/ martes 30 de abril de 2019

Salud y bienestar | Con la cerveza no



Las guías nutricionales en México se han enfocado hasta el momento en los alimentos, a pesar de que la ingestión de energía proveniente de las bebidas representa 21% del consumo total de energía de adolescentes y adultos mexicanos, una verdadera preocupación para la salud pública en México.

Según sea el punto de referencia, el promedio de ingestión energética proveniente de bebidas calóricas para los mexicanos mayores de dos años ha aumentado de 100 a 300 kcal al día, para los diferentes grupos de edad y en ambos sexos. Y claro, esto se nota también en la figura.

La situación de salud en México ha cambiado profundamente en las últimas dos décadas, a tal grado que las preocupaciones alrededor de la desnutrición se encuentran limitadas a grupos de la población específicos; en cambio, la obesidad se ha generalizado a los diversos grupos sociales, regiones y grupos de edad.

Los aumentos de las prevalencias de la obesidad en México son los más rápidos documentados en el plano mundial. Existe amplia evidencia de que las bebidas tienen poca capacidad de saciedad e implican una pobre compensación dietética. Estudios sobre las sensaciones del apetito (esto es, hambre, saciedad e ingestión posterior a una comida) apoyan la idea de que los líquidos tienen menor capacidad de producir saciedad que los alimentos sólidos.

La regulación en el consumo de bebidas azucaradas, se ha convertido en un reto para la salud pública mexicana. En los últimos años se han desarrollado estrategias que han logrado cierto impacto, pero queda un largo camino por recorrer. También las ONG están sumamente interesadas en la disminución del consumo de estas bebidas, integrantes de un organismo no gubernamental llamado “Alianza por la Salud Alimentaria”, iniciaron una cruzada denominada: “¿Te comerías doce cucharadas de azúcar?, ¿Por qué te las bebes en un refresco?” La campaña se realizó́ en mayo de 2013 en el Distrito Federal y buscó alertar a la población mexicana, sobre el alto contenido de este endulzante que traen los refrescos de 600 mililitros y el riesgo que esto representa para la salud. Este mensaje se difundió́ en diversas estaciones del Metro, anuncios espectaculares y en autobuses de pasajeros. Los manifestantes argumentaron que consumir a diario una lata de refresco de cola de 600 mililitros durante un año, equivale a cargar casi 23 kilos de peso, aumenta la obesidad e incrementa un 25% el riesgo de padecer diabetes. La prevención, es la mejor forma de cuidar la salud anticipándose a la enfermedad y evitar las condiciones que la generan.

Una de las acciones más importantes de prevención, debe estar dirigida a reducir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes; sin embargo, no se observa como prioridad de políticas públicas sanitarias, el tema de salud alimentaria. Fue María de Lourdes Paz Reyes, diputada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Congreso de la Ciudad de México, quien propuso modificaciones a la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal para que se prohíba la venta de cerveza refrigerada o en condiciones diferentes a la temperatura ambiente, con el objetivo de desalentar su ingesta en ese momento; insistió en su propuesta de que la cerveza y bebidas con cantidades de alcohol menor a 7%, se vendan “al tiempo” en las tiendas y “chelerías” para inhibir su consumo ya que lo considera un asunto de salud pública.

Con esta propuesta busca garantizar la seguridad, evitar accidentes viales, prevenir el alcoholismo y la violencia contra las mujeres. Que si bien es una propuesta bien intencionada, no combate a fondo lo que busca prevenir.

Entre sus prioridades no está (desafortunadamente) combatir los males que tienen enfermo al país y que nos está matando cada vez más rápido: Obesidad, diabetes, hipertensión, cardiopatías y demás complicaciones, todo por una cultura de consumo de bebidas (muy) azucaradas. Es el nivel de legisladores que actualmente tenemos.


Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.



Las guías nutricionales en México se han enfocado hasta el momento en los alimentos, a pesar de que la ingestión de energía proveniente de las bebidas representa 21% del consumo total de energía de adolescentes y adultos mexicanos, una verdadera preocupación para la salud pública en México.

Según sea el punto de referencia, el promedio de ingestión energética proveniente de bebidas calóricas para los mexicanos mayores de dos años ha aumentado de 100 a 300 kcal al día, para los diferentes grupos de edad y en ambos sexos. Y claro, esto se nota también en la figura.

La situación de salud en México ha cambiado profundamente en las últimas dos décadas, a tal grado que las preocupaciones alrededor de la desnutrición se encuentran limitadas a grupos de la población específicos; en cambio, la obesidad se ha generalizado a los diversos grupos sociales, regiones y grupos de edad.

Los aumentos de las prevalencias de la obesidad en México son los más rápidos documentados en el plano mundial. Existe amplia evidencia de que las bebidas tienen poca capacidad de saciedad e implican una pobre compensación dietética. Estudios sobre las sensaciones del apetito (esto es, hambre, saciedad e ingestión posterior a una comida) apoyan la idea de que los líquidos tienen menor capacidad de producir saciedad que los alimentos sólidos.

La regulación en el consumo de bebidas azucaradas, se ha convertido en un reto para la salud pública mexicana. En los últimos años se han desarrollado estrategias que han logrado cierto impacto, pero queda un largo camino por recorrer. También las ONG están sumamente interesadas en la disminución del consumo de estas bebidas, integrantes de un organismo no gubernamental llamado “Alianza por la Salud Alimentaria”, iniciaron una cruzada denominada: “¿Te comerías doce cucharadas de azúcar?, ¿Por qué te las bebes en un refresco?” La campaña se realizó́ en mayo de 2013 en el Distrito Federal y buscó alertar a la población mexicana, sobre el alto contenido de este endulzante que traen los refrescos de 600 mililitros y el riesgo que esto representa para la salud. Este mensaje se difundió́ en diversas estaciones del Metro, anuncios espectaculares y en autobuses de pasajeros. Los manifestantes argumentaron que consumir a diario una lata de refresco de cola de 600 mililitros durante un año, equivale a cargar casi 23 kilos de peso, aumenta la obesidad e incrementa un 25% el riesgo de padecer diabetes. La prevención, es la mejor forma de cuidar la salud anticipándose a la enfermedad y evitar las condiciones que la generan.

Una de las acciones más importantes de prevención, debe estar dirigida a reducir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes; sin embargo, no se observa como prioridad de políticas públicas sanitarias, el tema de salud alimentaria. Fue María de Lourdes Paz Reyes, diputada del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el Congreso de la Ciudad de México, quien propuso modificaciones a la Ley de Establecimientos Mercantiles del Distrito Federal para que se prohíba la venta de cerveza refrigerada o en condiciones diferentes a la temperatura ambiente, con el objetivo de desalentar su ingesta en ese momento; insistió en su propuesta de que la cerveza y bebidas con cantidades de alcohol menor a 7%, se vendan “al tiempo” en las tiendas y “chelerías” para inhibir su consumo ya que lo considera un asunto de salud pública.

Con esta propuesta busca garantizar la seguridad, evitar accidentes viales, prevenir el alcoholismo y la violencia contra las mujeres. Que si bien es una propuesta bien intencionada, no combate a fondo lo que busca prevenir.

Entre sus prioridades no está (desafortunadamente) combatir los males que tienen enfermo al país y que nos está matando cada vez más rápido: Obesidad, diabetes, hipertensión, cardiopatías y demás complicaciones, todo por una cultura de consumo de bebidas (muy) azucaradas. Es el nivel de legisladores que actualmente tenemos.


Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.