/ martes 19 de julio de 2022

Salud y bienestar | Prevención de accidentes

Una vez más nos encontramos en esa época del año que los estudiantes tanto esperan: las vacaciones. Aparentemente todo marcha sobre ruedas cuando de vacaciones se trata. Verano, descanso y algún viaje planeado podría estar esperando a las familias, pero es aquí donde el tema de salud cobra relevancia con las lesiones no intencionales y/o accidentes.

Las lesiones no intencionales o accidentales son un problema de salud pública importante en todo el mundo y México no es la excepción. Estimaciones recientes de la carga de la enfermedad demuestran que, por esta causa, se pierde un número inaceptablemente alto de años de vida saludable, ya sea por muerte prematura o por discapacidad.

Según cifras oficiales, de 2010 a 2019 murieron en promedio 36 mil 361 personas por accidentes en México y, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19, un total de 5.6 millones de personas sufren de al menos una lesión no intencional al año, 22% de ellas con consecuencias permanentes.

La nueva agenda de desarrollo sostenible promovida por Naciones Unidas, a la que México se adhirió, incluyó metas relacionadas con la prevención de accidentes.

Las lesiones no intencionadas afectan desproporcionadamente a distintos grupos de población, tales como menores de cinco años, personas adultas mayores, personas que viven con discapacidad o que tienen algún grado de rezago social. Estos grupos son considerados vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de estar expuestos a riesgos específicos de lesiones no intencionadas y no cuentan con los recursos necesarios para enfrentar esta exposición, por ello, son personas que sufren consecuencias más severas.

Se sabe que es en el hogar, lugar en el que paradójicamente se debería estar más seguro, en donde las lesiones no intencionadas ocurren con mayor frecuencia.

Un estudio pionero identificó factores de riesgo en hogares de usuarios de servicios de urgencias. Cuando las y los niños juegan fuera de casa (p. ej., en el techo o patio), si la madre no está a su cargo o si la persona responsable de cuidarles tiene más de 40 años, el riesgo de que sufran un accidente es mayor.

Otros riesgos de estructura o distribución de la vivienda, disponibilidad de dispositivos de seguridad y organización de miembros del hogar han sido documentados a nivel internacional y, para tipos específicos de lesiones, a nivel nacional.

Recientemente la Secretaría de Salud, a través del Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Stconapra), impulsó acciones específicas para prevenir cinco de las principales causas como parte del “Programa de Acción Específico: Prevención de Accidentes en Grupos Vulnerables”. Una estrategia fue la inspección de seguridad en espacios (p. ej., hogares, guarderías) en donde se desenvuelve la población vulnerable (p. ej., infantil, adultos mayores). Existe evidencia de la efectividad de estas intervenciones para mejorar el conocimiento, reducir la exposición a riesgos y disminuir los daños a la salud asociados.

El elevado número de riesgos observados en los hogares muestra la importancia de trabajar en materia de educación y promoción de la salud. La prevalencia de accidentes es mayor a la documentada para población general y a la que vive en localidades con menos de 100 mil habitantes.

También se documentó que tener una discapacidad incrementa el riesgo de sufrir lesiones. Esto es relevante si se considera que, de acuerdo con un estudio previo, la mayor parte de los países carecen de políticas nacionales sobre intervenciones clave para prevenir accidentes en población infantil. Impulsar estas políticas nacionales supone fortalecer con presupuesto y personal al área responsable. ¿Tendremos algunas políticas de este tipo en Sonora?

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.


Una vez más nos encontramos en esa época del año que los estudiantes tanto esperan: las vacaciones. Aparentemente todo marcha sobre ruedas cuando de vacaciones se trata. Verano, descanso y algún viaje planeado podría estar esperando a las familias, pero es aquí donde el tema de salud cobra relevancia con las lesiones no intencionales y/o accidentes.

Las lesiones no intencionales o accidentales son un problema de salud pública importante en todo el mundo y México no es la excepción. Estimaciones recientes de la carga de la enfermedad demuestran que, por esta causa, se pierde un número inaceptablemente alto de años de vida saludable, ya sea por muerte prematura o por discapacidad.

Según cifras oficiales, de 2010 a 2019 murieron en promedio 36 mil 361 personas por accidentes en México y, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018-19, un total de 5.6 millones de personas sufren de al menos una lesión no intencional al año, 22% de ellas con consecuencias permanentes.

La nueva agenda de desarrollo sostenible promovida por Naciones Unidas, a la que México se adhirió, incluyó metas relacionadas con la prevención de accidentes.

Las lesiones no intencionadas afectan desproporcionadamente a distintos grupos de población, tales como menores de cinco años, personas adultas mayores, personas que viven con discapacidad o que tienen algún grado de rezago social. Estos grupos son considerados vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de estar expuestos a riesgos específicos de lesiones no intencionadas y no cuentan con los recursos necesarios para enfrentar esta exposición, por ello, son personas que sufren consecuencias más severas.

Se sabe que es en el hogar, lugar en el que paradójicamente se debería estar más seguro, en donde las lesiones no intencionadas ocurren con mayor frecuencia.

Un estudio pionero identificó factores de riesgo en hogares de usuarios de servicios de urgencias. Cuando las y los niños juegan fuera de casa (p. ej., en el techo o patio), si la madre no está a su cargo o si la persona responsable de cuidarles tiene más de 40 años, el riesgo de que sufran un accidente es mayor.

Otros riesgos de estructura o distribución de la vivienda, disponibilidad de dispositivos de seguridad y organización de miembros del hogar han sido documentados a nivel internacional y, para tipos específicos de lesiones, a nivel nacional.

Recientemente la Secretaría de Salud, a través del Secretariado Técnico del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Stconapra), impulsó acciones específicas para prevenir cinco de las principales causas como parte del “Programa de Acción Específico: Prevención de Accidentes en Grupos Vulnerables”. Una estrategia fue la inspección de seguridad en espacios (p. ej., hogares, guarderías) en donde se desenvuelve la población vulnerable (p. ej., infantil, adultos mayores). Existe evidencia de la efectividad de estas intervenciones para mejorar el conocimiento, reducir la exposición a riesgos y disminuir los daños a la salud asociados.

El elevado número de riesgos observados en los hogares muestra la importancia de trabajar en materia de educación y promoción de la salud. La prevalencia de accidentes es mayor a la documentada para población general y a la que vive en localidades con menos de 100 mil habitantes.

También se documentó que tener una discapacidad incrementa el riesgo de sufrir lesiones. Esto es relevante si se considera que, de acuerdo con un estudio previo, la mayor parte de los países carecen de políticas nacionales sobre intervenciones clave para prevenir accidentes en población infantil. Impulsar estas políticas nacionales supone fortalecer con presupuesto y personal al área responsable. ¿Tendremos algunas políticas de este tipo en Sonora?

Dr. César Álvarez Pacheco

cesar_ap@hotmail.com

@cesar_alvarezp

Huatabampo, Sonora.