/ martes 24 de agosto de 2021

Salud y bienestar | ¿Cómo se encuentran los niños?

La familia, la escuela y los sistemas de salud fungen como factores protectores si el individuo encuentra en ellos seguridad, apoyo e información que le permita tomar decisiones que beneficien su calidad de vida; áreas como las guarderías quienes recientemente iniciaron operaciones han tenido que adaptarse a nuevas normativas y muchas otras que ya tenían por su naturaleza.

México está dentro de los primeros cinco lugares en sobrepeso y obesidad infantil y ocupa el segundo lugar en la de adultos, lo cual representa un factor de riesgo, ya que reduce la esperanza y calidad de vida al producir enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias y problemas psicológicos.

A nivel mundial, la anorexia y la bulimia se encuentran entre los trastornos alimentarios que van en aumento. Actualmente, México ocupa el primer lugar de embarazos en adolescentes según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, una de cada tres adolescentes del grupo de 15 a 19 años ya inició su vida sexual y de ese total, más del 40% no utilizó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual, lo que se considera una conducta de riesgo que puede afectar su proyecto de vida.

Asimismo, México ocupa el primer lugar en abuso sexual y violencia física infantil y a pesar de las guías de actuación y de algunos programas de prevención, hay todavía mucho trabajo por realizar. El manejo de emociones es uno de los aspectos básicos que garantizan la salud, sin embargo, algunos niños y adolescentes tienen dificultades para lograrlo y generan conductas autolesivas, depresión, ansiedad, estrés o adicciones. La depresión es un trastorno mental que afecta el desempeño familiar, escolar, laboral y social de la persona que la padece y su aparición en edades tempranas se considera un factor de riesgo de comorbilidad en la edad adulta.

Actualmente, las lesiones autoinfligidas se encuentran dentro de las tres primeras causas de mortalidad en el grupo de 15 a 24 años, lo que representa más de la mitad de las defunciones totales de este grupo. La dinámica familiar y escolar se ve afectada por el consumo de sustancias nocivas para la salud como tabaco, alcohol o drogas (mariguana, inhalables, tranquilizantes y cocaína) que se presenta desde edades tempranas y el acoso escolar o bullying que afecta la salud física y emocional de los agresores, las víctimas y los espectadores. Otra variable que afecta esta dinámica es el manejo inadecuado de niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ya que representa uno de los motivos de consulta más frecuentes en la especialidad de psiquiatría infantil y se estima que tiene una prevalencia aproximada del 5%. Frente a este panorama epidemiológico, los responsables de la salud requieren impulsar programas preventivos que permitan el desarrollo de conductas y hábitos saludables desde la infancia para evitar conductas de riesgo a lo largo de la vida.

La resiliencia es la capacidad de los seres humanos de afrontar las adversidades superándolas, resurgiendo, adaptándose y reconstruyéndose para fomentar un desarrollo psicológico y social exitoso. Al ser un proceso dinámico, esta se puede enseñar en cualquier momento del ciclo vital para lograr un equilibrio entre la personalidad del individuo, los factores de riesgo y los factores de protección. La educación para la salud es una parte del proceso asistencial que incluye la prevención, el tratamiento y la rehabilitación; por lo tanto, comprende las oportunidades de aprendizaje destinadas a mejorar la alfabetización sanitaria al incluir una población informada con habilidades personales que conduzcan a la toma consciente de decisiones que mejoren su calidad de vida.

Educar en salud es un proceso que tiene como finalidad generar ciudadanos que se responsabilicen en la defensa de la salud propia y colectiva y, por lo tanto, es parte de las funciones de los profesionales sanitarios, sociales y de la educación.

La familia, la escuela y los sistemas de salud fungen como factores protectores si el individuo encuentra en ellos seguridad, apoyo e información que le permita tomar decisiones que beneficien su calidad de vida; áreas como las guarderías quienes recientemente iniciaron operaciones han tenido que adaptarse a nuevas normativas y muchas otras que ya tenían por su naturaleza.

México está dentro de los primeros cinco lugares en sobrepeso y obesidad infantil y ocupa el segundo lugar en la de adultos, lo cual representa un factor de riesgo, ya que reduce la esperanza y calidad de vida al producir enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias y problemas psicológicos.

A nivel mundial, la anorexia y la bulimia se encuentran entre los trastornos alimentarios que van en aumento. Actualmente, México ocupa el primer lugar de embarazos en adolescentes según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico y de acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica, una de cada tres adolescentes del grupo de 15 a 19 años ya inició su vida sexual y de ese total, más del 40% no utilizó algún método anticonceptivo en su primera relación sexual, lo que se considera una conducta de riesgo que puede afectar su proyecto de vida.

Asimismo, México ocupa el primer lugar en abuso sexual y violencia física infantil y a pesar de las guías de actuación y de algunos programas de prevención, hay todavía mucho trabajo por realizar. El manejo de emociones es uno de los aspectos básicos que garantizan la salud, sin embargo, algunos niños y adolescentes tienen dificultades para lograrlo y generan conductas autolesivas, depresión, ansiedad, estrés o adicciones. La depresión es un trastorno mental que afecta el desempeño familiar, escolar, laboral y social de la persona que la padece y su aparición en edades tempranas se considera un factor de riesgo de comorbilidad en la edad adulta.

Actualmente, las lesiones autoinfligidas se encuentran dentro de las tres primeras causas de mortalidad en el grupo de 15 a 24 años, lo que representa más de la mitad de las defunciones totales de este grupo. La dinámica familiar y escolar se ve afectada por el consumo de sustancias nocivas para la salud como tabaco, alcohol o drogas (mariguana, inhalables, tranquilizantes y cocaína) que se presenta desde edades tempranas y el acoso escolar o bullying que afecta la salud física y emocional de los agresores, las víctimas y los espectadores. Otra variable que afecta esta dinámica es el manejo inadecuado de niños y jóvenes con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ya que representa uno de los motivos de consulta más frecuentes en la especialidad de psiquiatría infantil y se estima que tiene una prevalencia aproximada del 5%. Frente a este panorama epidemiológico, los responsables de la salud requieren impulsar programas preventivos que permitan el desarrollo de conductas y hábitos saludables desde la infancia para evitar conductas de riesgo a lo largo de la vida.

La resiliencia es la capacidad de los seres humanos de afrontar las adversidades superándolas, resurgiendo, adaptándose y reconstruyéndose para fomentar un desarrollo psicológico y social exitoso. Al ser un proceso dinámico, esta se puede enseñar en cualquier momento del ciclo vital para lograr un equilibrio entre la personalidad del individuo, los factores de riesgo y los factores de protección. La educación para la salud es una parte del proceso asistencial que incluye la prevención, el tratamiento y la rehabilitación; por lo tanto, comprende las oportunidades de aprendizaje destinadas a mejorar la alfabetización sanitaria al incluir una población informada con habilidades personales que conduzcan a la toma consciente de decisiones que mejoren su calidad de vida.

Educar en salud es un proceso que tiene como finalidad generar ciudadanos que se responsabilicen en la defensa de la salud propia y colectiva y, por lo tanto, es parte de las funciones de los profesionales sanitarios, sociales y de la educación.