/ martes 16 de junio de 2020

Salud y bienestar | El semáforo y la movilidad social

El activo más valioso de toda institución u organización, cualquiera que ésta sea, es el Recurso Humano, de modo que en el plan logístico se debe establecer para que el personal de salud, cuando se trate de una contingencia sanitaria, es el recurso más valioso y al que se tiene que proteger de primera instancia, incluso antes que a la población objetivo. En nuestro país lamentablemente vemos cómo son agredidos y cómo la sociedad es reacia a acatar recomendaciones ocasionando una movilidad social tal, que nos pega a todos.

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En Sonora, los mandatarios estatales y municipales ya se dieron cuenta de la pobre respuesta de la sociedad para acatar recomendaciones, por un lado se les dice y bombardea de información para que se cuiden y los riesgos que conlleva el coronavirus, y por otro vemos reuniones, y una movilidad social provocada por una irresponsabilidad que quizá todavía no se alcanza a comprender.

Recientemente a nivel federal se implementó un semáforo epidemiológico de cuatro colores que marca el comportamiento Covid-19 en los estados de la República ya que de acuerdo con los indicadores que lo rigen, en donde el principal es la ocupación hospitalaria, se puede determinar cuáles son las entidades que se suman a las “nuevas” normalidades.

El semáforo se basa en cuatro indicadores; ocupación hospitalaria, casos sospechosos registrados, tendencia de hospitalización y casos positivos. El subsecretario de Salud federal, mencionó en su conferencia vespertina que se le da 50% de peso al indicador de ocupación hospitalaria, es decir a mayor movilidad, mayor riesgo, mayor número de enfermos, mayor número de hospitalizados y decesos. No creo que sea muy difícil de entender, ¿Entonces?

A principios de semana, el mapa de la geografía nacional se encontraba en color rojo, para el viernes ya 16 estados se encontraban en color naranja que abrirá la posibilidad de realizar actividades no esenciales pero ¡ojo! Con las medidas que la nueva normalidad exige, como la distancia mayor a 1.5 metros, lavado de manos frecuente e higiene respiratoria como uso de cubrebocas y estornudos de etiqueta.

En la transición de color rojo a naranja se podrá establecer la reapertura de teatros, cines o museos con una ocupación no más del 25%, cuando el semáforo cambie a color amarillo se podrá contar con el 50% y cuando se encuentre en verde con el 100% de su ocupación, es decir, habrá espacio en los hospitales en caso de algún brote inesperado.

El semáforo indica solamente la capacidad de atención en una región determinada, si un Estado o región en amarillo o verde, de pronto se agrava, puede volver a color naranja o rojo, no significa que esto “ya se vaya acabar”, ya que mientras no exista una vacuna, no, no se va “acabar”.

Aún nos queda un camino largo por recorrer ya que Sonora no fue de los estados que no siguieron las normas y por el contrario nos encontramos en color se semáforo en rojo y quizá estemos viviendo el peor momento de la pandemia.

Una epidemia respiratoria como la que estamos viviendo, puede presentarse como una enfermedad leve, moderada o grave, con neumonía severa y síndrome de dificultad respiratoria, por ello muchos de los hospitales se ven rebasados en todas sus capacidades y deben ser reservados para la atención de los pacientes con sintomatología de franca a estado grave, por la razón antes mencionada se establecieron sedes alternas para el resguardo de pacientes potencialmente infectados llamados Centros Centinela, en donde se identifican factores de riesgo, sintomatología y se realiza la toma de muestra en caso de que así se determine.

Vimos entre otras cosas en la semana que pasó que hasta un diputado local hacía unas declaraciones tan absurdas, que no se puede dejar de sentir pena ajena por los personajes que postulan los partidos con tan pobre preparación, recordé también el té de canela y el problema es el mismo, el perfil del postulado y “el que lo hizo compadre”.

La pandemia no es un asunto de teología el cual se tenga (o no) que creer. Las enfermedades, cualesquiera que sean, son reales, y es un asunto social.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.


El activo más valioso de toda institución u organización, cualquiera que ésta sea, es el Recurso Humano, de modo que en el plan logístico se debe establecer para que el personal de salud, cuando se trate de una contingencia sanitaria, es el recurso más valioso y al que se tiene que proteger de primera instancia, incluso antes que a la población objetivo. En nuestro país lamentablemente vemos cómo son agredidos y cómo la sociedad es reacia a acatar recomendaciones ocasionando una movilidad social tal, que nos pega a todos.

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En Sonora, los mandatarios estatales y municipales ya se dieron cuenta de la pobre respuesta de la sociedad para acatar recomendaciones, por un lado se les dice y bombardea de información para que se cuiden y los riesgos que conlleva el coronavirus, y por otro vemos reuniones, y una movilidad social provocada por una irresponsabilidad que quizá todavía no se alcanza a comprender.

Recientemente a nivel federal se implementó un semáforo epidemiológico de cuatro colores que marca el comportamiento Covid-19 en los estados de la República ya que de acuerdo con los indicadores que lo rigen, en donde el principal es la ocupación hospitalaria, se puede determinar cuáles son las entidades que se suman a las “nuevas” normalidades.

El semáforo se basa en cuatro indicadores; ocupación hospitalaria, casos sospechosos registrados, tendencia de hospitalización y casos positivos. El subsecretario de Salud federal, mencionó en su conferencia vespertina que se le da 50% de peso al indicador de ocupación hospitalaria, es decir a mayor movilidad, mayor riesgo, mayor número de enfermos, mayor número de hospitalizados y decesos. No creo que sea muy difícil de entender, ¿Entonces?

A principios de semana, el mapa de la geografía nacional se encontraba en color rojo, para el viernes ya 16 estados se encontraban en color naranja que abrirá la posibilidad de realizar actividades no esenciales pero ¡ojo! Con las medidas que la nueva normalidad exige, como la distancia mayor a 1.5 metros, lavado de manos frecuente e higiene respiratoria como uso de cubrebocas y estornudos de etiqueta.

En la transición de color rojo a naranja se podrá establecer la reapertura de teatros, cines o museos con una ocupación no más del 25%, cuando el semáforo cambie a color amarillo se podrá contar con el 50% y cuando se encuentre en verde con el 100% de su ocupación, es decir, habrá espacio en los hospitales en caso de algún brote inesperado.

El semáforo indica solamente la capacidad de atención en una región determinada, si un Estado o región en amarillo o verde, de pronto se agrava, puede volver a color naranja o rojo, no significa que esto “ya se vaya acabar”, ya que mientras no exista una vacuna, no, no se va “acabar”.

Aún nos queda un camino largo por recorrer ya que Sonora no fue de los estados que no siguieron las normas y por el contrario nos encontramos en color se semáforo en rojo y quizá estemos viviendo el peor momento de la pandemia.

Una epidemia respiratoria como la que estamos viviendo, puede presentarse como una enfermedad leve, moderada o grave, con neumonía severa y síndrome de dificultad respiratoria, por ello muchos de los hospitales se ven rebasados en todas sus capacidades y deben ser reservados para la atención de los pacientes con sintomatología de franca a estado grave, por la razón antes mencionada se establecieron sedes alternas para el resguardo de pacientes potencialmente infectados llamados Centros Centinela, en donde se identifican factores de riesgo, sintomatología y se realiza la toma de muestra en caso de que así se determine.

Vimos entre otras cosas en la semana que pasó que hasta un diputado local hacía unas declaraciones tan absurdas, que no se puede dejar de sentir pena ajena por los personajes que postulan los partidos con tan pobre preparación, recordé también el té de canela y el problema es el mismo, el perfil del postulado y “el que lo hizo compadre”.

La pandemia no es un asunto de teología el cual se tenga (o no) que creer. Las enfermedades, cualesquiera que sean, son reales, y es un asunto social.

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.