/ lunes 22 de julio de 2019

Sin medias tintas | El Hermosillo de hoy

Muchos de nosotros quisiéramos vivir en un Hermosillo diferente. Nos gustaría que cuando circulamos por las calles de nuestros vehículos nos topáramos con más cortesías que baches, o cuando vamos a pasear a las plazas fueran más comunes los saludos y las sonrisas que la basura tirada en la calle.

Por supuesto, muchos desearíamos no ver indigentes en las avenidas, ni verlos empujar carros de supermercados llenos de cartón o de metales. También quisiéramos salir a caminar por las calles sin problemas, sintiéndonos seguros.

Pero la ciudad en la que vivimos es completa y totalmente diferente a la que deseamos. Lo más común es ver basura tirada en la calle y arroyos, ver puestos ambulantes donde no debería de haber, usos de suelo no autorizados, viviendas abandonadas por sus dueños ante la inseguridad, entre otros problemas.

¿Será acaso que hemos tenido malos gobiernos, o será que Hermosillo ha tenido malos ciudadanos? ¿O serán ambas cosas?

Sé que muchos de nosotros pensamos en que la culpa no es nuestra. De hecho, lo más fácil siempre será responsabilizar a alguien más. Es muy difícil asumir o a aceptar una responsabilidad en este asunto.

Y esto ocurre por ambas partes, porque si usted le pregunta a un ex presidente municipal de Hermosillo, lo más seguro es que divagará en la respuesta y terminará por no aceptar error alguno. Es más, mencionará a las administraciones anteriores o a las fuerzas políticas durante su gobierno, como los responsables de que no se pudiera avanzar en el desarrollo de la ciudad.

¿Cuándo entonces tendremos un Hermosillo diferente?

La respuesta, aunque parece difícil, no lo es. De hecho, es más sencilla de lo que parece. No hay que buscar mucho, porque nosotros somos la respuesta. Sí, usted y yo, como ciudadanos hermosillenses.

Como moradores de una ciudad pujante, nuestra responsabilidad es cuidarla; pero hacerlo de verdad, sin doble cara. Sin ser el ciudadano que critica fuertemente el servicio de recolección de basura y al mismo tiempo no deshacernos de ella de forma apropiada. Sin ser el ciudadano que protesta ante la inseguridad y al mismo tiempo no denunciar los delitos.

La última encuesta de percepción ciudadana de la seguridad publicada por el Inegi, nos dice que el 75% de los hermosillenses vivimos intranquilos. Es decir, 75 de cada 100 ciudadanos se sienten inseguros en esta ciudad. Esto representa 12.5% más en la percepción de hace tres meses. ¿Qué está sucediendo?

La verdad es que los delitos en Hermosillo se han incrementado, y esto debería preocuparnos, porque la seguridad es reflejo del Estado de Derecho, donde las leyes se cumplen, y a su vez permite la atracción de la inversión, el turismo y genera mejores condiciones para vivir.

Lamentablemente, no sólo es Hermosillo, también debemos incluir Guaymas, Empalme y Ciudad Obregón. Todos comparten el mismo partido político que los gobierna, mas no así los mismos ciudadanos; pero todos somos sonorenses y alguien debe entrarle en serio a este problema.

Hasta donde yo tengo entendido, la cuarta transformación no tenía por qué venir acompañada de la violencia.

Muchos de nosotros quisiéramos vivir en un Hermosillo diferente. Nos gustaría que cuando circulamos por las calles de nuestros vehículos nos topáramos con más cortesías que baches, o cuando vamos a pasear a las plazas fueran más comunes los saludos y las sonrisas que la basura tirada en la calle.

Por supuesto, muchos desearíamos no ver indigentes en las avenidas, ni verlos empujar carros de supermercados llenos de cartón o de metales. También quisiéramos salir a caminar por las calles sin problemas, sintiéndonos seguros.

Pero la ciudad en la que vivimos es completa y totalmente diferente a la que deseamos. Lo más común es ver basura tirada en la calle y arroyos, ver puestos ambulantes donde no debería de haber, usos de suelo no autorizados, viviendas abandonadas por sus dueños ante la inseguridad, entre otros problemas.

¿Será acaso que hemos tenido malos gobiernos, o será que Hermosillo ha tenido malos ciudadanos? ¿O serán ambas cosas?

Sé que muchos de nosotros pensamos en que la culpa no es nuestra. De hecho, lo más fácil siempre será responsabilizar a alguien más. Es muy difícil asumir o a aceptar una responsabilidad en este asunto.

Y esto ocurre por ambas partes, porque si usted le pregunta a un ex presidente municipal de Hermosillo, lo más seguro es que divagará en la respuesta y terminará por no aceptar error alguno. Es más, mencionará a las administraciones anteriores o a las fuerzas políticas durante su gobierno, como los responsables de que no se pudiera avanzar en el desarrollo de la ciudad.

¿Cuándo entonces tendremos un Hermosillo diferente?

La respuesta, aunque parece difícil, no lo es. De hecho, es más sencilla de lo que parece. No hay que buscar mucho, porque nosotros somos la respuesta. Sí, usted y yo, como ciudadanos hermosillenses.

Como moradores de una ciudad pujante, nuestra responsabilidad es cuidarla; pero hacerlo de verdad, sin doble cara. Sin ser el ciudadano que critica fuertemente el servicio de recolección de basura y al mismo tiempo no deshacernos de ella de forma apropiada. Sin ser el ciudadano que protesta ante la inseguridad y al mismo tiempo no denunciar los delitos.

La última encuesta de percepción ciudadana de la seguridad publicada por el Inegi, nos dice que el 75% de los hermosillenses vivimos intranquilos. Es decir, 75 de cada 100 ciudadanos se sienten inseguros en esta ciudad. Esto representa 12.5% más en la percepción de hace tres meses. ¿Qué está sucediendo?

La verdad es que los delitos en Hermosillo se han incrementado, y esto debería preocuparnos, porque la seguridad es reflejo del Estado de Derecho, donde las leyes se cumplen, y a su vez permite la atracción de la inversión, el turismo y genera mejores condiciones para vivir.

Lamentablemente, no sólo es Hermosillo, también debemos incluir Guaymas, Empalme y Ciudad Obregón. Todos comparten el mismo partido político que los gobierna, mas no así los mismos ciudadanos; pero todos somos sonorenses y alguien debe entrarle en serio a este problema.

Hasta donde yo tengo entendido, la cuarta transformación no tenía por qué venir acompañada de la violencia.