/ martes 12 de enero de 2021

Salud y bienestar | La verdad, sobre lo absurdo

El conocimiento científico ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Durante miles de años el hombre se ha formulado preguntas, ha realizado experimentos y encontrado respuestas. Como cualquier hazaña que se emprenda en materia de saberes, la humanidad ha tropezado con los errores de la inexperiencia, y a su vez, se ha nutrido de tales errores para reformular los conocimientos adquiridos, o ¿no?.

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Pocas áreas del saber han tenido tanta atención en la historia como aquellas relacionadas con la salud y la existencia del propio ser humano. Sin embargo, en ocasiones la medicina se ha convertido en víctima y recurso para la aplicación de métodos inapropiados y sin fundamento científico.

Atendiendo a las circunstancias de cada época, la medicina ha sido el reflejo de la sociedad en que se desarrolla. Retomar el debate sobre los errores del pasado es probablemente el mejor provecho que se puede tomar de la historia, y mucho más, cuando los vestigios de tales acontecimientos acompañan a la humanidad aun en tiempos modernos, sembrando la ignorancia y atentando contra el desarrollo científico.

En la medicina existe una larga lista de prácticas, tendencias y filosofías consideradas pseudocientíficas. La homeopatía es una doctrina pseudocientífica creada en 1796 por Samuel Hahnemann que plantea que “lo similar cura lo similar”. Actualmente se comercializan preparados homeopáticos que contienen principios activos extremadamente diluidos.

La quiropraxia fue desarrollada a finales del siglo XIX por David Daniel Palmer y supone que la base de muchas enfermedades se encuentra en “subluxaciones vertebrales que bloquean el flujo de energía a través del cuerpo”. No arrojan evidencia de su efectividad para ningún otro trastorno. Por el contrario, su práctica frecuente en ambientes con baja percepción de riesgos ha traído consecuencias mortales para los usuarios, tales como daños neurológicos, vasculares e incluso la muerte, esto incluye los llamados: “sobadores”. Técnicas populares de la medicina tradicional china han sido sistemáticamente revisadas arrojando resultados inconsistentes, aunque la mayoría de las veces explicados por el efecto placebo. Similarmente ocurre con terapias sobre la base de la “energía” como el reiki, la terapia biomagnética, la magnetoterapia y el Feng Shui, por sólo citar algunos ejemplos.

Dentro de la lista de prácticas pseudomédicas también figuran el shiatsu, la reflexología, la medicina ayurvédica, el Chi-Kung, entre otras más. Otro punto de interés en tiempos modernos sobre la pseudociencia y su influencia en la medicina es el papel que desempeñan los medios de comunicación masiva, y de manera especial la Internet, en la difusión de tales prácticas.

En los últimos veinte años han circulado en las redes millones de anuncios y páginas web que promueven terapias y estilos de vida sin fundamento científico, poniendo en riesgo la vida de miles de personas que ignorantemente son presas de campañas propagandísticas y de mercado.

Las políticas sanitarias de muchos países tienen en distintos grados de consideración a la medicina alternativa, sin embargo, la comunidad científica casi en su totalidad desecha la posibilidad de que tales prácticas sustituyan la medicina basada en la evidencia. En todo caso, se atribuiría a la medicina alternativa un papel complementario dentro de la llamada medicina integrativa, cuya perspectiva holística considera, a la par de la atención sanitaria convencional, el enfoque biopsicosocial de la medicina.

Estudiar la relación entre la ciencia verídica y las prácticas sin fundamentos demostrables, es una línea de trabajo permanente para los profesionales de la salud.

Con el advenimiento de la época moderna y la revolución científico-técnica, la medicina adquirió estatus científico y por tanto queda divorciada de cualquier doctrina que pretenda lograr la curación de enfermedades y la preservación de la salud mediante métodos y técnicas inseguras, sombrías y dañinas.

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A lo largo de la historia, el papel del médico ha ido evolucionando hasta convertirse en investigador, buscador de la verdad y soldado de la ciencia, si su médico cree lo contrario…busque otro.

El conocimiento científico ha acompañado a la humanidad a lo largo de la historia. Durante miles de años el hombre se ha formulado preguntas, ha realizado experimentos y encontrado respuestas. Como cualquier hazaña que se emprenda en materia de saberes, la humanidad ha tropezado con los errores de la inexperiencia, y a su vez, se ha nutrido de tales errores para reformular los conocimientos adquiridos, o ¿no?.

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Pocas áreas del saber han tenido tanta atención en la historia como aquellas relacionadas con la salud y la existencia del propio ser humano. Sin embargo, en ocasiones la medicina se ha convertido en víctima y recurso para la aplicación de métodos inapropiados y sin fundamento científico.

Atendiendo a las circunstancias de cada época, la medicina ha sido el reflejo de la sociedad en que se desarrolla. Retomar el debate sobre los errores del pasado es probablemente el mejor provecho que se puede tomar de la historia, y mucho más, cuando los vestigios de tales acontecimientos acompañan a la humanidad aun en tiempos modernos, sembrando la ignorancia y atentando contra el desarrollo científico.

En la medicina existe una larga lista de prácticas, tendencias y filosofías consideradas pseudocientíficas. La homeopatía es una doctrina pseudocientífica creada en 1796 por Samuel Hahnemann que plantea que “lo similar cura lo similar”. Actualmente se comercializan preparados homeopáticos que contienen principios activos extremadamente diluidos.

La quiropraxia fue desarrollada a finales del siglo XIX por David Daniel Palmer y supone que la base de muchas enfermedades se encuentra en “subluxaciones vertebrales que bloquean el flujo de energía a través del cuerpo”. No arrojan evidencia de su efectividad para ningún otro trastorno. Por el contrario, su práctica frecuente en ambientes con baja percepción de riesgos ha traído consecuencias mortales para los usuarios, tales como daños neurológicos, vasculares e incluso la muerte, esto incluye los llamados: “sobadores”. Técnicas populares de la medicina tradicional china han sido sistemáticamente revisadas arrojando resultados inconsistentes, aunque la mayoría de las veces explicados por el efecto placebo. Similarmente ocurre con terapias sobre la base de la “energía” como el reiki, la terapia biomagnética, la magnetoterapia y el Feng Shui, por sólo citar algunos ejemplos.

Dentro de la lista de prácticas pseudomédicas también figuran el shiatsu, la reflexología, la medicina ayurvédica, el Chi-Kung, entre otras más. Otro punto de interés en tiempos modernos sobre la pseudociencia y su influencia en la medicina es el papel que desempeñan los medios de comunicación masiva, y de manera especial la Internet, en la difusión de tales prácticas.

En los últimos veinte años han circulado en las redes millones de anuncios y páginas web que promueven terapias y estilos de vida sin fundamento científico, poniendo en riesgo la vida de miles de personas que ignorantemente son presas de campañas propagandísticas y de mercado.

Las políticas sanitarias de muchos países tienen en distintos grados de consideración a la medicina alternativa, sin embargo, la comunidad científica casi en su totalidad desecha la posibilidad de que tales prácticas sustituyan la medicina basada en la evidencia. En todo caso, se atribuiría a la medicina alternativa un papel complementario dentro de la llamada medicina integrativa, cuya perspectiva holística considera, a la par de la atención sanitaria convencional, el enfoque biopsicosocial de la medicina.

Estudiar la relación entre la ciencia verídica y las prácticas sin fundamentos demostrables, es una línea de trabajo permanente para los profesionales de la salud.

Con el advenimiento de la época moderna y la revolución científico-técnica, la medicina adquirió estatus científico y por tanto queda divorciada de cualquier doctrina que pretenda lograr la curación de enfermedades y la preservación de la salud mediante métodos y técnicas inseguras, sombrías y dañinas.

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