/ lunes 2 de septiembre de 2019

Sin medias tintas | El “Tercer Informe” de Gobierno

Espero, así como la mayoría de los mexicanos, que lo expresado en este “tercer informe” del presidente López Obrador no sea lo mismo que escucharemos dentro de dos años más, o que pretenda ser como la saga de la Guerra de las Galaxias, que comenzó con el episodio tres porque no existían las condiciones para hacerla desde el primero.

Como mexicanos, es nuestra obligación conocer de primera mano qué ha hecho nuestro gobierno durante los primeros 365 días al frente del Gobierno. Y es obligación porque al final se trata supuestamente de nuestros impuestos traducidos en acciones, para llevar bienestar a todos los mexicanos.

Durante el mensaje que dirigió el Presidente hay algunas imprecisiones y reconocimientos. Por ejemplo, a cuestiones de Seguridad Pública, el más preocupante de los problemas de los mexicanos, sólo le dedicó una única frase de siete palabras, y reconoció que no se han obtenido los resultados esperados. Así nomás… Porque no hay más, supongo.

Es conocido por todos que no han funcionado las estrategias de seguridad implementadas por la 4T en México. Quizá debamos darle el beneficio de la duda, puesto que van comenzando. El detalle es que no se debe presumir, como lo dice el Presidente, que se ha alcanzado la pacificación del país.

La violencia no sólo no se ha detenido sino que se incrementó exponencialmente desde la llegada del nuevo régimen. Ahí están las cifras de muertos para probar la hipótesis.

Entonces, algo no se está haciendo bien. Quizá no están funcionando los llamados del Presidente a las madres de familia para incrementar los chanclazos. Quizá el Ejército, esa institución del pueblo para cuidar al pueblo, está igualmente feliz, feliz, feliz, y no hace su trabajo correctamente.

Dudo mucho que haya alguien que le entienda complemente al tema de la seguridad en México como para deshilvanarlo. El detalle estriba en que sí hay 126 millones de mexicanos expuestos a la inseguridad, y a todas horas. Los medios de comunicación nos despiertan cada mañana con más muertos. Algo se debe hacer.

Durante el informe tampoco trató con detalle temas torales como el pobrísimo crecimiento económico y las negras expectativas para el cierre del año; el costo a los mexicanos de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; la cancelación de programas sociales y el Seguro Popular; la reducción de los apoyos a cultura y deporte; etcétera.

Lo que sí recalcó es lo innecesario de lo cuantitativo —como medir el crecimiento económico— porque es una práctica tecnócrata y lo verdaderamente importante es que el Gobierno le permita a los mexicanos alcanzar la felicidad a través de la distribución equitativa del ingreso. El detalle es ¿cuál ingreso, si en el país no hay generación de riqueza? ¿Se lo quitarán a los ricos, o cómo está la cosa? Y si no medimos, ¿cómo sabremos que funciona lo que hacemos?

Preocupa, en serio, el camino del México moderno en materia de gobernanza, y ya hay varios ejemplos en otros países —Argentina— en donde las decisiones económicas sin sustentabilidad sí los está orientando al despeñadero.

Como sociedad, hoy más que nunca debemos informarnos con precisión y veracidad de lo que sucede en nuestro país, para de esa manera estar preparados de las acciones a tomar en el futuro. No caigamos en la fe ciega, porque eso no conduce a ninguna parte. Todavía estamos a tiempo.

Espero, así como la mayoría de los mexicanos, que lo expresado en este “tercer informe” del presidente López Obrador no sea lo mismo que escucharemos dentro de dos años más, o que pretenda ser como la saga de la Guerra de las Galaxias, que comenzó con el episodio tres porque no existían las condiciones para hacerla desde el primero.

Como mexicanos, es nuestra obligación conocer de primera mano qué ha hecho nuestro gobierno durante los primeros 365 días al frente del Gobierno. Y es obligación porque al final se trata supuestamente de nuestros impuestos traducidos en acciones, para llevar bienestar a todos los mexicanos.

Durante el mensaje que dirigió el Presidente hay algunas imprecisiones y reconocimientos. Por ejemplo, a cuestiones de Seguridad Pública, el más preocupante de los problemas de los mexicanos, sólo le dedicó una única frase de siete palabras, y reconoció que no se han obtenido los resultados esperados. Así nomás… Porque no hay más, supongo.

Es conocido por todos que no han funcionado las estrategias de seguridad implementadas por la 4T en México. Quizá debamos darle el beneficio de la duda, puesto que van comenzando. El detalle es que no se debe presumir, como lo dice el Presidente, que se ha alcanzado la pacificación del país.

La violencia no sólo no se ha detenido sino que se incrementó exponencialmente desde la llegada del nuevo régimen. Ahí están las cifras de muertos para probar la hipótesis.

Entonces, algo no se está haciendo bien. Quizá no están funcionando los llamados del Presidente a las madres de familia para incrementar los chanclazos. Quizá el Ejército, esa institución del pueblo para cuidar al pueblo, está igualmente feliz, feliz, feliz, y no hace su trabajo correctamente.

Dudo mucho que haya alguien que le entienda complemente al tema de la seguridad en México como para deshilvanarlo. El detalle estriba en que sí hay 126 millones de mexicanos expuestos a la inseguridad, y a todas horas. Los medios de comunicación nos despiertan cada mañana con más muertos. Algo se debe hacer.

Durante el informe tampoco trató con detalle temas torales como el pobrísimo crecimiento económico y las negras expectativas para el cierre del año; el costo a los mexicanos de la cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; la cancelación de programas sociales y el Seguro Popular; la reducción de los apoyos a cultura y deporte; etcétera.

Lo que sí recalcó es lo innecesario de lo cuantitativo —como medir el crecimiento económico— porque es una práctica tecnócrata y lo verdaderamente importante es que el Gobierno le permita a los mexicanos alcanzar la felicidad a través de la distribución equitativa del ingreso. El detalle es ¿cuál ingreso, si en el país no hay generación de riqueza? ¿Se lo quitarán a los ricos, o cómo está la cosa? Y si no medimos, ¿cómo sabremos que funciona lo que hacemos?

Preocupa, en serio, el camino del México moderno en materia de gobernanza, y ya hay varios ejemplos en otros países —Argentina— en donde las decisiones económicas sin sustentabilidad sí los está orientando al despeñadero.

Como sociedad, hoy más que nunca debemos informarnos con precisión y veracidad de lo que sucede en nuestro país, para de esa manera estar preparados de las acciones a tomar en el futuro. No caigamos en la fe ciega, porque eso no conduce a ninguna parte. Todavía estamos a tiempo.