/ lunes 20 de enero de 2020

Sin medias tintas | Cambios que asustan

Mientras en México nos desvivimos por imaginar qué hacer con un avión, la gente muere en los hospitales por la falta de medicinas o porque les negaron la atención médica.

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Al terminar con el Seguro Popular so pretexto de que “no era seguro ni era popular” y de que en él había corrupción, la cuarta transformación regresa con una nueva ocurrencia administrativa: El Insabi.

Los 64 mil millones de pesos que se usarán para operarlo —46 mil millones iniciales—, ni por asomo equivalen al 75% de las compras totales del Gobierno federal por adjudicación directa. Ni siquiera se trata de 120 millones de cachitos a 500 pesos cada uno. Son las ventajas de estar purificados.

Pero bueno, eso aquí eso no importa.

Hablamos de seres humanos, de personas, de mexicanos que sufren las consecuencias de la improvisación e incapacidad del Gobierno. ¿Cómo es posible tan poco respeto a la vida de esos 56 millones de mexicanos que no cuentan con seguridad social?

Aunque no existen reglas de operación, el titular del Insabi amenazó con levantarles procedimientos administrativos a los servidores públicos de los hospitales que cobren por medicamentos en el primero o segundo nivel de atención.

¿De qué se les acusará si no hay marco legal que sustente la acusación?

Sólo son ocurrencias, una repetición de las técnicas del titular el Ejecutivo.

Las buenas intenciones del Presidente se traducen en popularidad, eso nadie lo duda; pero el caos por la actuación de su gabinete y los problemas gratuitos que le han generado, seguramente terminarán por desgastarlo.

Urge una oposición responsable que ayude a encontrar el equilibrio en la gobernabilidad del país. No que le ate las manos a la Presidencia, sino que cuando menos le haga ver la necesidad de consensuar, o ya mínimamente planificar los cambios.

Los cambios sin planificación en el Sector Salud son para asustar a cualquiera.

El axioma de que todo estuvo mal hecho durante la era neoliberal, como insisten en machacar los defensores de la cuarta transformación, es un argumento propagandístico que choca con las selfies y los tuits desde iPhones, las compras en tiendas exclusivas o las vacaciones en países del primer mundo.

Así que mientras estamos ensimismados en decidir cómo le haremos para conservar el avión después de los dos años de mantenimiento gratuito que nos dará el Gobierno, también usemos un poco de tiempo para pensar en la forma como nos está conduciendo la cuarta transformación; pero particularmente hacia dónde nos lleva.

Sí, es un cambio de régimen; eso ya se dijo, pero ¿bajo qué esquema o bajo qué modelo económico? ¿Bajo uno donde a conveniencia se avanzará o reculará dependiendo de las circunstancias!

Porque hasta donde hemos visto, sólo han sido ocurrencias y fracasos que han costado vidas; pero parece que a nadie le importa… hasta que nos toque.

Mientras en México nos desvivimos por imaginar qué hacer con un avión, la gente muere en los hospitales por la falta de medicinas o porque les negaron la atención médica.

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Al terminar con el Seguro Popular so pretexto de que “no era seguro ni era popular” y de que en él había corrupción, la cuarta transformación regresa con una nueva ocurrencia administrativa: El Insabi.

Los 64 mil millones de pesos que se usarán para operarlo —46 mil millones iniciales—, ni por asomo equivalen al 75% de las compras totales del Gobierno federal por adjudicación directa. Ni siquiera se trata de 120 millones de cachitos a 500 pesos cada uno. Son las ventajas de estar purificados.

Pero bueno, eso aquí eso no importa.

Hablamos de seres humanos, de personas, de mexicanos que sufren las consecuencias de la improvisación e incapacidad del Gobierno. ¿Cómo es posible tan poco respeto a la vida de esos 56 millones de mexicanos que no cuentan con seguridad social?

Aunque no existen reglas de operación, el titular del Insabi amenazó con levantarles procedimientos administrativos a los servidores públicos de los hospitales que cobren por medicamentos en el primero o segundo nivel de atención.

¿De qué se les acusará si no hay marco legal que sustente la acusación?

Sólo son ocurrencias, una repetición de las técnicas del titular el Ejecutivo.

Las buenas intenciones del Presidente se traducen en popularidad, eso nadie lo duda; pero el caos por la actuación de su gabinete y los problemas gratuitos que le han generado, seguramente terminarán por desgastarlo.

Urge una oposición responsable que ayude a encontrar el equilibrio en la gobernabilidad del país. No que le ate las manos a la Presidencia, sino que cuando menos le haga ver la necesidad de consensuar, o ya mínimamente planificar los cambios.

Los cambios sin planificación en el Sector Salud son para asustar a cualquiera.

El axioma de que todo estuvo mal hecho durante la era neoliberal, como insisten en machacar los defensores de la cuarta transformación, es un argumento propagandístico que choca con las selfies y los tuits desde iPhones, las compras en tiendas exclusivas o las vacaciones en países del primer mundo.

Así que mientras estamos ensimismados en decidir cómo le haremos para conservar el avión después de los dos años de mantenimiento gratuito que nos dará el Gobierno, también usemos un poco de tiempo para pensar en la forma como nos está conduciendo la cuarta transformación; pero particularmente hacia dónde nos lleva.

Sí, es un cambio de régimen; eso ya se dijo, pero ¿bajo qué esquema o bajo qué modelo económico? ¿Bajo uno donde a conveniencia se avanzará o reculará dependiendo de las circunstancias!

Porque hasta donde hemos visto, sólo han sido ocurrencias y fracasos que han costado vidas; pero parece que a nadie le importa… hasta que nos toque.