanza los 7 millones de pesos de los cuales una parte importante bajará hasta los artistas, promotores y ahora también periodistas culturales que participen.

A todas luces las convocatorias son buenas noticias para la comunidad artística porque dentro de la contingencia han visto cómo los festivales y las actividades artísticas presenciales tuvieron que suspenderse, afectando directamente al trabajo de muchos artistas, promotores y gestores culturales. Sin embargo, estamos también frente a una transformación de la cultura y su forma de gestionar recursos, así como su relación con el Estado como principal mecenas o aportante.

La pandemia exige que la actividad cultural, así como sus productos migren a lo digital o lo semipresencial, rompiendo con el esquema de los eventos masivos de las políticas culturales que se habían desarrollado en las últimas décadas por influencia de la cultura de masas que se desarrolló a partir de mediados del siglo pasado. Este cambio hace que también la forma de medir el éxito de los programas culturales de las instituciones de este tipo cambie sus esquemas de evaluación, pero también a que revalore aspectos de los productos culturales que anteriormente había descuidado como lo es la calidad de los contenidos, su valor pedagógico y social.

Ahora las instituciones culturales necesitan contenidos para sus redes sociales y sus plataformas digitales, así como mejorar éstas para poder estar más al alcance de las personas y en este sentido deben redirigir su inversión. Lo que antes se gastaba en montar escenarios gigantescos, hoy debe ir a mejorar sus plataformas digitales, pero sobre todo a pagarle a los creadores de contenidos, es decir: artistas, actores, músicos, escritores, productores de contenidos audiovisuales entre otros profesionales de la cultura.

Estas convocatorias por la pandemia deben tomarse como un primer paso en la adaptación de las instituciones culturales a la nueva normalidad y como tal el llamado debe ser a participar lo más que se pueda. Sin poner restricciones ni limitantes, que no sean las que por ley deben tener de acuerdo a como siempre se han manejado estas convocatorias por parte de las instituciones; así también por parte del gremio debe haber una voluntad de participar sin ponerse caprichosos con quejas por los resultados cuando no se tiene el valor de aplicar a las convocatorias como es costumbre en muchos.

Los cambios tan profundos a los que nos orilla la pandemia de Covid-19 y la nueva normalidad exigen que todos pongamos de nuestra parte, que las instituciones culturales escuchen a todos gremios y que hagan ejercicios de retroalimentación tomando en cuenta a los colectivos de cada disciplina, porque estamos frente aguas que jamás se habían explorado y es necesario tener todas las visiones para navegar por un rumbo que a todos beneficie.


La semana pasada dos instituciones de cultura sacaron convocatorias con recursos extraordinarios para apoyar a artistas, promotores culturales y profesionales de la cultura que han visto menguada sus actividades económicas como efecto de la pandemia.

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El Instituto Municipal de Cultura y Artes (IMCA) presentó el Fondo Extraordinario de Apoyo Municipal para la Cultura y las Artes por Contingencia de Covid-19 que cuenta con un presupuesto único que asciende a un monto neto de un millón de pesos.

Por su parte el ISC sacó 29 convocatorias dirigidas a las diferentes disciplinas artísticas, algunas adecuadas al nuevo escenario de la pandemia y que corresponden a festivales o programas que anualmente tenían en estas fechas como lo es: FotoSonora, la Muestra Estatal de Teatro, la Muestra Estatal de Danza, entre otras. A lo anterior también se sumó una segunda edición de Cultura Sonora Digital, así como otras convocatorias enfocadas al fomento a la lectura y la participación con artículos de crítica o periodismo cultural para el Blog del ISC. El monto integrado por aportaciones del Gobierno federal y estatal de todas las convocatorias alcanza los 7 millones de pesos de los cuales una parte importante bajará hasta los artistas, promotores y ahora también periodistas culturales que participen.

A todas luces las convocatorias son buenas noticias para la comunidad artística porque dentro de la contingencia han visto cómo los festivales y las actividades artísticas presenciales tuvieron que suspenderse, afectando directamente al trabajo de muchos artistas, promotores y gestores culturales. Sin embargo, estamos también frente a una transformación de la cultura y su forma de gestionar recursos, así como su relación con el Estado como principal mecenas o aportante.

La pandemia exige que la actividad cultural, así como sus productos migren a lo digital o lo semipresencial, rompiendo con el esquema de los eventos masivos de las políticas culturales que se habían desarrollado en las últimas décadas por influencia de la cultura de masas que se desarrolló a partir de mediados del siglo pasado. Este cambio hace que también la forma de medir el éxito de los programas culturales de las instituciones de este tipo cambie sus esquemas de evaluación, pero también a que revalore aspectos de los productos culturales que anteriormente había descuidado como lo es la calidad de los contenidos, su valor pedagógico y social.

Ahora las instituciones culturales necesitan contenidos para sus redes sociales y sus plataformas digitales, así como mejorar éstas para poder estar más al alcance de las personas y en este sentido deben redirigir su inversión. Lo que antes se gastaba en montar escenarios gigantescos, hoy debe ir a mejorar sus plataformas digitales, pero sobre todo a pagarle a los creadores de contenidos, es decir: artistas, actores, músicos, escritores, productores de contenidos audiovisuales entre otros profesionales de la cultura.

Estas convocatorias por la pandemia deben tomarse como un primer paso en la adaptación de las instituciones culturales a la nueva normalidad y como tal el llamado debe ser a participar lo más que se pueda. Sin poner restricciones ni limitantes, que no sean las que por ley deben tener de acuerdo a como siempre se han manejado estas convocatorias por parte de las instituciones; así también por parte del gremio debe haber una voluntad de participar sin ponerse caprichosos con quejas por los resultados cuando no se tiene el valor de aplicar a las convocatorias como es costumbre en muchos.

Los cambios tan profundos a los que nos orilla la pandemia de Covid-19 y la nueva normalidad exigen que todos pongamos de nuestra parte, que las instituciones culturales escuchen a todos gremios y que hagan ejercicios de retroalimentación tomando en cuenta a los colectivos de cada disciplina, porque estamos frente aguas que jamás se habían explorado y es necesario tener todas las visiones para navegar por un rumbo que a todos beneficie.