/ martes 9 de junio de 2020

Salud y bienestar | El orden de los decesos, no altera el resultado

México es un territorio donde la muerte es una realidad espantosa que nos determina y cuestiona en todos los ámbitos de la vida; pero, sobre todo, las tendencias y magnitud que tiene la mortalidad en nuestro país ponen en severa tensión a una sociedad que jamás había estado tan amenazada al menos en los últimos 50 años. Y uno que otro “progre” diga que la esperanza de vida hoy es mayor, les tengo noticias: la pandemia y la violencia, vinieron a cambiar hoy esas cifras.

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La amenaza epidémica que hoy enfrentamos se inserta en esta compleja realidad de tristeza y violencia que todo inunda: asesinatos, masacres y fosas clandestinas, al lado de feminicidios, violencia en los hogares, pobreza y empleo precario, todos factores que, entre otros, conducen a sociedad a un callejón sin salida.

Al término de la semana pasada, nuestro país superaba los 110 mil 026 casos de coronavirus, también en la semana que pasó, poco después de que el gobierno federal anunciara la “nueva normalidad”, se registró una cantidad alarmante de fallecimientos, aumentando en 40% la mortalidad de una semana a otra; en tan sólo 24 horas se registraron mil 092 fallecimientos, una cifra tan alarmante que el subsecretario tuvo que salir a aclarar, al igual que el Presidente en sus (irresponsables) giras, que sólo eran registros y que no precisamente habían fallecido en las últimas 24 horas, sin embargo, si a esos números les ponemos un día más o un día menos, lo cierto es que no van a recuperar su vida, por lo que el comentario, no ayuda mucho.

Al día siguiente se reportaron 816 fallecimientos y al viernes 5 de junio, 625 fallecimientos más. Si estas cifras, poniéndolas en el día y fecha que les guste, no les es alarmante, entonces no se sorprenderán ya de nada.

Al término de la semana se registraron 13 mil 170 fallecimientos, y se espera que alcancemos la cifra de más de 35 mil fallecimientos de aquí a octubre.

Como sonorense no dejo de sentir pena y tristeza por las víctimas de un agresivo virus que no respeta sexo, edad ni condición social, mucho menos profesión en donde colegas médicos ya han perdido la vida.

En este momento, a nivel mundial, México se encuentra en el último lugar de aplicación de pruebas y en primer lugar de letalidad. Quizás el hecho de que no se realicen más pruebas sea el motivo del porqué el porcentaje de letalidad es el más alto que en ningún otro país.

Es decir, a más pruebas se incrementa el número de contagiados (no porque haya más, sino porque no se están contando en este momento) y eso cambiaría el porcentaje de letalidad, pero también, cambiaría la posición en el mundo con respecto a otros países con mayor número de contagiados.

Por supuesto que hay otras variables a considerar, por ejemplo, el alto porcentaje de personas con obesidad y diabetes que han sido contagiados y que son más vulnerables que la población de otros países, o el porcentaje de letalidad de los intubados de hospitales particulares con los públicos que, a decir del senador Germán Martínez en una entrevista con Ciro Gómez Leyva en esta semana, es de 0% en los primeros y más del 80% en los segundos. Y muy probablemente tenga razón, porque coincide con los ensayos clínicos que se han estado estudiando.

En este caso, tal vez influya que los médicos y enfermeras de los hospitales públicos no cuentan con los insumos e infraestructura suficientes para atender a los contagiados, tal y como lo han denunciado una y otra vez desde que empezaron a recibir a los primeros pacientes, y en donde por cierto, muchos fueron amedrentados y amenazados.

En ese contexto, los gobernadores están en lo correcto al no aceptar un solo semáforo y exigir que se les incluya en el análisis del plan para regresar a la nueva normalidad y, que se les aclare cuáles son los recursos que el gobierno federal aportará a cada Estado para darle la seguridad a sus gobernados de que no habrá más contagios y que, si los hay, habrá la infraestructura, insumos y recursos humanos para atenderlos y no morir en el intento.

Dr. César Álvarez Pacheco cesar_ap@hotmail.com @cesar_alvarezp Huatabampo, Sonora.

México es un territorio donde la muerte es una realidad espantosa que nos determina y cuestiona en todos los ámbitos de la vida; pero, sobre todo, las tendencias y magnitud que tiene la mortalidad en nuestro país ponen en severa tensión a una sociedad que jamás había estado tan amenazada al menos en los últimos 50 años. Y uno que otro “progre” diga que la esperanza de vida hoy es mayor, les tengo noticias: la pandemia y la violencia, vinieron a cambiar hoy esas cifras.

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La amenaza epidémica que hoy enfrentamos se inserta en esta compleja realidad de tristeza y violencia que todo inunda: asesinatos, masacres y fosas clandestinas, al lado de feminicidios, violencia en los hogares, pobreza y empleo precario, todos factores que, entre otros, conducen a sociedad a un callejón sin salida.

Al término de la semana pasada, nuestro país superaba los 110 mil 026 casos de coronavirus, también en la semana que pasó, poco después de que el gobierno federal anunciara la “nueva normalidad”, se registró una cantidad alarmante de fallecimientos, aumentando en 40% la mortalidad de una semana a otra; en tan sólo 24 horas se registraron mil 092 fallecimientos, una cifra tan alarmante que el subsecretario tuvo que salir a aclarar, al igual que el Presidente en sus (irresponsables) giras, que sólo eran registros y que no precisamente habían fallecido en las últimas 24 horas, sin embargo, si a esos números les ponemos un día más o un día menos, lo cierto es que no van a recuperar su vida, por lo que el comentario, no ayuda mucho.

Al día siguiente se reportaron 816 fallecimientos y al viernes 5 de junio, 625 fallecimientos más. Si estas cifras, poniéndolas en el día y fecha que les guste, no les es alarmante, entonces no se sorprenderán ya de nada.

Al término de la semana se registraron 13 mil 170 fallecimientos, y se espera que alcancemos la cifra de más de 35 mil fallecimientos de aquí a octubre.

Como sonorense no dejo de sentir pena y tristeza por las víctimas de un agresivo virus que no respeta sexo, edad ni condición social, mucho menos profesión en donde colegas médicos ya han perdido la vida.

En este momento, a nivel mundial, México se encuentra en el último lugar de aplicación de pruebas y en primer lugar de letalidad. Quizás el hecho de que no se realicen más pruebas sea el motivo del porqué el porcentaje de letalidad es el más alto que en ningún otro país.

Es decir, a más pruebas se incrementa el número de contagiados (no porque haya más, sino porque no se están contando en este momento) y eso cambiaría el porcentaje de letalidad, pero también, cambiaría la posición en el mundo con respecto a otros países con mayor número de contagiados.

Por supuesto que hay otras variables a considerar, por ejemplo, el alto porcentaje de personas con obesidad y diabetes que han sido contagiados y que son más vulnerables que la población de otros países, o el porcentaje de letalidad de los intubados de hospitales particulares con los públicos que, a decir del senador Germán Martínez en una entrevista con Ciro Gómez Leyva en esta semana, es de 0% en los primeros y más del 80% en los segundos. Y muy probablemente tenga razón, porque coincide con los ensayos clínicos que se han estado estudiando.

En este caso, tal vez influya que los médicos y enfermeras de los hospitales públicos no cuentan con los insumos e infraestructura suficientes para atender a los contagiados, tal y como lo han denunciado una y otra vez desde que empezaron a recibir a los primeros pacientes, y en donde por cierto, muchos fueron amedrentados y amenazados.

En ese contexto, los gobernadores están en lo correcto al no aceptar un solo semáforo y exigir que se les incluya en el análisis del plan para regresar a la nueva normalidad y, que se les aclare cuáles son los recursos que el gobierno federal aportará a cada Estado para darle la seguridad a sus gobernados de que no habrá más contagios y que, si los hay, habrá la infraestructura, insumos y recursos humanos para atenderlos y no morir en el intento.

Dr. César Álvarez Pacheco cesar_ap@hotmail.com @cesar_alvarezp Huatabampo, Sonora.