/ martes 26 de julio de 2022

Salud y bienestar | Otra vez la inseguridad…

Antes, en las comunidades se respetaba a los médicos, a los sacerdotes y a los maestros. Ahora todos corren riesgo. El asesinato del médico, en El Salto, Durango, revivió la petición de cancelar el servicio social. Pronto otros estados por situaciones similares se manifestaron también en contra del servicio social de medicina, sobre todo en área de mayor riesgo.

La petición de varios médicos que manifestaron su rechazo a esta práctica ya bastante arcaica, fue rechazada porque el sistema de salud se resquebrajaría sin su apoyo. Lo más que ofreció el secretario de Salud fue evitar que se les envíe a zonas de riesgo. La falta de seguridad sin duda es un punto por el cual los estudiantes de medicina no quieran acudir a las zonas más remotas para realizar su servicio social. Y es que el servicio social es un pilar fundamental para el sistema de salud mexicano sobre todo para los que son Plaza tipo C; es decir, vivir las 24 horas en el centro de salud.

Los jóvenes egresados de las escuelas de medicina expresan que se niegan ir a ciertas regiones, no por falta de conciencia por la causa de los pobres, sino por la violencia y la falta de seguridad. La mala fortuna les dio la razón.

La semana pasada fue asesinada una doctora en la Tarahumara y un pasante que hacía su servicio social en la sierra de Durango. La primera deja huérfana a una niña de cinco años, el segundo estaba por concluir su servicio social en 15 días.

Los casos no son aislados. En Sonora una pasante de medicina el año pasado fue retirada de su comunidad por ser asaltada y golpeada por unos desconocidos que ingresaron por la noche y a la fuerza donde se encontraba la doctora. Por suerte no pasó a mayores.

En Chihuahua hubo protestas de las asociaciones de médicos que hicieron eco hasta Sinaloa ya que la doctora asesinada en dicho Estado, era de Guasave. El caso del médico de Durango, las consecuencias son más directas. Los reclamos de estudiantes y médicos fueron más enérgicos, marchas y mítines. Los rectores de las universidades Autónoma de Durango y de la Universidad Juárez del Estado de Durango, anunciaron el retiro de sus médicos pasantes de sitios que no cumplan con la Norma Oficial de servicio social, sobre todo, en zonas de riesgo.

La consecuencia, muchas comunidades aisladas carecerán de médico de primer nivel. Durante esa misma semana, estados como Guerrero, Oaxaca, y CDMX contaron con una nutrida asistencia a las manifestaciones y tomaron vialidades de mayor circulación.

En Oaxaca la asociación estudiantil leyó sus peticiones a la Secretaría de Salud sin embargo no (quisieron) fueron escuchados. En CDMX el caso de una anestesióloga, residente del Hospital La Raza, fue detenida injustamente por llevar en sus pertenencias un medicamento “controlado” que precisamente este tipo de especialidad, es la que hace uso del mismo y que por costumbre, este grupo de especialistas siempre cuentan con uno a la mano, para subsanar precisamente las carencias del sistema de salud en hospitales determinados. Otros medicamentos con los que contaba eran analgesia, y medicamentos de uso común en un hospital y en un quirófano por supuesto.

Muchos conflictos se han suscitado los últimos meses en relación al tema médico, desde los médicos cubanos y el desplante a los médicos mexicanos, la oferta de plazas “temporales” en zonas remotas y el conflicto con los médicos pasantes del servicio social.

Algunos estados habían estado ya modificando su operatividad como Sonora quien lo hacía de manera rotativa por cuatro meses en alguna comunidad rural, un hospital de segundo nivel y finalizan en algún centro de salud urbano. La selección de plazas era de la misma manera sólo cambiaba su ubicación. Esto se suspendió cuando llegó la pandemia y se regresó al viejo modelo.

¿Es tiempo de cambiar el Servicio Social? ¿Es viable? Pienso que sí. ¿La inseguridad se va acabar? Por el contrario vemos que cada día nos azota más esta terrible “enfermedad” social y esto, no excluye ninguna profesión.

Antes, en las comunidades se respetaba a los médicos, a los sacerdotes y a los maestros. Ahora todos corren riesgo. El asesinato del médico, en El Salto, Durango, revivió la petición de cancelar el servicio social. Pronto otros estados por situaciones similares se manifestaron también en contra del servicio social de medicina, sobre todo en área de mayor riesgo.

La petición de varios médicos que manifestaron su rechazo a esta práctica ya bastante arcaica, fue rechazada porque el sistema de salud se resquebrajaría sin su apoyo. Lo más que ofreció el secretario de Salud fue evitar que se les envíe a zonas de riesgo. La falta de seguridad sin duda es un punto por el cual los estudiantes de medicina no quieran acudir a las zonas más remotas para realizar su servicio social. Y es que el servicio social es un pilar fundamental para el sistema de salud mexicano sobre todo para los que son Plaza tipo C; es decir, vivir las 24 horas en el centro de salud.

Los jóvenes egresados de las escuelas de medicina expresan que se niegan ir a ciertas regiones, no por falta de conciencia por la causa de los pobres, sino por la violencia y la falta de seguridad. La mala fortuna les dio la razón.

La semana pasada fue asesinada una doctora en la Tarahumara y un pasante que hacía su servicio social en la sierra de Durango. La primera deja huérfana a una niña de cinco años, el segundo estaba por concluir su servicio social en 15 días.

Los casos no son aislados. En Sonora una pasante de medicina el año pasado fue retirada de su comunidad por ser asaltada y golpeada por unos desconocidos que ingresaron por la noche y a la fuerza donde se encontraba la doctora. Por suerte no pasó a mayores.

En Chihuahua hubo protestas de las asociaciones de médicos que hicieron eco hasta Sinaloa ya que la doctora asesinada en dicho Estado, era de Guasave. El caso del médico de Durango, las consecuencias son más directas. Los reclamos de estudiantes y médicos fueron más enérgicos, marchas y mítines. Los rectores de las universidades Autónoma de Durango y de la Universidad Juárez del Estado de Durango, anunciaron el retiro de sus médicos pasantes de sitios que no cumplan con la Norma Oficial de servicio social, sobre todo, en zonas de riesgo.

La consecuencia, muchas comunidades aisladas carecerán de médico de primer nivel. Durante esa misma semana, estados como Guerrero, Oaxaca, y CDMX contaron con una nutrida asistencia a las manifestaciones y tomaron vialidades de mayor circulación.

En Oaxaca la asociación estudiantil leyó sus peticiones a la Secretaría de Salud sin embargo no (quisieron) fueron escuchados. En CDMX el caso de una anestesióloga, residente del Hospital La Raza, fue detenida injustamente por llevar en sus pertenencias un medicamento “controlado” que precisamente este tipo de especialidad, es la que hace uso del mismo y que por costumbre, este grupo de especialistas siempre cuentan con uno a la mano, para subsanar precisamente las carencias del sistema de salud en hospitales determinados. Otros medicamentos con los que contaba eran analgesia, y medicamentos de uso común en un hospital y en un quirófano por supuesto.

Muchos conflictos se han suscitado los últimos meses en relación al tema médico, desde los médicos cubanos y el desplante a los médicos mexicanos, la oferta de plazas “temporales” en zonas remotas y el conflicto con los médicos pasantes del servicio social.

Algunos estados habían estado ya modificando su operatividad como Sonora quien lo hacía de manera rotativa por cuatro meses en alguna comunidad rural, un hospital de segundo nivel y finalizan en algún centro de salud urbano. La selección de plazas era de la misma manera sólo cambiaba su ubicación. Esto se suspendió cuando llegó la pandemia y se regresó al viejo modelo.

¿Es tiempo de cambiar el Servicio Social? ¿Es viable? Pienso que sí. ¿La inseguridad se va acabar? Por el contrario vemos que cada día nos azota más esta terrible “enfermedad” social y esto, no excluye ninguna profesión.