/ martes 5 de abril de 2022

Salud y bienestar | El placer sensual de George Harrison

De carácter retraído, se le conocía como el “Beatle silencioso”. Se le recuerda al escuchar uno de sus grandes éxitos: My Sweet Lord, que en su reedición alcanzó uno de los primeros lugares en las listas de Billboard en enero de 2002, cuando George Harrison ya había fallecido. Uno más que sucumbió al encanto del tabaco, cuyo “placer sensual” lo llevó a la muerte.

George Harrison nació en Liverpool, Inglaterra, el 25 de febrero de 1943. A los 11 años aplicó para entrar a una escuela de artes en el Liverpool Institute for Boys, en donde conoció a Paul McCartney, pero apenas iniciado el curso lo ingresaron al hospital por un problema renal.

Durante la recuperación decidió comprar una guitarra. Ese primer instrumento lo sustituyó por otra mejor para iniciar una banda: The Rebels. En 1959 decidió abandonar la escuela y dedicarse a la música, también decidió incorporarse como aprendiz de electricista, lo que le sería de gran utilidad posteriormente a la hora de experimentar con nuevos sonidos y de arreglar equipos.

Para entonces, John Lennon y Paul McCartney habían formado una banda, The Quarrymen, y George audicionó para ellos; con el apoyo de Paul, entró a la banda. Lennon no estaba muy de acuerdo en que George ingresara ya que consideraba que era muy joven, pero a fin de cuentas se integró al equipo. A este personaje no le fue fácil que su música se tocara, ya que Lennon y McCartney consideraban que sus grabaciones eran de mejor calidad.

Uno de los primeros éxitos de Harrison fue el tema I need you que formó parte del álbum Help! En 1965 durante la gira del grupo por Norteamérica, David Cosby, cantante de la banda The Byrds, introdujo a Harrison en la cultura de la India, por la música de Ravi Shankar. Otro evento que lo guio hacia el hinduismo fue un libro sobre la reencarnación, así como el uso de drogas psicodélicas como el LSD.

Conoció a varios gurús y se integró a la tradición Hare Krisna. Refiere su esposa, Olivia, que después de probar el ácido, su banda ya no era lo que lo satisfacía. En ese tiempo se estaba grabando el disco Abbey Road, en el que se incluyeron otras canciones de Harrison, cuyas melodías ya competían en calidad con las de Lennon y McCartney; ese álbum incluyó Something y Here Comes the Sun. Su afición a las religiones orientales, en oposición a la exuberancia y el magnetismo de sus compañeros de banda, pero principalmente su humanidad y su capacidad para disfrutar de la vida y de aficiones como la jardinería y los coches deportivos, así como su devoción por las causas humanitarias, le valieron el reconocimiento póstumo de la reina Isabel II de Inglaterra, el presidente George W. Bush y los primeros ministros británico y francés, Tony Blair y Lionel Jospin, entre otros.

Desde 1997 su lucha contra el cáncer inició al detectársele una lesión en la garganta que fue tratada mediante varias intervenciones en clínicas de Suiza y Estados Unidos. Recibió varias sesiones de radioterapia. No está de más mencionar su gran afición por el tabaco, factor de riesgo para el desarrollo de esa patología. Un par de años después, un intruso ingresó a su casa en Friar Park, a unos 40 km de Oxford, y lo apuñaló en más de 40 ocasiones, lesionándole un pulmón. Gracias a la intervención de su esposa que dominó al agresor, no murió en ese momento. Aunque se recuperó de la agresión, su hijo, Dhani, mencionó que después del ataque, su padre ya no fue el mismo.

En 2001 el tumor regresó con dos metástasis cerebrales, y ya no había más que hacer, y se decidió darle tratamiento paliativo. Murió tranquilo con tiempo para despedirse de sus compañeros Paul y Ringo y estar cerca de su esposa Olivia y su hijo Dhani. No era uno de los integrantes más populares, sí el más joven. Murió en una villa que Paul McCartney tenía en Beverly Hills, California, para evitar, que su casa en Inglaterra se convirtiera en santuario y no complicarle la vida a su familia después de su muerte.

De carácter retraído, se le conocía como el “Beatle silencioso”. Se le recuerda al escuchar uno de sus grandes éxitos: My Sweet Lord, que en su reedición alcanzó uno de los primeros lugares en las listas de Billboard en enero de 2002, cuando George Harrison ya había fallecido. Uno más que sucumbió al encanto del tabaco, cuyo “placer sensual” lo llevó a la muerte.

George Harrison nació en Liverpool, Inglaterra, el 25 de febrero de 1943. A los 11 años aplicó para entrar a una escuela de artes en el Liverpool Institute for Boys, en donde conoció a Paul McCartney, pero apenas iniciado el curso lo ingresaron al hospital por un problema renal.

Durante la recuperación decidió comprar una guitarra. Ese primer instrumento lo sustituyó por otra mejor para iniciar una banda: The Rebels. En 1959 decidió abandonar la escuela y dedicarse a la música, también decidió incorporarse como aprendiz de electricista, lo que le sería de gran utilidad posteriormente a la hora de experimentar con nuevos sonidos y de arreglar equipos.

Para entonces, John Lennon y Paul McCartney habían formado una banda, The Quarrymen, y George audicionó para ellos; con el apoyo de Paul, entró a la banda. Lennon no estaba muy de acuerdo en que George ingresara ya que consideraba que era muy joven, pero a fin de cuentas se integró al equipo. A este personaje no le fue fácil que su música se tocara, ya que Lennon y McCartney consideraban que sus grabaciones eran de mejor calidad.

Uno de los primeros éxitos de Harrison fue el tema I need you que formó parte del álbum Help! En 1965 durante la gira del grupo por Norteamérica, David Cosby, cantante de la banda The Byrds, introdujo a Harrison en la cultura de la India, por la música de Ravi Shankar. Otro evento que lo guio hacia el hinduismo fue un libro sobre la reencarnación, así como el uso de drogas psicodélicas como el LSD.

Conoció a varios gurús y se integró a la tradición Hare Krisna. Refiere su esposa, Olivia, que después de probar el ácido, su banda ya no era lo que lo satisfacía. En ese tiempo se estaba grabando el disco Abbey Road, en el que se incluyeron otras canciones de Harrison, cuyas melodías ya competían en calidad con las de Lennon y McCartney; ese álbum incluyó Something y Here Comes the Sun. Su afición a las religiones orientales, en oposición a la exuberancia y el magnetismo de sus compañeros de banda, pero principalmente su humanidad y su capacidad para disfrutar de la vida y de aficiones como la jardinería y los coches deportivos, así como su devoción por las causas humanitarias, le valieron el reconocimiento póstumo de la reina Isabel II de Inglaterra, el presidente George W. Bush y los primeros ministros británico y francés, Tony Blair y Lionel Jospin, entre otros.

Desde 1997 su lucha contra el cáncer inició al detectársele una lesión en la garganta que fue tratada mediante varias intervenciones en clínicas de Suiza y Estados Unidos. Recibió varias sesiones de radioterapia. No está de más mencionar su gran afición por el tabaco, factor de riesgo para el desarrollo de esa patología. Un par de años después, un intruso ingresó a su casa en Friar Park, a unos 40 km de Oxford, y lo apuñaló en más de 40 ocasiones, lesionándole un pulmón. Gracias a la intervención de su esposa que dominó al agresor, no murió en ese momento. Aunque se recuperó de la agresión, su hijo, Dhani, mencionó que después del ataque, su padre ya no fue el mismo.

En 2001 el tumor regresó con dos metástasis cerebrales, y ya no había más que hacer, y se decidió darle tratamiento paliativo. Murió tranquilo con tiempo para despedirse de sus compañeros Paul y Ringo y estar cerca de su esposa Olivia y su hijo Dhani. No era uno de los integrantes más populares, sí el más joven. Murió en una villa que Paul McCartney tenía en Beverly Hills, California, para evitar, que su casa en Inglaterra se convirtiera en santuario y no complicarle la vida a su familia después de su muerte.